Capítulo 11. Una visita en la mansión

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Las ruedas del auto se detuvieron cuando pisé el freno

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Las ruedas del auto se detuvieron cuando pisé el freno. Apagué el motor y me quedé unos segundos ahí, sumergiéndome en el abismo de mis pensamientos rumiantes. Esta sin duda había sido una semana larga y cansada, las jornadas en el hospital apenas las lograba.

Dejé escapar un suspiro y de pronto una figura a mi izquierda apareció. Max estaba de pie en la entrada de la cochera a la casa. Se acercó y abrió la puerta del coche para asomarse.

—¿Día largo, Mad?

Asentí.

—Siento que he perdido todas las fuerzas.

—Constanz partió el día de hoy. No me dijo a dónde, pero supongo que fue con él.

Hice una mueca.

—Esa vampiresa era un dolor de muelas, y más para Cortalenguas.

—Esas cosas volvieron a ser de piedra.

Miré a mi hermano de golpe.

—¿Qué dices?

—Salí esta mañana a caminar y las vi en su lugar.

Perfecto, me quedé sin el convivio de las gárgolas.

Eso también me lo quitó.

—Vamos, te ayudo a salir.

Max llevó todas las cosas en una sola mano mientras que con su brazo libre rodeó mis hombros para atraerme a él y darme un beso en la sien.

—¿Nos iremos de aquí? —pregunté.

—No lo sé ¿Tú quieres irte?

La verdad es que no.

—Tal vez sea lo correcto, pero tú...

—Puedo controlarme, Maddy, si eso es lo que te preocupa. Y otra cosa más.

La pausa dramática me hacía añicos, Max esbozó una sonrisa de oreja a oreja y eso me hizo pensar en muchas posibilidades dentro de su vida como vampiro. Dejó las cosas sobre el sofá y se cruzó de brazos aún con la sonrisa lobuna en su rostro.

—¿Qué pasa, Max? Habla ya con un demonio —golpeaba su brazo con mis puños por las ansias de saber lo que ocurría.

—Empezaré mi nueva vida y también seré piloto de carreras.

La noticia me cayó como un rayo, la sorpresa no tardó en hacerse presente en mi rostro. Abrí mis ojos como platos al escuchar esa gran noticia.

—Pero... ¿Cómo? ¿Qué?

Max enseñaba unos dientes blancos y perfectos, la punta afilada de sus colmillos también se asomaban con mucha naturalidad.

—Gastón ha hecho todo el trabajo, competiré con los profesionales en unos cuantos meses.

3° El amo del desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora