VIII

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08/Noviembre/1968
Damién

Podía oler su miedo.

Me miraba desde la esquina de la habitación con los ojos apagados por la angustia y la desesperación.

—Te dije que no debiste de haber intentado huir —vacilé.

Tenía las rodillas pagadas a su pecho mientras se abrazaba las piernas e intentaba esconder su rostro.

Me puse de cuclillas frente a ella y deslicé la punta de mi cuchillo por su mano, haciendo que se removiera.

—¿Me volverás a tocar? —quiso saber.

—¿Por qué preguntas algo que ya sabes la respuesta?

Sonreí al ver su expresión de desilusión.

Pero esta vez no abusaría de ella.

Tomé su mano y caminé con ella hasta la habitación en la que estaba Kanya desnuda sobre la cama mientras unas esposas sujetas sus muñecas a la cabecera de la cama y sus tobillos los sujetaban unas cadenas para impedir que pudiera moverse.

Victoria cerró los ojos de inmediato al ver a su hermana mayor desnuda y esposada a la cama.

Kanya aún cerraba los ojos con fuerza e intentaba zafarse. Ella jamás debió de haberme creído cuando dije que sería incapaz de hacerle daño.

El no llevar camisa para mí hacía que se me erizara la piel por el frío que inundaba la habitación.

Alessandro entró con su peculiar disfraz de payaso ensangrentado, tomó a Victoria y puso unas esposas en sus tobillos para poner la otra en una de las patas de la silla en la que había obligado a sentar a Victoria, hizo lo mismo con su otro tobillo y puso una cadena alrededor de su cintura para que quedara pegada al respaldo de la silla.

La casa de los  Bernadi guardaba un olor a humedad y las manchas de su sangre seca decoraban las paredes de la habitación, aunque recién habían pasado unas horas de su asesinato y sus cuerpos yacían en la planta baja.

Después de eso, Victoria supo que sus padres habían muerto y, mientras la penetraba, no había parado de llorar, aunque debo admitir, deseé que fuera de placer.

Alessandro se encargaba de mantener la cabeza de Victoria en dirección de su hermana, para evitar que se perdiera lo que estaba punto de suceder.

Caminé hasta Kanya y me posicioné sobre ella, deslicé el cuchillo desde su frente hasta su cuello sin hacer presión para evitar cortarla. Algunas lágrimas salían de ella, pero eso no iba a hacer que me detuviera.

Volví a llevar el cuchillo hasta su mejilla para hacer una fina cortada en ella.

Me levanté de encima de ella, tiré el cuchillo al piso y desabroché mi pantalón.

Dejé que mis pantalones cayeran al piso y, sin quitarme la última prenda que me faltaba para estar totalmente desnudo, saqué mi miembro, dejandolo a la vista.

Kanya a penas había notado lo que acaba de hacer cuando ya había llevado mis manos hasta sus muslos para separar sus piernas y permitirme el acceso.

Ni siquiera esperé cuando ya la estaba penetrando. Comencé a moverme rápido dentro de ella mientras que Kanya solo se limitaba a soltar gemidos ahogados y Victoria intentaba cerrar los ojos para no presenciar la escena.

Llevé mi mano hasta su cuello e hice presión en él. Quería que ella gimiera y que llenara la habitación en la melodía que causaban sus gemidos y lloriqueos.

Seguí moviendo mis caderas hacia atrás y adelante, cada vez aumentando la velocidad.

Victoria intentaba en vano zafarse.

Finalmente, me corrí dentro de Kanya. Un escalofrio de placer me recorrió por todo el cuerpo, inundandóme en el placer.

Seguí moviendo mis caderas de atrás hacia adelante dentro de Kanya. A los pocos segundos ella llegó al orgasmo, viniéndose en mi miembro. De inmediato salí de ella y metí dos de mis dedos en su vagina. Metí y saqué mis dedos de ella, haciendo que se le escaparan algunos gemidos. Sus fluidos escurrían por mis dedos hasta llegar a la palma de mi mano.

Dejé de sacar y meter mis dedos para dar pequeños círculos en su interior, haciendo que sus gemidos se detuvieran, saqué mi mano y comencé a dar circulos en su clítoris, provocando algunos jadeos a penas audibles de su parte.

Paseé mis dedos por su, vagina de arriba abajo, llenando mis dedos por completo de sus fluidos. Finalmente, alejé de mano de su entrepierna y la llevé hasta su boca, que rápidamente envolvió mis dedos, sorbiendo sus propios fluidos.

Saqué mis dedos de su boca, bajé de encima suyo y tomé mis pantalones del piso para ponermelós.

Salí de la habitación hacia el pasillo en el que se encontraba ya un galón lleno de gasolina que había traído esta mañana.

Volví a entrar a la habitación, ganándome las miradas de terror y confusión de Kanya y Victoria que de inmediato intentó soltarse del agarre de Alessandro. Por otro lado, Kanya no hizo nada, se limitó a mirarme aterrada cómo animaba hasta ella con el galón de gasolina en mis manos. Lo abrí y comencé a esparcir gasolina alrededor de la cama, por todo el piso, hasta que me detuve justo al frente de Victoria que aún me miraba atónita y llena de pánico. Hice una sonrisa ladina y seguí caminando por el pasillo no sin antes indicarle con una seña a Alessandro que llevara a Victoria a la primera planta.

Seguí llenando el pasillo de gasolina, y, al llegar a la primera planta, justo donde estaban los cadáveres de los señores Bernadi tendidos en el piso con manchas de sangre a su alrededor. No me esperé y  derramé gasolina alrededor de sus cuerpos inertes. Lastima que Victoria no estaba aquí para ver a sus padres bañados en gasolina.

Terminé de llenar el salón principal de gasolina y salí de la casa, justo donde Victoria miraba desde dentro de la camioneta, a través del cristal hacia la que ahora sería su antigua casa. Pero en especial, miraba la segunda ventana en la planta de arriba; justo donde se encontraba Kanya, sujetada a la cama sin posibilidad de liberarse y a punto de arder en llamas.

Estiré la mano hacia Alessandro que de inmediato puso los cerillos en mis manos. Tomé uno, lo pasé por la orilla de su pequeña caja y lo arrojé a la gasolina en el piso que hacía un camino de ella hasta la casa que no tardó mucho en arder en llamas con Kanya y los cadáveres de sus padres dentro.

Hice una pequeña sonrisa ladina al pensar en Kanya retorciéndose en la cama; intentado escapar de las llamas que pronto terminarían con ella.

¡NOTA!
Cabe aclarar que lo que sucedió en éste capítulo pasó mientras Melanie estaba en el psiquiátrico.

Presa[+18]Where stories live. Discover now