CAP.35: LEALTAD.

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Estaba sola, había arruinado el plan, mis amigos y hermanos estaban en peligro, vi morir al amor de mi vida frente a mis ojos.

Los lobos seguían intentando entrar, no sabía que estaba pasando fuera de este lugar, no sabía si estaban muertos o seguían luchando.

La única oportunidad que teníamos estaba arruinada, el día de hoy era la única posibilidad de pedirle ayuda a la reina del otro mundo, ella era la única que podía ayudarnos a sacar a todos los seres que no eran de este mundo.

Fui egoísta, actúe sin pensar, pero estaba tan asustada y confundida, que no pude dejarlos morir.

Puse las coordenadas de una vieja iglesia a la que iba de chica, era el único lugar que me parecía lo bastante lejos de todo esto, aunque sabia que ese lugar estaba rodeado de seres no deseados.

Me preocupaba cruzar el portal y que mi memoria terminara peor de lo que había empezado, que era lo más seguro, pero sin importar cómo, encontraría la forma de recordar y volver a reunir a todo mi grupo, vivo.

Cuando el conteo estaba listo, cruce el portal, lo último que quedó de él explotó, y yo me quedé ahí viendo como todo quedaba en cenizas, hasta que el portal se cerró, y no pude ver nada más del otro lado.

Mi cuerpo temblaba, no podía con tanta angustia, había arruinado todo, era mi culpa jamás debía haber cruzado ese portal, jamás debí dejar que ellos entraran, tuve que hacer las cosas de manera diferente, pero era tarde. No solo había condenado al mundo con mis errores, también a las personas que amaba.

Ahora estaba sola, sin mis hermanos ni amigos, sin el amor de mi vida, y sin un plan.

No se cuanto tiempo había pasado, yo seguía arrodillada llorando, mi cuerpo dolía, estaba todo sucio y golpeado por el impacto.

Unos señores se acercaron, me hablaban pero yo no podía responder, mi voz se había gastado de tanto gritar y llorar.

— ¿Estás bien? — Preguntó la señora, mientras me tapaba con una manta.

— Salió mal.—  Susurre mientras rompía en llanto. — El plan salió mal, por mi culpa.

La garganta me dolía cada vez que hablaba, y mi voz era un susurro. La señora me abrazó hasta que aparecieron, hombres con uniforme de hospital.

Lo último que vi, antes de quedar inconsciente, fue un hermoso bosque.

Viernes 14 de julio de 2015

— Lo recuerdo. — Dije aún con lágrimas en los ojos.

Tantos recuerdos me habían afectado muchísimo, el druida seguía en la misma posición que antes, seguíamos en el lugar de antes.

— ¿Por qué no puedo recordar todo?— Pregunté angustiada.

— Porque me pediste recordar como llegaste aquí. Tus recuerdos se fueron antes de llegar a este lugar.

— Sabía muy bien que quería todos mis recuerdos.

— Pero eso no fue lo que pediste, las preguntas tienen que ser específicas, de ese modo será más fácil responder. Te di lo que me pediste.

— Yo salve su mundo.— Contesté enojada.— Freydis me debe lealtad.

— Y tiene la lealtad de mi reina, igual que la de todos nosotros. Pero las reglas no pueden romperse.

— Tengo que hablar con ella, es muy importante...

— Mi reina le dio una fecha para reunirse y usted no acudió a su encuentro.—Interrumpió.

— No pude hacerlo.— Dije enojada.— ¿Acaso no viste mis recuerdos? Casi muero, tuve que hacer lo necesario para sobrevivir.

— Ella lo entiende, pero tiene un mundo que proteger.

— ¡¿Y mi mundo que?! Se les olvida que mi gente y yo arriesgamos todo por ustedes.

El no dijo nada, mantenía la misma postura que el principio.

— Hablan mucho de los traicioneros que son los humanos pero ¿Ustedes? No tienen palabra, son peor que los humanos.

— No voy a permitir que...

— No le estoy pidiendo permiso.— Lo interrumpí enojada. — Dígale a su reina que si no me ayuda, se va a arrepentir de haberme regalado tantos poderes. Mi gente y yo sabemos muy bien cómo pagar las deudas.

De un momento a otro todo se volvió negro, caí arrodillada.

Al abrir mis ojos me encontré con Zafira, estaba al lado mi ayudando a ponerme de pie, seguíamos en el mismo lugar.

—¿Estás bien?— Preguntó preocupada.

— Si ¿Cuánto tiempo pasó?

— Unos minutos, quizá diez. ¿Pudiste conseguir algo?

Asentí aun confundida, podía jurar que estuve una hora, incluso hasta un día, los recuerdos parecían tan reales.

— Tenemos que irnos. — Dijo Zafira guiándome a unas puertas traseras. —La élite no está, pero Gael puede aparecer.

Me guio hasta un pasillo donde Sam y los chicos me esperaban.

Mi cuerpo se sentía débil y mi mente estaba arruinada, necesitaba descansar.

Lo último que escuche, fue a Zafira decir que me llevaran a mi cuarto. Luego caí inconsciente en los brazos de Sam.

 Enigma #1Where stories live. Discover now