Día 15: Valeria

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Ayer la viste caminar, a la bella bailarina,

y seguiste sus pasos por la avenida

hasta el odeón,

preso de tu obsesión...

Ayer la vi y seguí sus pasos hasta el odeón, sí,

es mi obsesión...

Y la vi danzar y deslizarse,

entre notas musicales,

envuelta en su traje de plumas blancas

sobre un escenario ceñido de sombras.

La niña no es una niña...

La niña es una bailarina...

Una bailarina, sí,

la famosa bailarina Valeria,

la de las danzas aéreas y ligeras,

etéreas...

que desde la cima de sus aires inalcanzables,

desde sus piruetas de ninfa,

me contempla sin antipatía

como al engreído mortal

que desea seducirla...

¡No, Mandey, no!

Olvídate de ella ¡Por lo que más quieras!

Olvídate de danzar junto a Valeria...

Marché, sí, de vuelta a casa...

pero en cuanto crucé el umbral

sufrí deseos incontenibles de bosquejarla sobre el lienzo

y hacerla danzar con el lápiz...

Sentiste deseos, sí,

de bosquejar a Valeria sobre el lienzo

y rescatar sus bellas formas,

su elegancia incuestionable,

del papel indomable.

¡No, Mandey, no!

¡Por lo que más quieras!

¿Qué quieres que le haga, Grillo

si ya me he enamorado de ella?

Si su contoneo tentador

y su paso seductor

me han embelesado

y cautivado los sentidos...

Si su desparpajo innato,

cuando acaricia el aire con sus manos,

ha conseguido que me olvide de Dolores

y menosprecie su furor...

La observo, sí, danzar desde mi palco

y deslizarse de lado a lado del escenario,

atraída hacia la luz de las candilejas

como una ninfa hacia el manantial de la belleza...

La luz de las candilejas, sí,

que ansía alumbrar su belleza...

Valeria es una ninfa,

una ninfa que a la propia luz

deslumbra,

y yo un miserable mortal

que de su mano anhela danzar..

¡No, Mandey, no!

Diario de MandeyWhere stories live. Discover now