Fui al baño para poderme acicalar, después me dirigí hacia la cocina para poder continuar con el desayuno. Quería contar con las suficientes energías para sentirme motivado, me alimentaba por las mañanas con tocino, huevo, papas fritas. Panqueque. Y por supuesto que no podía faltar un café bien cargado. Después de desayunar, al mirar mis fondos ya no eran suficientes como para poder seguir subsistiendo por mucho tiempo. Aún quedaba en pie la idea de poder ir a asaltar a los que podía calcular qué podrían ser los más frágiles. Tenía que disfrazarme para que nadie pudiera reconocerme. Por supuesto que tenía que alejarme de mi barrio para poder hacer mi fechoría realidad.
Empecé a entrenar en el espejo para hacer un intercambio de mi voz auténtica, para luego pasar a lograr hacer una voz más gutural y que suene algo aterradora. Entrené por mucho rato hablando como un demente mirándome hacia el espejo.
Cuando creí que estaba listo para poder ir a asaltar, fui hacia el ropero de mi padre y agarré una ancha, negra y ridícula camisa. También me puse un ridículo pantalón holgado de color negro, luego me dirigí hacia mi dormitorio para ponerme mi chamarra de cuello grande para que tape parte de mi cara, recién hace no mucho que la había comprado, entonces me coloqué un gran sombrero negro. Parecía que me dirigía a un funeral. Agarré el corcel de mi papá de nombre Goliat, aquel caballo marrón era joven y vigorozo. Cabalgué por buen rato alejándome mucho de donde vivía.
Entonces encontré a mi primera víctima. Vi a un hombre que caminaba a lo lejos y se veía débil, parecía más pequeño que yo. Cuando lo tuve cerca me baje del caballo muy rápidamente y le dije que me diera todo lo que tenía. Le apunté con mi cuchillo a su cara, pero el hizo una maniobra que me sorprendió. El hombre más pequeño que yo, mediante un movimiento de gran agilidad agarró la muñeca de mi mano derecha, la giró un poco, en aquella mano sostenía mi cuchillo y con su otra mano presionó con su dedo pulgar fuertemente la unión entre mi dedo índice y mi dedo medio.
Esta acción me hizo soltar mi cuchillo, luego rápidamente sujetó mi brazo, lo llevó hacia su espalda y se agachó haciéndome ir hacia adelante, al yo haber caído, este tipo de menor estatura empezó a darme de golpes en la cara de forma brutal. Me golpeó sin piedad, luego que me dejó inconsciente se robó mi caballo y huyó en el.
ESTÁS LEYENDO
CUENTOS CORTOS DE TERROR [COMPLETA]
HorrorAdéntrate en un mundo de terror donde los juegos prohibidos desatan pesadillas inimaginables. Desde el aterrador ritual de Bloody Mary hasta el siniestro encanto del péndulo, mis cuentos exploran los límites de lo macabro. Descubre los secretos oscu...