Enzo Vogrincic, actor famoso, interpreta a Numa Turcatti en "La Sociedad de la Nieve". Saltó a la fama y es el dueño de internet.
Curiosamente, su amigo, Matias Recalt, tiene una hermana.
El resto es historia.
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La alegría inundaba las paredes del hogar de Agus, ella, después de dos semanas, volvía a casa. Muchas restricciones y poca libertad, si, pero viva y llena de felicidad.
- ¡Volvió mi negra favorita! - exclamaba Mili, acompañado de un "OAAAAAA" y un fuerte abrazo. Enzo reía junto a Mati. - Cállate, estúpida, cada día más problemas vos. Festejaron mucho, yo diría muchísimo. Pero, obvio, Agus se cuido como debía. Quería seguir viviendo para su novio, que quería que fuera su esposo.
- Pase lo que pase, ¿me seguirías amando? - En esta y en mil vidas más, mi amor. - contestaba Enzo, dejando una lata de cerveza en la mesa, mirando a Mati. - ¿Qué corno hace este colgando del ventilador? Ay, dios, bájate de ahí, estúpido. - ¿No ves que soy batman, hermano? - gritaba Mati, pataleando para zafarse del agarre de Enzo. El pelinegro lo soltó y prendió el ventilador, a su máxima potencia. - ¡Conchudo, batman no spiderman! Se rieron un rato por esa escena hasta que Mati se solto del ventilador y se cayo.
- ¿Qué le hacen a mi novio? Maltratadores. - exclamaba Mili, empujandome. - ¿Qué te hicieron, bebé? - le agarraba los cachetes como abuela mientras se aguantaba la risa. - Ay, parAAAAAAAA. - sacudió la cabeza con fuerza para soltarse de ella.
- Mira, amor. - dijo Enzo, mirando a Agus. - Gatito. - extendió un gatito diminuto, era bebé. - ¿De dónde te lo robaste? - Estaba en la calle, le puse Numita. - chasqueo la lengua y cargo a la criatura en sus brazos. - Bueno, nos la quedamos. Dejó un beso suave en su novio, mientras lo miraba con admiración. - ¿Tan lindo soy? - dijo riendo. - Callate, no te miro más ahora. Dejó al gatito en el piso y este se fue a nadie sabe dónde, ellos quedaron solos. Se agarraron de la mano y se miraban con cariño y admiración, vergüenza y pasión, respeto y lujuría.
Al rato, Mili y Enzo se fueron a dormir, estaban cansados. Quedaron los hermanos Recalt.
Narra Agustina.
Busque a Mati por toda la casa y lo encontré en el balcón...¿tiene un porro?
- Solta eso, Matias, dale. - murmuré, con enojo. Estire mi mano, intentando arrebatarle lo que arruinaba sus hermosos ojos marrones. - No, Agus, no me hagas dejar ir lo que me hace vivir. - ¿Qué estas diciendo, Matu? Dale, bobo. Pensé que habías mejorado. Él se rió. - Soy actor. - se quedó en silencio. - No estoy bien, Agus. Estoy cansado. - ¿De qué? - sentí como las lagrimas se postraban en mis ojos, nublando un poco de mi visión. - De sentir. No estoy bien, no me siento bien, quiero descansar. - Tomate un año sabatico, o...no sé, Matu, pero, por dios. No tomes una decisión permanente para un problema temporal. - No es temporal. No puedo más. 1, 2, 3, 4...esas fueron las lagrimas saladas que bajaron por mi mejilla, sumergi mi cabeza en el pecho de mi hermano, con un dolor en el mío. - No hables como mamá, no me dejes cómo mamá. Sentí cómo él me acompaño en el llanto, correspondió el abrazo, tirando en lo que se sumergía para ignorar sus problemas. - Yo tampoco quiero dejarte. - dijo con una voz temblorosa y entrecortada. - Pero tampoco quiero quedarme. - Dale, Mati, escuchame. Estoy acá, siempre estuve acá. - Me encantaría poder verte de blanco en una iglesia antes de irme. - Lo vas a hacer si no te vas. - soltó una risa nasal y negó con la cabeza. - Entonces te veo desde arriba. Apreté su espalda con fuerza, mi llanto no era ahogable, no podía parar. Escuchar a tu hermano decirte eso, con él que queres caminar al altar... - Yo quiero caminar con vos al altar. - Y a mi me encantaría hacerlo, pero no puedo. Sentí como mis piernas se debilitaban, empecé a caerme, a dejar de sentir el tacto de Matias, deje de sentir partes de mi cuerpo, mis ojos se cerraban solos, me costaba respirar. - Te amo, Agus. No pude contestar, no podía. Veía negro, no sentía. No podía moverme, no escuchaba. Siento como me sacuden, me cachetean, gritos inaudibles.