Capítulo XXII.

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Advertencia de que en este capítulo hay mucho drama y cursilerías, jajsja. Es largo, disfrútalo mucho y no olvides que tus votos y comentarios me ayudan mucho<3


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Hace años, cuando el Rey del Infierno abrió la jaula de Remiel supo, casi de inmediato, que también sería la última.

Remiel Arcángel había esperado ese momento desde hace mucho, pero con el pasar de los años comenzó a dudar que ese ansiado día llegaría hasta que escuchó la puerta metálica abrirse con una furia que solo podía atribuírsele al Diablo.

El enojo y la desesperación por los recuerdos recuperados habían mermado en Samael de una forma escandalosa, dolorosa y caótica; el Infierno lo resintió, y lo único que Remiel tenía que hacer era esperar; debía esperar a que cruzara la puerta de su jaula y lo confrontara como lo hizo, que le exigiera explicaciones que el arcángel estaba totalmente dispuesto a brindarle no precisamente porque ya no tuviera nada que perder, sino porque era su oportunidad de conseguir su libertad.

Por eso, cuando Samael lo sostuvo ferozmente, encajando su mano en el cuello del arcángel como si solo estuviese a un mal comentario suyo de partirlo por la mitad, Remiel tuyo que tragarse su miedo y no fallar en las palabras que abandonarían sus labios después.

Yo puedo regresarte lo que quieres — dijo, con un falso talante de seguridad; estaba asustado. Samael enojado no era algo que se tomara a la ligera, pero debía dominarse —. Esa vida mundana que deseas tener junto a Lucas... Es posible. El niño puede hacerlo posible.

Ese niño solo es un maldito mocoso, lo único que sabe hacer es llorar.

No lo subestimes, hermano. Ese mocoso — enfatizó — será lo más poderoso que la Legión haya visto alguna vez. Los arcángeles se arrodillarán ante él porque el poder que ese pobre niño alberga en su interior es tan grande que podrá ser capaz de hacer cualquier cosa.

Samael, quien en ese momento sostenía a Remiel por el cuello con una agresividad desmedida, de pronto se tensó, pues no tuvo ni siquiera que hacer una pregunta para hacerse una idea de qué era a lo que se refería; en los ojos de Remiel podía apreciar ese brillo de audacia propio de un estafador que sabe desde hace mucho cuál va a ser su siguiente movimiento, y lo que más le hervía en la sangre era reparar en lo mucho que el arcángel había estado esperando ese momento.

Una Creación Divina es... algo único y poderoso — continuó, ansioso por tener alguna reacción a su favor —. Más fuerte que un querubín, que un arcángel, incluso es más fuerte que Metatrón. ¿Quieres de nuevo a ese mortal? El niño te lo puede dar, puede regresarle sus recuerdos porque eso es lo que quieres, ¿no es así, hermano? Quieres que vuelva a verte a los ojos como solía hacerlo y que no solo vea a un maldito desconocido.

Absenta.Место, где живут истории. Откройте их для себя