Capítulo XI - La intervención

1.7K 209 115
                                    

11

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

11


La intervención


Små, ¿podrías llevar limonada a Sebastian? Está en el gimnasio —me pide Thor apenas me ve llegar a la cocina.

Siento ya mis piernas flaquear al escuchar su petición. Después de escuchar la discusión que Seb tuvo con Hanna anoche, me he mentalizado y creado un plan para no verlo tanto. Sé que vivimos en la misma casa, sin embargo, confío en que por el tamaño del lugar esto pueda ser posible. Bueno, al menos hasta un minuto pensaba eso. No contaba con que me pedirían este tipo de favores.

Niego con la cabeza demasiadas veces antes de hablar. Thor me mira preocupado.

—No puedo, Thorsito.

—Pero, små... Yo necesito favor, me están esperando —insiste con su poco dominado inglés, mirando por la ventana.

Me acerco a él, lo suficiente para que nadie más escuche lo que le voy a decir, nadie sabe de la discusión que ocurrió anoche y de que mi puesto está pendiendo de un hilo, sin embargo, al ver por la ventana noto que Theo, el jardinero, está mirando en dirección a mi amigo con una leve sonrisa en los labios. Sin decir ni una palabra, lo miro y me doy cuenta de que van a salir. ¡Tendrán una cita! Intento contener la emoción que esto me causa y acepto ayudarle.

Camino lo más lento posible en dirección al gimnasio, rogando que Seb realmente no esté allí. Rodeo la habitación trasera al garaje y abro la puerta con dificultad, intentando no romper los vasos de vidrio que chocan levemente entre sí haciendo un pequeño ruido. Echo un vistazo a mi alrededor rápidamente y boto todo el aire que tenía acumulado en los pulmones cuando no lo veo en ninguna parte. Casi podría dar brincos de alegría por no tener que toparme con él luego de saber lo que su ex esposa piensa de nosotros. Sin embargo, esa felicidad es interrumpida cuando lo veo aparecer ante mi vista con su ropa deportiva y el rostro cubierto en sudor. Lleva una pequeña toalla alrededor del cuello y con ésta se va secando las gotitas de transpiración producto de todo el ejercicio realizado.

Ay, dios. Necesito refuerzos.

—Traje limonada —le digo, nerviosa.

Él levanta ambas cejas antes de sonreír en mi dirección. Y lamento que con ese simple gesto mis manos comiencen a sentirse torpes. Me giro y sirvo la limonada en uno de los vasos, rogando que esta tensión que siente mi cuerpo al verlo desaparezca y me deje ser una persona normal de nuevo. Dejo la limonada servida, dispuesta a salir corriendo de aquí y esconderme en mi habitación hasta que mi cerebro deje de reproducir fantasías, pero Seb se acerca tanto a mí que me siento acorralada. El aire parece desaparecer en el cuarto en el momento en que posa su mirada en mí, y luego parece volver cuando la quita y toma un vaso de limonada. Nunca me había parecido tan atractivo ver a alguien beber limonada. Por los nervios debido a su cercanía, comienzo a parlotear acerca del proceso de preparación que le llevó a Thor preparar la limonada, temiendo quedar sin palabras al verlo sonreír. De todas maneras, lo que sobrepasa todos mis límites y me hace pensar que ya se fue todo al carajo y que no hay vuelta atrás, es verlo dejar el vaso nuevamente en la bandeja y dejar su mano apoyada en la mesa, acorralándome completamente contra ésta, mientras pasa su lengua por sus labios.

Lust for life Where stories live. Discover now