CAPÍTULO ESPECIAL.

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Antes que nada: aquí puedes poner tu respectivo YA LLEGUÉ<3:

Ahora sí; este es un capítulo especial por navidad, lo que significa que lo que leerán a continuación no es canon con la historia (esto quiere decir que no sigue la línea temporal de Absenta), sino que es algo así como un universo alternativo en donde algunas cositas son MUY diferentes

Espero que lo disfruten y les guste mucho. No olviden votar y dejar muchos comentarios, escribí este extra con mucho amor. Y FELIZ NAVIDAD, CHIQUIS💚

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"Quiero que sepas que nunca me iré... Eres mi hogar, mi hogar durante todas las estaciones"

—Sia; Snowman.



Samael Estrella de la Mañana tenía bastante claro que, cuando las fiestas decembrinas llegaban, la casa se transformaba en un caos de luces y decoraciones navideñas.

No era algo que le molestara, en realidad, había sido cuestión de adaptarse y asumir que la vida mortal y la vida en el Infierno eran dos conceptos colosalmente diferentes; las decoraciones, los regalos, las cenas, los árboles... eran cosas que Samael no había experimentado antes y tampoco le eran imprescindibles porque un ángel —y en su caso, un ángel caído— carecía de todo sentido del gusto por las celebraciones.

No obstante, llegado a ese punto de una larga vida compartida con Lucas, encontraba comodidad en el concepto mismo de las fiestas decembrinas. Quizás, si alguien se lo preguntara, no sería capaz de decir con exactitud el momento en el que comenzó a disfrutarlo; puede que haya sido cuando le dio a Lucas aquel anillo de oro en la noche del Solsticio de Invierno, o cuando cierto niño rondaba los cuatro años y corría por toda la casa hasta que se sentía agotado y se desplomaba en los brazos de Samael, mientras le hacía prometer que le contaría a Santa lo bien que se había portado ese año.

Aquello, sin duda, era un tipo de vida que no habría tenido lugar en las conjeturas de un Samael fuertemente atado al Infierno. El Diablo no tenía esa clase de ambiciones, y ahora no imaginaba una vida sin Lucas y Canaán en ella, y, por supuesto, sin todo ese caos luminoso y colorido que arrastraba el nuevo concepto que el tiempo le dio al Solsticio de Invierno.

— ¿En qué estás pensando? — Escucha a Lucas preguntar, al tiempo en que se remueve un poco entre sus brazos.

Ambos están acostados en la cama. Lucas tiene el cabello húmedo; había tomado una ducha con Samael que duró más de lo necesario, pues el Rey del Infierno apenas era capaz de mantener sus labios apartados de los suyos, y ese día, en el que Canaán no estaba en casa, decidieron aprovechar que tenían un momento a solas para ellos dos.

—Nada — responde, pasando la yema de los dedos por la espalda desnuda de Lucas —. Mañana es Nochebuena.

Los labios del mortal se curvan en una sonrisa; antes, para Samael las fechas no eran más que nimiedades, «Solo son un número en el calendario», decía, pero ahora parecía tenerlas muy presente.

—Hemos pasado muchas navidades juntos — observa Lucas —. ¿Te has aburrido de esto en algún momento?

—No — responde sin dudar —. Quedarme contigo y pasar este tipo de celebraciones a tu lado, ha sido la mejor decisión que he tomado en eones.

—Qué raro...

— ¿Qué?

—Cada vez que hablas así haces que recuerde al Samael que me dijo que no le gustaban las palabras bonitas.

Absenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora