Capítulo veintiuno.

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«Ahora recuerdo la primera vez que te reíste, y las ganas que me dieron de que se me ocurra un chiste ¿Cómo van a convencerme que la magia no existe?

ARRANCARMELO - WOS

"Llegué a la conclusión que no puedo seguir insistiendo

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"Llegué a la conclusión que no puedo seguir insistiendo. Tengo que dejarte ir. Tengo que aceptar que nunca me vas a mirar como te miro, que no voy a tener nunca un lugar en tu corazón. Te tengo que dejar ir. Está será la última carta que recibas de mí. Fue un placer ser tu admirador secreto"


Lo invadió una nostalgia indescriptible. Nunca lo conoció, nunca supo quién estaba detrás de esas cartas y no lo sabría nunca. Con eso sospechó que su vida era una larga seguidilla de despedidas y desencuentros.

Anoche no pudo dormir, porque el silencio lo aturdía. No fue capaz de ir a la que solía ser la habitación de su mejor amigo y en cambio se hundió en la miseria del corazón roto. No recibió una respuesta por parte de Louis, ni siquiera un mensaje insultándolo y fue lo que necesito para tener la charla que había pospuesto desde hace un tiempo. Trató de pensar cuando inició todo, el porqué le afectaba su ausencia, y entendió que se trataba de algo más que solo ser amigos, que siempre había creído que lo tendría a su lado, nunca pensó una vida sin él y cuando finalmente se le escapó de las manos, entendió que lo que sentía no solo era miedo de perderlo, era miedo de verlo enamorado de alguien más, de verlo haciendo su vida con alguien más. Lo amaba. El aceptarlo lo aturdió aún más y trató de pensar cuándo fue que se enamoró y no encontró respuesta, supuso entonces que lo había amado desde siempre. Entendió el dolor en el corazón, la desesperación que lo dejaba sin hambre y quiso correr a mitad de la noche a buscarlo. Dió vueltas en la cama, pensando en él, lo llamaba en silencio, lo buscó en las sombras, quiso llamarlo, necesitado, cómo si su cuerpo se hubiera debilitado y fuera víctima de una fiebre mortal. No durmió esa noche, sintiéndose liviano por fin aceptar lo que sentía, angustiado por entender que era demasiado tarde para hacer algo, pues no podía olvidarse de Taylor y que en unos meses el vientre se le inflaria y sería inevitable fingir que todo estaría bien. El tiempo corría sin detenerse.

Louis no fue a clases. Y Harry sintió la necesidad imperiosa de verlo, de tocar sus manos, ver su sonrisa, sus ojos, su nariz de botón, sus labios resecos. Necesitaba aunque sea disculparse, expresar lo que sentía para ver si así se arrancaba del pecho el amor que le tenía y con suerte seguir su vida. Esperaba que lo rechazara cruelmente, que le dolería para que no cupiera siquiera un vestigio de amor en su corazón, deseaba volver al principio. Y se preguntó, si en otro universo, las cosas habían sido distintas. Para consolarse, se imaginaba que en otra vida habían estado juntos y que en esa no habían tenido la suerte de coincidir.

Pensó en buscar a Eleanor apenas sonó el receso pero en medio del camino encontró a su vecino. Niall Horan lo miró sorprendido cuando se acercó pues desde que vivía en ese barrio, apenas si habían cruzado más de diez palabras.

Mi Admirador Secreto » Larry StylinsonWhere stories live. Discover now