Capítulo XXXII - Daylight

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Daylight

Señores pasajeros, estamos a minutos de aterrizar —comunica la piloto a cargo del vuelo por medio de los altavoces— Llegamos a nuestro destino, aeropuerto de Düsseldorf, Alemania.

Miro mi rostro una vez más en el espejo que siempre llevo en mi bolso y aplico un poco más de gloss en mis labios antes de bajar del avión. Nunca había venido a Alemania, es mi primera vez y, sinceramente, hubiese deseado viajar con alguien que al menos conozca el idioma, pero por los ajetreos del trabajo, tuve que hacerlo sola. Una nueva experiencia que tachar en mi larga lista de metas a cumplir antes de morir. ¡Yay! Y sí, mamá odia esa lista. Dice que es como un mal augurio que provocará que la muerte decida llevarme a temprana edad. Cada vez que saco la lista, menciona eso, haciéndome sentir escalofríos.

Mi gran visita a este lugar se debe a una invitación de los abuelos de Mick por la celebración de un nuevo aniversario de matrimonio, una fecha bastante especial por la gran cantidad de tiempo que llevan juntos, por lo que planificaron una gran y lujosa fiesta en donde hasta yo fui invitada. No podía desaprovechar la oportunidad de visitarlos después de que nos llevamos tan bien aquella vez que nos conocimos en Suiza y, bueno, pasar más tiempo con Mick me viene demasiado bien. Corinna no demoró ni una semana en organizar todo, poniendo sumo cuidado en cada detalle para que todo sea perfecto. Cada vez que paso tiempo con ella las ganas de confesarle que su sueño de que Mick y yo estemos juntos al fin se cumplió, pero finalmente me retracto, el temor de que al expandirse la noticia todo comience a salir mal me hace callar esto. Es más, ni Thor, ni Diego lo saben.

Me bajo del avión con una creciente emoción en el estómago, más bien en todo el cuerpo. Han pasado dos meses desde que estamos juntos con Mick, y si bien mantenemos todo en secreto, estoy tan feliz que podría comenzar a bailar aquí mismo.

No lo veo hace más de una semana, debido a nuestros trabajos, ya que mientras él estaba en Canadá, en Montreal específicamente, yo estaba en Nueva York, participando de unas muestras fotográficas. A veces me siento asfixiada al estar lejos tanto tiempo, especialmente porque no he vuelto a asistir a un premio de Fórmula Uno, pero en cuanto nos volvemos a ver todo lo demás desaparece, y mi corazón vuelve a sentirse completo otra vez. ¿Quién diría que eso sería posible?

Salgo del aeropuerto en cuanto me llega un mensaje de su parte avisando que está en el exterior. Con una amplia sonrisa en mi rostro avanzo a la salida para verlo a la distancia apoyado en su moto. Dios mío. Su cabello rubio luce alborotado, su mirada perdida entre el tumulto de personas que caminan ante mi y aquella camiseta blanca ceñida a su cuerpo le queda de maravilla. Siento mi corazón latir más fuerte al verlo allí, esperando por nadie más que por mí.

—Te extrañé tanto —me dice apenas llego hasta él, abrazándome a su torso como si nadie más estuviera aquí mirándonos.

En el fondo sé que debería alejarme un poco, hay mucha gente que podría fotografiarnos y si bien todo lo ocurrido con Seb y esas malditas imágenes ya terminó, aún sigo viendo mi rostro en las publicaciones de las páginas de chismes que todo el mundo me pide deje de seguir. Definitivamente no sería nada bueno que ahora me vieran con él. Todo se volvería un caos más grande. Ya hasta puedo visualizar los enunciados: "La chica de las fotografías lo vuelve a hacer, ¿será parte del equipo Audi oficialmente?".

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