VI. Recover

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Nota de la Autora: Básicamente quería agradecerles cada uno de sus comentarios, cada voto y cada lectura. Son lo máximo... Así que sin más preámbulo, los dejo con el capítulo ♡

***

– ¿Y? ¿Qué es lo que vas a querer?– escuché que me preguntaba Niall una vez que nos encontrábamos enfrente a la chica que esperaba por que diéramos a conocer nuestro pedido; la pequeña placa metálica que tenía colgada a su delantal verde rezaba el nombre "Nelly". Nerviosa, alcé la vista para encontrarme con una amplia lista de productos que ofrecía el local a sus montones de clientes, fue en ese minuto que sentí que toda mi fuerza de voluntad fallaría. Finalmente, opté por lo que imaginé que tendría la menor cantidad de calorías: un té helado. Exacto, un té helado sería suficiente como para engañar a mi hambriento estómago durante al menos un rato. Iced Shaken Lemon Tea, y para Nialler un Frapuccino de dulce de leche, que con todo ese montón de crema encima y esa salsa de caramelo amenazaba con ser la más deliciosa bomba calórica.

Así era que sentía como poco a poco me derretía en mi interior, como estaba siendo tentada por el mismísimo diablo en ese lugar, por lo que aferrarme a mi dieta parecía ser una suerte de misión imposible. Mierda, exactamente era por esa clase de cosas que siempre solía pasar de largo y acelerar el paso cuando me encontraba con sitios como aquel, ya que no era ninguna fanática de las cafeterías, pastelerías o restaurantes de comida rápida. Y es que cada vez que ingresaba a ellos, terminaba debatiendo contra mí misma en mi interior, era algo así como: lo que quería vs. lo que debía hacer. Oh, y por supuesto que Starbucks estaba incluido en esta lista, junto con sus deliciosos brownies, muffins, sándwiches y dulces. Todo era demasiado, inclusive ese jodido aroma que invadía mis fosas nasales en cuanto ingresaba a la maldita tienda. Ese aroma a café me impulsaba a querer comprarme todo en el menú para mí sola, y esos impulsos parecieron verse aún más acrecentados cuando Horan se compró ese endemoniado trozo de torta de tres leches que parecía estar gritando mi nombre.

– ¿Segura de que no quieres nada más?– Me preguntó nuevamente, ya casi por quinta vez, cuando tomábamos asiento en una de las mesas más apartadas de la cafetería. Mi boca se abrió para decir un "sí, sí quiero", más de ella no salió sonido alguno, por lo que me limité a negar con la cabeza, carraspeando en búsqueda de mi desaparecida voz.

– No, Niall, muchas gracias...- Decliné.– Es solo que acabo de almorzar.– Agregué, tratando de dedicarle mi más auténtica sonrisa con tal de que se olvidara de todo el asunto. No estaba segura de poder volver a negarme si me preguntaba una vez más.

– Oh, lo entiendo... ¿Y qué fue lo que almorzaste?– Me preguntó con extremada dulzura, haciéndome sentir que durante un breve instante estaba siendo un tanto invadida,amenazada. ¿Qué demonios era todo eso?, ¿Un interrogatorio?, ¿Qué le importaba a él lo que hubiese comido o no? "Oh no", pensé. ¡Que idiota era! Obviamente no se trataba de un interrogatorio, sus palabras estaban repletas de un tono amistoso y amable, como si únicamente estuviese intentando buscarle un hilo a la conversación; nada más yo era la paranoica que creía que cada vez que me hablaban de comida, era porque estaban tratando de controlarme o retenerme como hacían mis padres. No pude evitar sentirme mal ante mis propios pensamientos, especialmente al descubrir que Niall no tenía idea de lo que estaba sucediendo, de modo que no tenía siquiera la oportunidad de tener razones para estar pendiente de mi alimentación. No había motivos para ponerme tan a la defensiva.

– Eh...- "Oh por Dios, Alyssa, piensa algo rápido" me decía, desesperadamente, en mi mente, al descubrir que ya llevaba una buena cantidad de segundos sin hablar. Pero, y es que... ¿Qué iba a decir?, ¿Con que nueva mentira iba a salir para esta ocasión?, ¿Y por qué diablos no se me ocurría nada? Era una pregunta sencilla, se suponía que no tenía que tardarme tanto en responderla.– Comida china, la trajo mi novio.– Respondí, mecánicamente. Mi voz había llegado a sonar como si hubiese sido programada, sin embargo –y muy para mi suerte–, eso pasó totalmente desapercibido frente a los inocentes oídos del rubio. Él nada más desvió la mirada de su torta para observarme fijamente a los ojos, con una expresión que jamás supe cómo interpretar.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora