Capítulo 9: Nadie Viene Con Flores Y Chocolates.

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ARTHUR



Su frase es como si la dijera de memoria, el repertorio que siempre tiene que decir, pero su voz, sus ojos y su rostro me están demostrando que le duele de una forma inimaginable esta situación.

— Hola Catalina, no sabía que también trabajas aquí — dijo confundida Livy, está mintiendo, la conozco muy bien — Que coincidencia — terminó la frase feliz sin importarle un poco la incomodidad mía y de Catalina. Me levanté de mi asiento enojado, miré a Catalina y me está mirando de una forma que jamás me había mirado, con odio, le quité la vista afectado, Livy se levantó enseguida y salí del restaurant.

— Arthur — no me frené al escuchar a Livy — Arthur detente por favor — me frené en la calle, para no montar un espectáculo dentro.

— Pensé que eras diferente, ¿Cómo se te ocurre hacer esto?

— ¿Qué cosa? No entiendo.

— Deja de fingir, tú sabias que Catalina trabajaba aquí, por eso quisiste venir aquí.

— ¿Y qué? ¿Por qué te afecta tanto?

— Porque ella es mi ex pareja — admití enojado y el rostro de Livy cambio por completo, me maldije por habérselo confesado — Es mi ex pareja  — dije riéndome enojado y superado con esta situación — Pero qué te pasa — moví mis manos aún riéndome sarcástico — Lo siento si te duele esta confesión, pero es la verdad y no quiero estar con alguien que esta obsesionada con tener una guerra con mi ex pareja — me giré para caminar a mi auto.

— Vale, vale, vale está bien, lo siento, lo siento, pero es que no lo sabía, pensé que te había gustado ahora que la viste en la pasantía, por eso estaba obsesionada con arruinarla para que no se acercara a ti, jamás pensé que era tu ex pareja.

— Porque es mi vida privada, y tú te debes preocupar sólo de la tuya, no de la de los demás, solo así serás feliz Livy — me solté enojado y seguí caminando a mi auto — Sube, no pienso dejarte en la calle — asintió en silencio y subió al auto.

Cuando llegamos a su piso, antes de bajarse la frené.

— No te quiero cerca de Catalina, una más que me entere Livy y esta amistad se acaba para siempre, ¿Lo entendiste?

— Entendí que sigues enamorado de ella, eso entendí esta noche.

— Da igual, es mi vida privada, solo mía, y yo se lo que hago con ella.

— Entonces no me des falsas ilusiones.

— Jamás te he dado falsas ilusiones, tú sabes que todos los fines de semana salgo con diferentes mujeres, tu obsesión es Catalina, no que yo me esté acostando con otras mujeres — entornó los ojos y se bajó del auto cerrando de un portazo, ay maldita odio que le den portazos a mi Ferrari.








— Erika, podrías llamar a Catalina por favor — lo dije enojado, estuve toda la noche a punto de llamarla para explicarle la situación del restaurant, me frenaba, pero ahora que estoy aquí en la empresa muero por verla y explicarle que no fue a propósito. Sonó el intercomunicador, contesté enseguida.

— Señor Cruz, Catalina no vino el día de hoy, se encuentra con licencia por toda la semana, vuelve el siguiente lunes — Erika colgó, respiré enojado y triste, la licencia es una excusa para no venir y cumplir la palabra de alejarse de mi.







Fue una semana horrible, no logro entender a mi mente, estoy mal con Catalina cerca, pero estoy peor cuando ella no está, francamente no sé qué me pasa. Me tuve que controlar para no enviarle un mensaje o llamarla para saber cómo está, si está bien, si necesita que la cuide.

La Culpa Fue De Tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora