Martes Para Cortarse las Venas

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Vale, sí, lo he titulado así porque menudo día. Es la leche.

Toda la mañana dando vueltas a ver si consigo un trabajo (al parecer, la idea es que los españoles trabajemos de los 65 a los 67 años, no antes), llego a casa y me encuentro con el pastel de que Beatriz le ha pegado a un compañero. Como no me han encontrado a mí, ni a Javier, han terminado avisando a Jon. Y ahí estaba mi hijo mayor con la mejor expresión de mi padre, reprochándome sin decir nada que no estuviera pendiente de ellos. Joder, incluso ha tenido que soltar que se ha perdido no sé qué clase importante. ¡Que tiene diecisiete años! A su edad, no había nada en clase que fuera importante. A su edad yo estaba contigo, siempre contigo, sintiéndome viva.

He hecho la comida... Bueno, he ayudado a Rosa María, la chica peruana que tenemos en casa. Hemos recogido... vale, ella ha recogido prácticamente sola. He puesto la tele. Eso sí lo he hecho yo solita. Me he aburrido con los cotilleos. Lo de siempre.

No sé qué hacer con Beatriz. No para quieta, es rebelde y se empeña en sacarme de quicio. Hoy me ha dicho que no la quiero. No he sabido qué contestar.

Mañana iré a hablar con su profesora. Espero que la cosa no sea demasiado grave. Supongo que no, si no, me hubiera dado cita para hoy mismo, supongo...

Claro que la quiero. No como a Jon, supongo, es distinto. No, no es distinto. Perdón, no quise decir eso. Suena horrible. Mis hijos son lo mejor que me ha pasado, antes y después de ti. O a pesar de ti.

Ayer, navegando, vi un blog curioso, en el que un individuo hablaba de la verdad y de su hija. No sé cuánto sabrá de la verdad, poco, por lo que parecía, pero me dio envidia la relación que tenía con su hija. Había cierta cercanía, cierta comunión (creo que la llamó mi princesa o algo así) a pesar de las manipulaciones y distancias que se intuían. O igual soy yo, que las veo. Que las siento.

Jon me ha dejado caer que se acerca el cumpleaños de Javier. Me ha sentado como un tiro. Es verdad que muchas veces no me he acordado, pero ¿acaso es tan raro? Seguro que muchas mujeres olvidan el cumpleaños de sus maridos. No creo que sea para ponerse así. Y desde luego, no se me va a olvidar. Este año, no. Lo he apuntado por ahí.

REBECA GOYRI. Asomándome al mundo, por si te veo...Where stories live. Discover now