Lado bueno

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Habían pasado unos tres de días, agradeciste que al menos Enel no se comportara como un mentecato contigo, no podías decir lo mismo de los aldeanos ya que cuando tuviste que salir esos días fueron tratados con desdén por parte del hombre. Pero era mejor eso a tener que estar rociándole agua cada dos segundos por tratar de atacarte.

No pensabas que Enel fuera un completo idiota pero... notaste que tenía unos bonitos pendientes de oro decorados con algunas piedras preciosas, la cosa es que entre esas joyas había prisma marino, en muy poca cantidad, pero lo suficiente como para suprimir sus poderes, así que sí, era un completo idiota. Tampoco podías culparle, después de todo en Skypiea no hay prisma marino, y tal vez robó los pendientes de alguien que subió allí pensando que estaría protegido de un consumidor de frutas del diablo, que mal por esa persona.

No planeabas revelar esta información hasta unos cuantos días más, sólo por precaución, aún estabas tratando con la personalidad del hombre y querías, bueno, más bien debías tener una relación un poco más cercana si no querías morir una vez que le 'curases'.

─Esto es aburrido humana, ya he terminado de arreglar tu techo.

Saltaste de tu escritorio mirando hacia arriba, había cuatro trozos grandes de madera amartillados de manera pobre, cruzaste miradas con Enel y querías burlarte de él porque tenía una cara de orgullo como si hubiese hecho el mejor trabajo de su vida, era como un niño entregándole un dibujo a su madre.

─Para ser tu primer trabajo no esta mal.

─¿No está mal? ¡Es como una obra de arte! No sabía que podía hacer estas cosas con mis manos.

─Dios mío eres como un mono descubriendo fuego...

─¿Has dicho algo?

Te miró de reojo sin haberte escuchado por tener más atención en las tablas mal puestas del techo que en ti.

─Uh- oh, nada, que tal vez deberías descansar de tanto trabajo duro.

─Tienes razón, cocina. ─lo miraste en silencio con la cara en blanco, esperando a que corrigiese su expresión como le habías estado pidiendo estos días, querías que dejase de ordenar─ Quiero decir, ¿puedes hacer comida?

─Bien, por lo menos ahora no pareces grosero.

─Nunca entenderé eso a lo que llamáis cortesía.

─Me di cuenta la primera vez que me hablaste... de todas formas, creo que en un par de días tendré la solución a tus problemas, así que trata de no ser un arrogante durante ese tiempo, luego puedes ir a otra isla a hacer de tirano todo lo que quieras.

─Suena bien para mi, ¿qué pasa si me devuelves los poderes y decido provocar el caos aquí? o incluso matarte.

─Entonces te echaré flus flus para debilitarte, te encadenaré con cadenas de prisma de mar, te cortaré cada maldito dedo de tu cuerpo, haré que te los comas, luego te descuartizaré y te tiraré al lago de las pirañas, recogeré tus huesos y se los daré a los perros de la isla.

Fue la primera vez que escuchaste a Enel reírse, a pesar de que estabas prestando más atención a las sartenes en las que cocinabas sentiste que fue una risa genuina, cómo si disfrutara sacarte de quicio en momentos puntuales por tus reacciones.

─Eres una humana muy divertida, de mente retorcida seguro, ¡perdonaré tu insolencia cuando nos conocimos!

¿Insolencia? Lo que sea que le haga dormir mejor por las noches, el único idiota fue él pero no ibas a entrar a discutir eso cuando por fin te habías puesto de su lado bueno, quién diría que lo único que necesitabas era una amenaza de muerte para que no te matase.

Continuaste cocinando con un estado de ánimo más relajado, por fin pudiste sentir como la tensión entre ambos se esfumaba. Enel también notó aquello mientras su mirada no se apartaba de tu espalda, escuchando atentamente como tarareabas para ti misma los ingredientes o pasos que seguías de la receta.

Fue extraño, no le parecías atractiva para sus estándares, pero había algo que parecía atraerlo hacia tu persona, le molestaba no saber exactamente qué era y le gustaría saber qué demonios es antes de que tenga que irse, porque por mucha curiosidad que tuviera, su nueva ambición de descubrir el mundo en el mar azul ─como él conoce─ era mucho mayor.

─¡Listo!

Dejaste algunos platos sobre la mesa, humo saliendo de la comida recién hecha de manera satisfactoria, ni tiempo tuviste para tomar un bocado que alguien ya estaba llamando a la puerta, llámalo instinto pero solo por la manera en la que la puerta fue golpeada, sabías quién era y después de todo el estrés que te había causado Enel no ibas a pasar por esto ahora.

Agarraste la sartén que acababas de usar, sonreíste al sentir que todavía estaba algo caliente, caminaste rápidamente a la puerta que seguía siendo aporreada con insistencia, agarraste bien el mango, abriendo la puerta.

─¡Por fin, tu pequeña pu-

Lo cortaste con un golpe en la mejilla con la parte caliente de la sartén mandando al pirata a unos metros de distancia, sin tener ni una pizca de pena te reíste como una maniaca en su cara.

─¡No hago favores! Estamos cerrados.

Oh sí, prestar tu ayuda libremente también significaba trabajo de autónomo así que decidiste que nada de ayuda durante unos cuantos días, cerraste la puerta sin prestar atención al utensilio manchado de sangre, dejándolo en el fregadero para lavarlo más tarde, sentándote a comer como si no le acabaras de arrancar un par de dientes a ese hombre. Definitivamente no atraías a Enel de manera física, pero tus momentos de brutalidad y tu personalidad explosiva fue lo que le gustó sin lugar a dudas.

𝗚𝗲𝗮𝗿𝘀 & 𝗕𝗼𝗹𝘁𝘀┃One Piece [HIATUS]Where stories live. Discover now