Únete al lado oscuro

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El otro día se me ocurrió un consejo sobre este tema así que decidí ampliarlo y escribir un artículo completo. Aquí les traigo un tutorial sobre cómo hacer un villano memorable. Al final les dejo consejos para escribir esa escena épica de los últimos capítulos en la que el malo sale de las sombras y revela su identidad.


Primero, una aclaración:

Antagonista es quien se opone al protagonista, le impide conseguir su objetivo y es parte clave del conflicto en la historia. Puede ser una persona, una criatura no humana o un grupo. No es necesariamente malvado. De hecho, sus intenciones pueden ser buenas, aunque sus métodos sean cuestionables. Incluso puede ser el mejor amigo que trata de evitar que el protagonista cumpla su plan de lanzarse de un puente. O el amor platónico a quien el protagonista deberá conquistar.

Villano ya es quien hace todo eso pero con la intención de causar daño o destrucción. Este sí es malvado y cruel. Sus motivaciones son la venganza, la codicia, el egoísmo o la sed de poder.

Son diferentes pero, para lo que tengo intención de enseñar hoy, usaré ambos términos por igual.

Hoy en día hay muchas historias que usan, intencionalmente, de un modo erróneo la palabra villano. Por ejemplo, esas que tratan de un personaje que hace cosas malas o tiene pésima reputación pero en realidad no mata ni una mosca, se enamora y, a través de métodos moralmente cuestionables, acaba salvando al mundo.

En este caso entra en juego una nueva palabra: antihéroe. Un antihéroe es un personaje (normalmente el protagonista) bueno que tiene muchos defectos, su personalidad o acciones pueden parecer egoístas, no respeta las normas sociales que dicen cómo debe comportarse un héroe (amable, fuerte, sincero, sacrificado), pero al final del día los salva a todos. Es, a fin de cuentas, un protagonista más humano y complejo pero no es malo. No vamos a ahondar en los antihéroes en este artículo porque no viene el caso.


¿Cómo crear un buen villano?

En mi caso, le doy vida a los personajes partiendo de dos rasgos: un defecto y una virtud. Cualquier diálogo o comportamiento que lo involucre va manifestando algo de eso. De ahí lo dejo evolucionar y crecer solo. Mi idea original puede cambiar a medida que avanza la trama, y eso está bien.

Recuerden que el mundo no se divide entre malos y buenos. Todos son grises, tienen su complejidad moral... a menos que sean libros infantiles.

Ahora, estos son los elementos que no deben faltar:

1. Profundidad. Como todo personaje, necesita un trasfondo, un pasado con traumas y experiencias bellas que lo marcaron hasta el día de hoy. Algo que haga al lector empatizar.

2. Su propia forma de ver el mundo, y ese mundo tiene su lógica (una retorcida, claro). Cada acción que realiza es coherente con sus creencias.

Por ejemplo, una niña que fue abandonada por sus padres y ahora está mejor con sus abuelos puede pensar que le estaría haciendo un favor a su mejor amiga al matarle a sus padres.

3. Motivaciones y objetivos. No existe simplemente para molestar al protagonista. Quiere conseguir algo, tiene sueños y deseos a corto o largo plazo. Los considera más importantes que los objetivos del protagonista que se interponen en su camino, por eso tratará de sabotearlos.

4. Debilidad y amor. Este elemento me encanta porque le da el toque humano al villano. Hagan que tenga a alguien o algo (familia, pareja, mascota, objeto inanimado) que desee proteger a toda costa. E incluso en sus momentos más psicóticos se preocupa por ello y está dispuesto a sacrificarse con tal de salvarlo.

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