Carrera al hospital

73.6K 3.2K 1.1K
                                    


Tamara se sentía en un hotel de cinco estrellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tamara se sentía en un hotel de cinco estrellas. La sala de esa casa era más grande que todo su pequeño departamento y no recordaba haber visto nunca una piscina tan cerca. Su madre nunca había tenido tiempo de llevarla a una ni ella el dinero para ir con sus hermanos, solo lamentaba el no tenerlos con ella.

—De verdad debiste avisarme, al menos pude traer una muda de ropa —le reclamó a Tiago considerando que no podría meterse a nadar sin un traje de baño.

—Pues quítate la ropa y te metes en ropa interior, luego la pones en la secadora —le aconsejó mientras quitaba la cubierta.

— ¡No voy a estar en ropa interior frente a ti!

— ¿Por qué no? Cuál es la diferencia entre la ropa interior y un bikini, de verdad no entiendo la lógica femenina.

—Que no es lo mismo...—respondió dubitativa, de verdad no tenía un buen argumento para rebatirle eso.

—Cubren exactamente la misma porción de piel, es más, los bikinis cubren menos y tiene exactamente la misma forma, solo son de materiales distintos.

Fastidiada por no poder darle la contra a Tiago y demasiado entusiasmada por meterse al agua, se quitó la ropa dándole la espalda a su amigo, al menos no iba a darle el gusto de pensar que estaba haciéndole un streeptease personal. Tiago se quitó la ropa también, le daba flojera ir hasta su nueva habitación a buscar un traje de baño.

Tamara se abrazaba, intentado cubrirse un poco, mientras de forma insegura metía el dedo gordo del pie en el agua, calculando la temperatura y agarrando coraje para meterse.

Harto de su indecisión, Tiago la empujó dentro, salpicándose a él también. La chica sacó la cabeza respirando agitadamente y quitándose los cabellos de la cara.

Tiago se lanzó también casi ahogando a su amiga de nuevo.

— ¡Eres odioso!

— ¡Eres desesperante! ¿Cuánto tiempo ibas a tardar en entrar? Tenemos un par de horas hay que aprovecharlas —dijo comenzando a nadar de espaldas.

Tamara permanecía quieta en su lugar haciendo ondas con sus manos.

— ¿No vas a nadar?

—No sé nadar, solo deja que me aclimate.

Tiago volcó los ojos y la arrastró con fuerza hacia la parte más honda.

—Solo échate de espaldas y vas a flotar, luego empiezas a mover las piernas para darte impulso —le indicó.

Poco a poco fue animándose a más, divirtiéndose como nunca antes al experimentar algo nuevo.

—Bien, debo reconocerlo, te luciste. Estás casi perdonado. —Ya más segura y flotando de un lado al otro, Tamara le agradeció.

Mi vida un showDonde viven las historias. Descúbrelo ahora