Capítulo 28

1.4K 136 21
                                    

«Sabes que no sueño con vos al dormirme, no es bueno soñar con los angeles de hoy. Sabes que miento siempre que hay una buena ocasión. También sabes que un consejero me dijo, hecho el amor hecha la trampa y al pie, de la letra sigo ese hermoso consejo cruel»

Si alguien le preguntaba a Taylor cuál era el sueño de su vida, ella probablemente sonría y sin dudar contestaría: "mí boda".

Taylor había fantaseado con su boda desde que era niña. Cuando robaba el álbum de fotos de la habitación de su mamá, se imagina a ella misma en un vestido blanco y largo, esponjoso, como el de una princesa. Caminando, siendo la princesa que se sentía y que sabía, podía ser.

En sus sueños, siempre había un joven apuesto, que la miraba de una forma tan mágica, que le hacía sentir escalofríos. Un hombre dispuesto a darlo todo por ella, por su amor, por tenerla a su lado lo que le quedaba de vida.

Taylor fantaseaba a menudo, pero no vivía aislada de la realidad. Sabía que su cuento de hadas no era como el de los libros y que el príncipe que tenía al lado, no era el de sus sueños, pero era el indicado.

Harry era la persona menos romántica que conocía. Aunque a veces, tenía sus momentos, esos que a Taylor le gustaba llamar "Arranques de un enamorado empedernido". No era perfecto, pero le gustaba, y sobre todo lo amaba.

Aunque él no la miraba como siempre fantaseado.

Harry esa mañana no solo estaba silencioso, estaba distraído. Pensaba que podía engañarla, pero lo conocía. Harry tenía la cabeza en cualquier lado, menos ahí.

- ¿Y que piensas de estas? -preguntó cuando notó que se había quedado mirándolo. A veces le pasaba de quedarse demasiado absorta cuando lo miraba.

Harry la miró unos segundos después, y casi podía jurar que no había oído nada lo que había dicho, pero lo supo disimular realmente bien. - ¿Hablas de las invitaciones?

Ella asintió, mostrándole la invitación que tenía en mano. Tenía un ligero color lila, con letras negras. - ¿Qué dices?

Él sostuvo la invitación, que se volvía diminuta en sus manos grandes. Harry la miró, con una sonrisa de lado que mostraba ese hoyuelo que la enloquecía. Luego se quedó pensativo, y Taylor solo pudo mirarlo. Había algo de mirar a Harry distraído que le encantaba.

- Creo que estan bien -dijo saliendo de su letargo. Taylor dudaba de que hubiera apreciado realmente la tarjeta pero no lo culpaba. Los hombres no tenían idea sobre detalles.

- No terminan de convencerme -dijo la rubia y regresó la tarjeta a su lugar. Luego suspiró. - Cariño ¿Qué hay de Louis? Hace tiempo que no lo veo. ¿Está todo bien?

- ¿Con Louis? Por supuesto, nada más que... se puso nostálgico y se fue una temporada a lo de su mamá, nada de que preocuparse.

Pero sabía que mentía. No podía afirmar porqué, pero algo en su pecho se lo decía. Harry no la miraba, y paseaba las manos por las invitaciones fingiendo verlas. Algo más había pasado con Louis, porque si algo sabía, era de la obsesión que tenía Harry por siempre estar al lado de Louis. No lo dejaría ir tan fácil. Sin embargo, si Harry no quería hablar de ello, ella no insistiría. Después de todo, Harry siempre había sido bastante mezquino con los asuntos que involucraban a su preciado mejor amigo.

- ¿Y va a ser tu padrino? -preguntó cuando sintió incómodo el silencio entre ellos.

- No lo sé. Sabes que a Louis no le gustan las bodas. Siempre llora en las bodas, haciéndose todo el hombrecito.

- Intenta convencerlo. Eleanor será mí madrina ¿No crees que sería perfecto?

- ¿Perfecto? ¿Qué cosa?

Mi Admirador Secreto » Larry StylinsonWhere stories live. Discover now