Día 3: Raquel en peligro

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Mandi... mi nombre se pronuncia Mandi.


(en casa, Mandey dibuja bocetos)


-Siento haberte hablado así el otro día.

-No te preocupes, los grillos olvidamos pronto.

-¿De verdad?

-Claro. Al anochecer ya estamos dispuestos para salir a cantar; es algo infalible.

-Quizá debería aprender de ti...

-Un día nos emborracharemos y me contarás todas tus penas.

-Mis penas ya las sabes.

-Las sé, pero quiero oírlas de tu boca.

-Las oirás.

-¿Quién es?

-¿Quién es quién?

-La chica de tu dibujo.

-No es un dibujo. Es un boceto.

-¿Quién es la chica de tu boceto?

-Tal vez se llame Raquel.

-Raquel... Yo una vez conocí a una grilla que se llamaba Raquel.

-Tú nunca conociste a una grilla que se llamara Raquel.

-Es cierto... Quizá lo soñé. Raquel es un nombre muy lindo.

-Lo es.

-¿Por qué la pintas de espaldas? ¿Acaso no tiene pechos?

-No, Raquel no tiene pechos.

-¿Qué tiene entonces?

-Tiene dos melocotones jugosos.

-Y tú querrías lamérselos, ¿verdad?

-Para ser mi conciencia eres demasiado mundano, Grillo...

-¿Tú crees?

-Sí. Además, mi amor por ella va más allá de lamer pechos.

-¿Entonces no querrías lamérselos?

-Tampoco he dicho eso.

-¿En qué quedamos?

-Querría, pero cuando lo hiciese pondría toda el alma en ello. No sería algo exclusivo del cuerpo.

-¡Vos sos un salido!

-Qué sabrán los Grillos del amor...

-¿Llamas amor a lamer pechos?

-Llamo amor a la pasión y deseo que éste suscita, pero tú no entiendes...

-Entiendo más de lo que te crees.

-No, no entiendes. Ya te dije que no tienes nada bajo el pantalón.

-Amor no es sexo.

-Amor y sexo van de la mano.

-¡Cruel! ¡Déspota! ¡Insensible!

-Me lo agradecerás cuando comprendas que nunca nadie se enamorará de ti.

-¿Por qué no?

-Porque no puedes salir de tu caja de cerillas. Estás condenado a vivir una vida solitaria.

-¿Y vos?

-En parte también. Estoy atrapado entre el amor de Dolores y el que me proporcionan las musas cuando vienen a visitarme. Tú ya lo sabes.

-Tu depresión y tu manía.

-Así es.

-¿Entonces Raquel qué pinta en todo esto? ¿Acaso es una musa?

-¡Pobre...! Espero que me rechace pronto, por su bien, o estará perdida.

-¡Entonces apartate vos de ella!

-No puedo.

-¿Por qué no?

-Porque ella me gusta.

-¿La amas?

-La amo, y quisiera amarla mientras sea virgen y su corazón incorrupto.

-¿La amas en serio?

-La amo, sí. Amo su juventud y su inocencia.

-¿Pero?

-Pero nunca pasará de ser una actriz de reparto en el drama de mi vida.

-Quizá desees moldear su corazón a tu imagen y semejanza... Hacer que piense como tú, que actúe como tú...

-No, no puedo condenarla; sería demasiado egoísta.

-¿Lo has pensado?

-Lo he pensado, sí... pero aún es pronto. Ella tiene que ser libre.

-Entonces, ¿por qué la buscas? ¿Por qué la esperas frente a la puerta de su escuela? ¿Por qué la acechas?

-Ya te he dicho que la amo...

-Si la amases, la dejarías ir.

-Tú no lo entiendes, porque no eres hombre.

-Tal vez no sienta como tú...

-No puedes sentir como yo.

-Dime, Mandey, ¿con quién te acuestas ahora?

-Sabes que mi lecho se halla ahora desierto.

-¿Por eso buscas a Raquel?

-Tal vez...

-Y cuando se presente la otra, ¿la olvidarás?

-Quizá, pero será un acto involuntario. Tú ya lo sabes.

-Tienes razón... Perdónale, Raquel, cuando te ignore y te haga daño.

-Perdóname, Raquel, cuando te ignore y te haga daño.

Diario de MandeyWhere stories live. Discover now