Capítulo 11: Como Loco El Corazón.

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CATALINA


Vibró mi teléfono y lo revisé enseguida.

Arthur: ¿Y el jugo de naranja también fue idea de Erika?

Sonreí como una idiota mirando el teléfono.

— Uy y esa sonrisa — salté del susto llevándome el teléfono a mi pecho mirando a Louise — ¿Cómo estás?

— Bien gracias y usted señora Thompson — respondí nerviosa. Louise bufó enojada.

— No me digas señora, solo Louise, ya te lo he dicho.

— Si lo siento, Louise.

— Adivino, Arthur está dentro de esa sala — me giré mirando la puerta.

— No solo Arthur, está Hunk, hay más personas, no estaba sola con Arthur.

— Lo sé, están en reunión, no te pongas nerviosa — asentí alejándome un poco para caminar de regreso a mi lugar.

— Será mejor que regrese a mi puesto.

— O mejor no — dijo imponente — Tus jefes están en reunión, por qué no nos bebemos un café — me tomó del brazo — Ven vamos — no me quedó más que seguir a Louise en dirección al sector donde está la cafetera — Cuéntame, ¿Cómo te han tratado aquí? — levanté mis hombros, el jefe del cual estoy enamorada me ha humillado frente a todos y me hizo firmar un acuerdo de confidencialidad, el otro jefe me acaba de advertir que no me puedo acercar al jefe del cual estoy enamorada, la posible novia del jefe del cual estoy enamorada también trabaja aquí y se está encargando de hacerme la vida imposible y para rematar esto, la madre del jefe del cual estoy enamorada, también me busco para advertirme que debo alejarme de su hijo.

— Podría ser peor — respondí dudosa.

— ¿Tan malo ha sido? — volví a levantar mis hombros, entramos a prepararnos el café y estaba Livy ahí.

— Hola bella — dijo enseguida acercándose a Louise.

— Hola — respondió Louise algo fría, Livy notó enseguida la frialdad de Louise, levantó una ceja mirándola.

— Bonito día — dijo de forma engreída pasando por mi lado empujándome, Louise levantó sus cejas mirándome.

— Se acuesta con Arthur — lo dijo como explicando su comportamiento, todos saben que Livy se acuesta con Arthur, a lo mejor si van para algo serio, bueno salen a comer juntos y de la mano, es obvio.

— Si, ya lo sabía — respondí acercándome a la máquina.

— Ten cuidado con esa víbora — hice una mueca, ya intentó que me despidieran de aquí y logro que me despidieran del restaurant — ¿Por qué esos gestos? — Louise me imitó y me puse a reír mirándola.

— Que eso también lo sabía.

— ¿Qué te ha hecho?

— Nada tranquila, ¿Qué café querrás?

— Un expreso — asentí presionando su opción — ¿Por qué siento que ocultas algo?

— Porque no me conoces — respondí mirándola directo a los ojos — Y si estás aquí hablándome, es porque el señor Van Janssen aún no te ha contado lo que le hice a Arthur.

— Ya me lo contó — respondió segura acercándose aún más — Pero, soy de la idea de escuchar ambas partes — por la forma en que habla Louise se nota que es una mujer que siempre consigue lo que quiere, que siempre se sale con la suya, por eso no le teme a nada en este mundo, porque es una mujer que sabe que el mundo está a sus pies, exhala poder cada vez que respira e impone presencia cada vez que pestañea — Siempre existen dos versiones en esta vida, y francamente me parece interesante escuchar la versión de una villana, porque en algún momento de mi vida también lo fui, o según los medios, lo soy, pero en fin, ¿Cada héroe tiene su villano o no?— me cerró un ojo y sonó la máquina de café, así que dejé de mirarla, le entregué su café — Gracias — respondió feliz, asentí y me preparé el mío, elegí Moca, necesito algo dulce, mucho dulce, mucho chocolate para mi ansiedad — Veo que alguien anda con la ansiedad alta — miré a Louise a mi lado — Soy mujer, y sé lo que provoca una camisa como la que está usando Arthur hoy — sentí que me puse roja como un tomate.

La Culpa Fue De Tus Ojos Where stories live. Discover now