30- Paralelo

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La tarde estaba lluviosa, las ventanas acristaladas estaban completamente empañadas por el chubasco.

Todo el mundo estaba bien, todos vivían o al menos eso creí yo... eso creíamos los dos.

-¿Aun estás despierta?- me pregunta desde la cama que en ese hospital le habían puesto para que durmiera a mi lado.

-Mmm- es lo único que puedo responder.

-¿Crees que este bien?

Se refería a su novia, habíamos tenido un accidente el mismo día, las dos. Suena demasiado irónico pero estábamos en lados opuestos del mundo las dos personas que el más amaba.
Hago una mueca de dolor, no porque mis heridas me estuvieran destruyendo sino porque sus palabras me carcomían.

-Estará bien.

-¿Crees que esté cómo tú?

No, ella estaba mucho peor. Pero eso no se lo diría. No ahora cuando había esperanzas de... cuando quizás y... no sé lo diría porque no quería que pensara que ella podría... vale, no sé lo diría.

-No lo sé.

-Si ella se muere yo...

-¡Eso no va a pasar!- le miento y con ello intento creermelo yo también.

-Déjame decirlo porque no puedo aguantar tanta palabra atorada en la garganta- suelta un largo suspiro como si así se pudiera desahogar un poco- si ella...- no dice la palabra pero aún así se que ha querido decir- yo ¿que me voy a hacer? ¿a quien carajos le diré que está hermosa? no quiero pensar en que habrá alguien mas. No quiero pensar ni siquiera en como podré vivir si no está. Soy un imbécil que juró que jamás iba a pasar por lo mismo que papá: desgastado hasta el final de mamá. Y mírame- se ríe y se que lo ha hecho con desprecio de si mismo- aquí llorando como un idiota por ella. No sé que mierda me hizo esa mujer, no sé por qué me resulta tan adictivo el simple hecho de pensar en ella. No sé por qué...

-Ve a buscarla.

-¿Qué?

-Yo no me voy a morir si estoy sola, no es como si tu compañía me resultara tan importante- intento sonar graciosa.

Oigo como se ríe.

-Recuerda ir despacio por la carretera- es lo último que le digo.

Al cabo de media hora, escucho el sonido de su teléfono (lo había dejado). Una de las enfermeras de asistencia me ayuda y lo coloca en mi oído para que pueda hablar con "Madre de Sophie"

La vida entera me tiembla cuando escucho:

-Su tiempo es limitado...- seguido de mil sollozos.

Y supe que el había hecho bien en ir, al menos podría decirle un tercio de lo que me había dicho a mi porque le daría tiempo llegar... ¿verdad?

Historias de un amor ©Where stories live. Discover now