IX

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24/Noviembre/1968

Saltaba una y otra vez sobre mi miembro con la respiración agitada y una fina capa de sudor cubría su cuerpo al igual que el mío.

Lo único que se escuchaba eran las gotas de la lluvia afuera golpeteando contra el cristal de la ventana del coche juntándose con nuestros gemidos y el choque de nuestros cuerpos.

Dejó de brincar haciendo que sus senos dejarán de saltar de arriba abajo al mismo ritmo que ella. Tomó aire y volvió a moverse ahora de atrás hacia adelante mientras dejaba algunos besos en mi cuello, provocando que la piel se me erizara.

La tomé por sus largos y marrones cabellos y jalé de ellos hacia atrás, haciendo que se alejara de mí al mismo tiempo que dejaba de mover sus caderas.

Deposité un corto beso en sus rosados e hinchados labios y comencé a mover mis cadenas arriba y abajo, metiendo cada vez más profundo mi miembro en ella. Empecé a aumentar de velocidad, haciendo que doblara su espalda hacia atrás y dejando sus senos a mi disposición.

Aumenté la velocidad en la que movía mis caderas de arriba abajo haciendo que soltara algunos gemidos, llevé mi boca hasta uno de sus senos mientras que en su otro seno se encontraba mi mano apretándolo.

Mordí su pezón haciendo que soltara un quejido.

Estaba a punto de llegar al orgasmo junto con ella, así que me detuve y saqué su seno de mi boca. La tomé por las cadenas y la hice dar vuelta sobre el asiento del coche, haciendo que su espalda quedara pegada a mi pecho.

Tomé mi miembro entre mis manos y busqué su entrada, a penas la encontré, lo introduje en ella, no me esperé y comencé a mover mis caderas de arriba abajo a gran velocidad, llevé mi mano derecha hasta su entrepierna en busca de su clítoris, una vez lo encontré comencé a mover mis dedos en círculos sin dejar de penetrarla.

No tardó mucho en venirse, no dejé de penetrarla y aumenté la velocidad en qué lo hacía.

No me importó tener la mano llena de anillos, metí dos de mis dedos en su vagina y comencé a meter y sacarlos al tiempo que mi miembro salía de ella.

A los pocos segundos llegué al orgasmo. No saqué mi miembro y me vine dentro de ella. Saqué mis dedos de su vagina y los llevé directo a su boca para que probara de sus propios fluidos.

Estaba tan concentrada la lamiendo mis dedos que ni siquiera notó cuando saqué el cuchillo de la guantera y lo dirigí a su abdomen. En cuanto sintió el frío del cuchillo en su piel volteó a verme, pero no hizo nada al respecto.

Saqué mis dedos de su boca y los llevé hasta la mía para terminar de succionar los fluidos de ella que quedaban y volver a llevar mi mano hasta su clítoris.

Fui subiendo la punta del cuchillo hasta sus senos al tiempo que daba círculos en su clítoris

Su respiración comenzaba a agitarse, no sabía si de exitación o miedo, pero moría porque ahora mismo me dijera que se estaba muriendo del miedo que le causaba, del pánico que lograba causar en ella. De solo pensar que podía llegar a causar todo eso en la hacía que se me pusiera dura.

Alejé mi mano de su clítoris y la llevé hasta su senos al igual que mi cuchillo, un a vez ahí, no me contuve e hice un fino corte en la parte baja de su seno izquierdo, lo que hizo que soltara un quejido.

No esperé a que intentara hacer algo cuando ya había encajando la fina punta del cuchillo en su seno, haciendo que sangre comenzara a escurrir de él y ella intentara levantarse lo antes posible.

Llevé mi mano izquierda hasta su cintura para así retenerla e impedir que intentara algo. Comenzó a respirar agitadamente y serró los ojos para impedir que las lágrimas salieran de ella.

Llevé mi mano hasta su pezón y sin pensarlo dos veces lo corté. Eso bastó para que diera un salto al asiento de al lado. La tomé por las caderas y la atraje a mí, la tomé por el pelo y puse el cuchillo en su cuello, no se atrevió a moverse al sentir la hoja del cuchillo en su cuello.

Hice presión con el cuchillo justo debajo de su laringe, cortando su cuello.

••••

Había conducido por casi noventa minutos por la carretera mientras la lluvia parecía intensificar cada vez más.

Después de cortar el cuello de Valentine, había terminado de cortar sus senos y, antes de meterla en una bolsa negra para cubrir su cadáver, había aplastado su cráneo golpeándolo varias veces con una piedra.

Si cuerpo iba en la cajuela, estaba cerca de un barranco en donde lo arrojaría para deshacerme de él.

Al llegar a casa, fui directo al sótano para asegurarme de que ella seguía ahí. Y así fue. Victoria aún seguía ahí esposada a una silla enmedio de la oscuridad de la habitación. 

Presa[+18]Where stories live. Discover now