Capítulo 1

17.7K 723 38
                                    

Time to Pretend - MGMT

(Canciones disponibles en Spotify: "La Heredera")

Highdell es una ciudad de dimensiones moderadas, el de la ciudad es la más poblada del país y la mayor del Noroeste del Pacífico. En esa ciudad, existe una pequeña comunidad llamada Lighthold. Es un lugar muy tranquilo, con varias escuelas y un sistema de transportes de autobuses que lo conectan con el resto del estado aunque las personas toman el tren para las distancias más largas, es rápido y los precios razonables, sin mencionar los extraordinarios paisajes que aun podían apreciarse entre ciudad y ciudad. Ese era el hogar de Julie O'Connell.

Tenía una hermana año y medio más joven que ella, Melissa, y ambas estudiaban en la Preparatoria del Este, lo suficientemente cerca de su casa como para caminar o ir en bicicleta, la segunda era su opción favorita. Sus padres, Cristina, una dedicada abogada quien prefería que la llamaran Tina, y Michael, un publicista que casi siempre trabajaba horas extras, se habían divorciado cuando eran pequeñas, su madre lo había hecho tan rápido e indoloro como podía, y solo su padre había decidido rehacer su vida con Jennifer, una chef en un gran restaurante de la Metrópolis, ella también tenía una hija adolescente, Allison. Así que parecía funcionar bien cuando pasaban tiempo juntos, lo cual era dos veces al mes durante el fin de semana.

Aquella mañana las hermanas tomaron el camino que atravesaba el parque porque era más divertido y pintoresco que ver los coches pasando a su lado. También era más seguro en tanto no se atravesara algún balón o perro corriendo. Julie pasaba mucho tiempo ahí, casi siempre acompañada por sus dos mejores amigos, haciendo días de campo en su colina favorita, jugando en el equipo de football americano de la zona o solamente acostada en el césped por su cuenta con los audífonos bien puestos.

La escuela tenía el mismo barullo del diario, las chicas estacionaron sus bicicletas cerca de la entrada principal y se dieron un abrazo antes de tomar sus respectivos caminos. No eran las hermanas más unidas, no como en las comedias románticas, pero tenían una buena relación, o al menos eso le parecía a Julie. Era tan buena como podía esperar que fuera después de todo lo que habían pasado; además, eran adolescentes, no entenderse era parte de crecer, al menos eso les decía su madre cada que las encontraba discutiendo por cualquier cosa.

Su madre siempre había sido comprensiva, excesivamente comprensiva, y muchas veces Julie se preguntaba cómo era capaz de hacerlo teniendo dos hijas adolescentes, un trabajo emocional y mentalmente agotador, pocas horas de sueño, un ex-esposo que a veces no comprendía a su hija mayor pero si a la menor, como si fuera alguna clase de favoritismo y una agenda social bastante ocupada. Tina, porque no soportaba que nadie le llamara por su nombre completo, era una mujer extraordinaria y sería por siempre, en la mente de Julie, uno de los misterios más grandes en su vida.

—Esta vez llegaste con casi cinco minutos de ventaja —le dijo Ashton, su mejor amigo, cuando se encontraron en el aula donde tomaban Química.

—Esta vez no hubo perros en el camino —bromeó ella, la semana anterior había tenido un breve encuentro con un can que se había paralizado a media carrera cuando la había visto. Ella salió disparada con tal de no aplastarlo y el can no hizo más que lamerle la cara mientras ella trataba de quitarse la bicicleta de encima, el dueño simplemente había dado media vuelta tratando de fingir que su perro no había causado un accidente y Melissa no dejó de reírse en todo el día.

—Dime que hiciste la tarea, no entendí absolutamente nada sobre reacciones químicas —Julie torció los ojos y sonrió.

—Qué gracioso, es el último día, no tenemos tareas por entregar —Ashton le dio un empujón mientras ocupaban sus lugares.

La Heredera (1) El Misterio del CastilloWhere stories live. Discover now