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—¡Felicidades mi niña!—oigo la voz de mi madre en mi habitación a la mañana del día siguiente.
Bufo llevándome la almohada a la cara. Llegó ayer muy tarde del viaje y pensé que al menos estaría cansada t no haría lo que hace todos los años: despertarme a las siete de la mañana con canciones de cumpleaños que me obliga a cantarne a mi misma.
Realmente creo que sabe lo ridículo que es pero que disfruta avergonzandome.
Es decir... ¿Por qué la gente tiene buen humor por la mañana? Lo veo casi imposible, no, me corrijo, totalmente imposible. Bueno, puede que si me despierto con Tom Holland desnudo en mi cama me alegre un poco el día, o con Zendaya, quien sabe, pero soy de esas personas que tiene insomnio y que a la noche se pone profunda, así que me pregunto todo tipo de cosas sin respuesta que ni siquiera tienen importancia.
Así que no, mi humor por las mañanas es horrible, y si ya estoy malhumorada al empezar el día, no se como esperan que tenga paciencia.
—¡mamá te dije que este año me dejases más tiempo para dormir!—me quejo tapandome con la sabana.
Pero ella comienza a cantar para molestarme—¡cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean tus amigos del parchiiiis!—canta con una estúpida alegría que no se de donde han sacado.
—¿mamá, que haces?—oigo la voz de mi hermano, le miró para pedir ayuda pero una sonrisa se extiende en su rostro—Oh... Ya veo....¡Cumpleaños feliz, cumplea—
Y entonces mis dos hermanas se unen a mi odioso hermano y a mi pirada madre y empiezan a cantarne canciones de cumpleaños, ni siquiera sabía que había tantas diferentes. Solo me tapo con la manta y agradezco que al menos mi padre no se una a la fiesta, porque seria demasiado vergonzoso.
—Vamos, levanta, que ya te dimos tiempo para dormir—se tira mi hermana Madison encima de mi.
—Si con tiempo para dormir te refieres a los veinte minutos que estuvisteis berreando como si cantaseis bien, no creo que ese sea un—
—Arriiiibaaaa—mi hermano Quinton nos tira a ambas de la cama—Y a hacer la maleta, que sólo tu faltas.
—Idiota—me quejo sobandome la cabeza—¿no sabes que si me doy un golpe en la cabeza puedo quedar paralitica, en estado de coma, inconsciente...—
—Maximo te saldrá un chichón—se burla el y mira a mi madre con un puchero—¿puedo bajar a desayunar?
—Tiene 20 años...—farfulla Addison burlona haciendo que ría.
—Ayuda a tu padre abajo, si, bueno, iremos todos, venga, y dejamos a Nerea tranquila—acepta ella y me guiña un ojo de manera confidente—No tardes en bajar, cariño—deja un beso en mi frente—Tenemos que ir al aeropuerto en un rato.
