Anxiety | Max Verstappen

Capítulo 23

"Ex"

10/noviembre/2022

Aveces tengo la sensación de que toda mi vida está corriendo enfrente de mis ojos y no me doy cuenta de ello.

Justo como hoy.

La temporada está a nada de terminar, Max y yo llevamos la misma cantidad de puntos y aunque finjo confianza, estoy muerta de los nervios.

El monoplaza de Red Bull es un cohete, y a pesar que el nuestro ha sido muy rápido esta temporada, ha tenido algunos fallos que nos han afectado notoriamente.

La historia del año pasado estaba siendo repetida, solo que ahora la batalla era entre Max y yo.

¿Quién ganará el campeonato en 2022?

Brasil sería la penúltima carrera, y eso hacía no pudiera dormir bien.

Son las 4:15 am y es día de media.
No he podido pegar el ojo, me siento totalmente ansiosa.

Jamás había estado tan cerca de ganar el campeonato. Lo más alto que había llegado a estar fue en 2020, cuando me lleve el segundo lugar, y eso porque Lewis estaba ciento veinticuatro puntos delante mío.

Ese era mi único pensamiento, eso y el hecho de que Max se ha estado portando raro.

Responde mis mensajes de manera cortante y no he podido olvidar que se portó algo distante esa última vez que estuvimos juntos.

Cansada de estar encerrada con mis pensamientos en una habitación, salí a darle la vuelta al jardín del hotel.

Todo estaba oscuro, solo unas cuantas luces iluminaban el pasillo.

Sentía mis manos temblorosas, ¿Debería tal vez ir directamente al gimnasio a entrenar? ¿Sería correcto mandarle otro mensaje a Max?

Me preocupa que tal vez nuestra relación se esté fracturando por esto del campeonato.

Caminaba con la única intención de dejar de pensar, musica a todo volumen en mis audífonos.

No sentí la presencia de alguien más, hasta que una persona tocó mi hombro; Me asusté tanto que mi primer instinto fue voltearme y darle un puñetazo a la persona.

—Veo que has mejorado en box— una voz entrecortada que inmediatamente reconocí.

—¡Oh Dios! Mick cuanto lo siento— digo cuando lo veo agachado en el suelo con la mano en la nariz.

—Fue mi culpa— dice como si hubiera sido lo más normal del mundo.

Lo ayudo a incorporarse, lleva una playera de compresión negra y unos shorts blancos.

—Supongo que tampoco podías dormir, ¿Verdad?— dice cuando encontramos un lugar para sentarnos.

—Nada— susurro.

Un silencio largo pero nada incómodo nos invade.

—¿También te asignaron este hotel porque está cerca de la pista?