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La amaba.

De entre todas aquí ella era la única que lograba cautivarme y dominarme hasta los huesos.

La única que moría de ganas por desplomarme, rendirme y arrancar mi alma de mi cuerpo para entregársela y asegurarme de que la suya fuera mía, me perteneciera y conmigo se quedara siempre.

Era la única que lograba acelerar mi corazón en menos de un segundo. Podía incluso arrancar el suyo para asegurarme de que no le pertenecería a otro.

El jardín se encontraba lleno de cadáveres desprendidos en el piso y el césped en éste bañado de sangre.

Todas victimas de mí y torturadas hasta morir por mis impulsos frenéticos.

Todas habían llegado aquí por cruzarse en mi camino, o tal vez yo por fijarme en ellas y no poder contener mis ganas de de verlas en mi lista de cosas que más anhelaba como si muerte causada por mis manos. A excepción de ella. Ella estaba aquí porque quería que permanecería junto a mí.

Caminé entre los cuerpos inertes hasta llegar a ella. Me puse de cuclillas para poder observar mejor si rostro cubierto de sangre. Quité los cabellos marrones de su ya pálida y fría piel y deposité un casto beso en sus labios casi blancos por el frío afuera.

—Te dije que estaríamos juntos para siempre —le susurré en el oído—, así tuviera que matarte, Melanie.

Presa[+18]Where stories live. Discover now