El elegido

275 55 5
                                    

Llevaste la cuchara con la comida insípida a tu boca, intentando no poner cara de asco ante el poco sabor que tenía, preferías tu comida menos favorita antes que comer esta especie de puré de ingredientes indescifrables, pero por el momento sólo podías conformarte con lo que tenías.

Decidiste mantenerte lo más alegada de todo el mundo, no querías ser como una vieja malhumorada que desprecia a todos y todo pero en los cinco días que llevabas aquí nadie parecía ser de mínima confianza, preferiste tomar el rol de observadora por el momento al ser la 'novata' entre los presos. Sobre todo ahora que escuchaste sobre que aquel tipo iba a venir, querías obtener más información pero nadie parecía tener idea de quien era o evitaban hablar de esa persona, no entendiste cual era el gran misterio, no es como si decir su nombre o mote fuera a provocar algo.

─¡Todos en fila! Espero que se comporten durante las siguientes horas, estarán trabajando en el taller.

Las pocas personas que se quejaron recibieron algunos golpes junto con algunas amenazas, suficiente para callarlos mientras que te colocabas en tu respectiva fila esperando que te esposaran para trasladarte a la zona del taller. Era extraño ya que normalmente hoy no teníais este plan, según el horario que habías memorizado al pasar por recepción varias veces, hoy debería tocar tiempo libre en el patio trasero y no taller.

No te quejabas, preferías trabajar con todas aquellas herramientas que observar personas sudorosas haciendo ejercicio o empezando alguna pelea, así que cuando llegaste hiciste lo que mejor se te daba, después de provocar incendios, reparar armas. El problema fue que prácticamente desconectaste del mundo real para centrarte en tu trabajo, siendo algo que disfrutabas podías llegar a estar un día entero jugueteando con engranajes, tornillos y tuercas sin si quiera tomar un descanso, tan absorta dentro de tu mente que no notaste el cambio en el ambiente, todos en aquella sala parecieron tensarse como si algo les hiciera sentirse hormigas.

Solo un golpe con la culata de la escopeta de uno de los guardias te hizo volver a la realidad, al parecer habías sido la única idiota que no escuchó como uno de los generales dijo que debíais parar de trabajar, todos miraron como fruncías el ceño mandando una mirada sucia al guardia que te había golpeado, al igual que pudieron ver como tu mandíbula se desencajaba al mirar al frente.

─La puta madr- ¡ah!

Tu boca se cerró al recibir otro golpe de aviso, frotaste nuevamente tu cabeza, mirando de soslayo de nuevo al guardia que pareció sonreír ante tu dolor, hiciste una mueca y te centraste en lo que te sorprendió antes, mejor dicho, quien, un hombre ridículamente alto, rubio con gafas y el peor sentido de la moda que pudiste ver en alguien. Suspiraste ante la tensión que recién habías notado, bueno sí, admitirías que este tipo tiene un aura espeluznante a su alrededor, tal vez un poco intimidante por su altura, incluso por su título como señor de la guerra.

Él paseó por todo el taller observando a las personas en un incómodo silencio que te impacientó, no podías saber donde miraba por sus estúpidas gafas pero si podías sentir como sus ojos se posaban en ti porque tu cuerpo se sintió completamente congelado, nunca te habías sentido tan intimidad por alguien y te estaba molestando así que decidiste hacer lo que alguien debe hacer cuando está sobre pensando o poniéndose nervioso. Golpeaste tus mejillas con ambas manos haciendo un sonido sordo, por segunda vez todos voltearon a mirarte, te ganaste un tercer golpe en la cabeza pero al menos te deshiciste de la tensión que tu cuerpo tenía.

─Creo que lo he decidido, aunque no ha sido muy complicado viendo la clase de personas que hay aquí... todas patéticas, ladrones, estafadores sin una vida ni amor propio, menuda panda de perdedores fufufu.

Todos parecieron morderse la lengua para no responder al rubio, aunque un valiente se lanzó a atacarlo con un destornillador, tus ojos se abrieron como platos al ver como esa persona cayó al suelo cortado en finas líneas como queso rallado, definitivamente este hombre era peligroso, pero si habías sobrevivido y convivido con un supuesto dios, no deberás temerle.

─Señor Donquixote, eres libre de llevarte al preso que desee, puede llevarse más de uno si quiere.

─Estaré bien con uno... por el momento.

Tragaste saliva cuando se acercó a tu puesto, suspirando inaudiblemente cuando giró la cabeza para mirar a otra chica que estaba en el lado contrario del pasillo, siempre tienes mala suerte pero el destino no es tan malo contigo, al menos, algunas veces no tan malo, más o menos...

─Tú, vendrás conmigo.

Y tu corazón dio un vuelco cuando sentiste una gran mano envolver tu muñeca, el tipo se encorvó para mirarte mejor, dándote una sonrisa de todo menos amistosa. Que se joda el destino y la suerte, a partir de ahora no creerás en nada más que los libros de física, biología y matemáticas, hoy perdiste la fe.

─Presa número seiscientos setenta y cinco ya ha escuchado, siga a su nuevo amo, recogerán sus pertenencias en seguida.

─¿Qué- Ay- espera ¿¡Qué pasa con mi sentencia!? ¿¡Seré libre cuando se acabe!?

─Mantenga silencio, se le enviarán los detalles a su nueva dirección.

─Ah... ─te calmaste mínimamente por eso, tu mente procesando todo mientras te arrastraban fuera, tus pensamientos intrusivos ganando por unos instantes al cruzar miradas con el guardia que te había golpeado, alcanzaste un martillo de una de las mesas de trabajo y se lo lanzaste al pie─ ¡Ay, se me cayó, perdón!

No pudo volver a golpearte porque ya no formabas parte de 'sus' presos, aunque te molestó ser tratada como algo que podía ser de la propiedad de alguien, ahora mismo solo aprovechaste la situación de ser intercambiada como tal.

Miraste la nuca del tipo en silencio mientras ibais a por tus cosas, solo esperabas que al menos no tuviera pensado hacer cosas asquerosas contigo, serías una fugitiva de por vida si eso llegase a pasar porque no pretendías pasar tus días de condena siendo una esclava sexual, frunciste el ceño, ni siquiera habías dejado la isla y ya presentías que este hombre te iba a dar muchos dolores de cabeza.

Miraste la nuca del tipo en silencio mientras ibais a por tus cosas, solo esperabas que al menos no tuviera pensado hacer cosas asquerosas contigo, serías una fugitiva de por vida si eso llegase a pasar porque no pretendías pasar tus días de conde...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Pequeño edit porque olvidé poner este lindo dibujo que hizo candiedinsides <3

Y alguien me dijo que imaginaba a la prota como Fio Piccolo de porco rosso y es tan bonita 🤌🏻

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y alguien me dijo que imaginaba a la prota como Fio Piccolo de porco rosso y es tan bonita 🤌🏻

𝗚𝗲𝗮𝗿𝘀 & 𝗕𝗼𝗹𝘁𝘀┃One Piece [HIATUS]Where stories live. Discover now