Amor.

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- ¿Cómo?- Me escuchaste, dale, vamos

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- ¿Cómo?
- Me escuchaste, dale, vamos. - grito Enzo.
A los pocos minutos habían llegado al hospital.

- ¿Recalt? - se escucho. Todos se levantaron. El doctor los miro de arriba a abajo. - ¿Quién es el hermano?
- Yo, yo.
- Acompáñame porfavor. Ustedes siéntense ahí, no se muevan.

Segundos después, los dos estaban sentados en un cuarto, cara a cara, callados. El ruido de los papeles que agarraba el doctor inundaba la cabeza de Mati. ¿Qué quiere? ¿Qué pasa?

- Matias Recalt...bien. Le voy a ser claro. Su hermana está muy débil, apesar de haber abierto los ojos, es un milagro. Apartir de ahora, durante toda su vida, debe tener mucho más cuidado con lo cardíaco y pulmonar. Un ataque de pánico o ansiedad, podría matarla al instante. Tiene que venir a chequeo semanal, con eso de terminaremos si puede hacer actividad física. Lo probable es que pueda dentro de diez meses. Intenten no estresarla tanto. Denle las noticias de apoco, partidos de fútbol...mucho cuidado, porfavor. Tiene que tomar estas pastillas y este inhalador en caso de un ataque. - dijo el médico, extendiendo los elementos anteriormente mencionados hacia Mati. - Son 5 minutos cada uno, usted debe ser el primero.
Mati asintió, feliz. Su hermana no estaba muerta, no lo había dejado.

El castaño ingreso en la habitación donde estaba el cuerpo de su hermana, ahora estaba seguro que tenía un alma.

- Hermanita... - susurró. Agus se dio vuelta, con una sonrisa.
- Matu... - se envolvieron en un abrazo cálido y con fuerza. No evitaron llorar, lo necesitaban. - ¿No me habías dicho que no te ibas a volver a meter en el paco, eh? - reclamo la chica.
- Después te cuento todo, Agus, ahora, tranquila. Son 5 minutos cada uno, quiero aprovecharlos. Después tengo que esperar para volver a verte. Me asustaste un montón, posta pensé que me dejabas.
- Nunca, bobo, hierba mala nunca muere. - conectaron risas. Mati agacho la cabeza, queriendo decir algo. - ¿Qué pasó?
- Enzo esta muy mal...tiene cuatro ataques de pánico por día, si estamos de suerte tres. Yo me hice cargo de él, igual, llora todo el día y por eso sus ataques. Los ojos hechos mierda tiene. Si lo ves muy mal...ya sabes. Pasaron muchas cosas, pero te tengo que contar de apoco. El médico me dijo que te podría dar un ataque cardíaco y esas cosas. Ni pensarlo quiero.
Agus asintió, triste. El médico entró con Enzo, a lo que Mati se retiro.

- ¿Y? ¿Cómo está? - Mati lloro más y sonrió.
- Viva.
Ambos se abrazaron y Mili lagrimeo un poco. No sólo estaba alegre porque su amiga no había muerto, también porque Mati volvería a ser Mati.

Narra Agustina.

- Amor. - nos dimos un beso violento, mientras yo sentía las lágrimas de Enzo correr por sus mejillas.
- Te extrañe, gorda, pensé que te perdía.
- Acá estoy, lista para casarnos. - nos reímos y suspire. - Estas re mal, gordo, ¿cómo 4 ataques por día? No.
Él bajo la mirada, no me iba a mentir, tampoco aceptar. No quería aceptar su realidad.
- Dicen que el amor es la forma más linda de morir, vida. - le di un codazo y me sonrió, esa preciosa sonrisa que tiene.
- Seguis teniendo la sonrisa más linda del mundo, apesar de llorar todo el día. Mira, te brillan los ojitos, mi amor. - empecé a llorar. Solo se burlo y me abrazo con fuerza.
- Te amo tanto.
- Yo más, mi vida, yo más, mucho más. No podía dejar a mi futuro esposo solo en este mundo de zorras, ¿o si?
- Ay dios. - resoplo entre risas y deje un beso devuelta. El doctor se asomo, indicando que debía salir. - Chau, mi vida. - me dejo un pico y salió.

2 palabras, 5 letras.Where stories live. Discover now