Capítulo 30

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Poché.

Claudia aparcó el coche frente a la escuela de mi hermana, solamente se escuchaba la radio de fondo ya que no había dicho palabra alguna en todo el camino.

Dentro de mí sabía que, si decía algo mi voz iba a romperse y me echaría a llorar.

— ¿Majo, estás segura de lo qué haces?

Tapé mis ojos con la mano que iba recargada contra la puerta del coche, suspirando.

— ¿Qué otra opción había?— musité tragando grueso. — Se intentó, Clau, no se pudo y si con el tiempo lo que hay entre Daniela y yo no se da, me resignaré y la dejaré ir.

— ¿Y no es lo qué estás haciendo ahora?

Mordí mi labio inferior el cual comenzó a temblar.

— Sé que es su relación y solo las dos saben lo que pasó, pero el irte es cómo decir me rendí.

— Pues eso es lo que hice. — repliqué encarandola. — ¿Creés qué no hice todo por quedarme? Por supuesto que sí, pero fue Daniela la que pidió un tiempo, no puedo refutar ante eso y no iba a quedarme a vivir en el mismo lugar con ella cuando tenemos que estar separadas.

Llené de aire mis pulmones.

— El tiempo decidirá, y si no la vuelvo a ver... Solo será una etapa de lo que pudo ser y no fue.

Bajé del coche cerrando la puerta de este, me acerqué al portón de la escuela colocándome al lado de las otras madres que también esperaban a sus hijos.

Guardé las manos en mis bolsillos esperando a Valentina.

Mi cabeza era un desastre en estos momentos, mi corazón estaba hecho añicos y no sabía cómo tuve el valor de irme del lado de Calle.

No podía negar que le tengo un poco de resentimiento, no quisiera tenerlo pero no iba a ponerme siempre en su lugar, también tenía sentimientos encontrados con toda la situación y estaba enojada, herida, resentida y triste.

Me sentía enojada porque a pesar de todo, el demostrar mi amor a Daniela con hechos, el quedarme con ella y entenderla, parecía que ella no lo había visto, pasando a estar herida por sus acusaciones de serle infiel.

Sé que lo arruiné el día de nuestra cena,  pero jamás haría tal cosa, ¿cómo podría serle infiel cuando me tiene en sus manos? No podría, y tampoco lo haría con Maia. Aunque admito que los tragos me hicieron de forma inconsciente darle alas a Maia, por tener insertado en mi cabeza nuestra amistad, eso lució cómo si le diera otras señales aún sabiendo sus sentimientos hacia mi.

Mi error y me castigare por ello.

Sin embargo quise arreglarlo, decirle a Maia que no volvería a verla por respeto a Calle, agregando que no era justo para ella, Maia es una gran mujer y merece encontrar a alguien que la haga feliz, y ese alguien no seré yo, jamás.

¿Pero por todo eso merecía ser acusada de esa forma? A mi parecer no, por ello me sentía resentida, por los pensamientos acusativos de Calle, cuando hice lo posible por arreglar nuestra relación, estar en armonía y cuando creí haberlo logrado, todo cambió bruscamente, dejándome triste.

Creí que ibamos a arreglarlo, pero cuando de la boca de Daniela salieron las palabras; un tiempo, supe que no sería así.

Era por eso que respetaría su decisión.

Por ello me la pasé trabajando horas extras, dándole el espacio que la misma Calle pidió, pasaba por esa casa desapercibida, mientras hablaba con Claudia y ahora ser yo la que le pidiera acogida en su departamento, aportando en los gastos y el día había llegado.

Indeleble || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora