Capitulo 9 «Nueva normalidad»

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Capítulo 9
«Nueva normalidad»

Fue el jueves cuando Damien anunció en una reunión imprevista que tenía que volver a su tierra y que Blair volvería a ocupar su anterior puesto. Obviamente esto último ya lo había hablado con el mismísimo Blair en persona, y supuse que fue el motivo por el cual ese día no acudió a trabajar alegando, según algunos, una muy conveniente indisposición estomacal. Quizás se había mordido la lengua y ahora estaba lidiando con su propio veneno. La alegría fue tímida pero latente entre los que estábamos allí presentes, salvo en Sara, quien no pudo evitar hacer una mueca cuando Damien añadió quien lo sustituiría a partir de ese momento. Nadie dijo demasiado. Supongo que no lo conocían lo suficiente como para evaluar aún si era bueno o malo.

Eso sí, cuando salimos no pude librarme de la presencia de Rubí, quien agarrada a mi brazo, me susurró en un tono demasiado alto: —Qué suerte tienes, chica.

—¿Eh?

Me costó un par de segundos y una mirada confusa por mi parte entender a que se refería. Obviamente no se refería a mi escasa —o, mejor dicho: nula— suerte en los juegos de azar, sino a mi nuevo...

—Tu jefe —se adelantó a mis pensamientos.

Y esa idea dicha en voz alta hizo que mi estómago diera un brinco para nada saludable.

—Mi jefe... ¿Qué pasa con él? —fingí no enterarme de nada.

—¡Por Dios, Noe! Tu jefe ahora es Azael Harrison. ¿Has estado prestando atención a la reunión si quiera? —preguntó Rubí, con un tono de voz que denotaba cierta frustración.

Sí, por supuesto que había estado prestando atención a la reunión. Pero mi mente estaba más ocupada en las sensaciones que me producía la presencia de Azael. No podía evitar notar lo bien que le sentaba el color azul en la ropa y cómo su hoyuelo apenas hacía acto de presencia en las sonrisas forzadas que le dedicaba a los que corrieron a darle la bienvenida. Era bueno con eso, tenía que admitirlo. De no ser por que había sido testigo de cómo las verdaderas sonrisas se veía en su rostro —y estaba un poco obsesionada con ellas— jamas habría deducido que solo estaba siendo cortés.

—Ah, sí, sí —intenté sonar casual, pero la voz me salió una octava más aguda de lo normal. ¿Lo habría notado? —Espero que sea... agradable —me apresuré a decir. Pf, agradable no era una palabra que utilizaría para definir a mi nuevo amigo.

Anduve más rápido, tratando de alejarme de Rubí, pero ella me siguió el ritmo, sin intenciones de dejar nuestra conversación todavía.

—Ese chico caerá a mis pies en unos días —anunció Rubí, con una sonrisa arrogante. —He notado que hay feeling entre nosotros ¿sabes?

Esta vez las ardentías subieron desde mi estomago hasta mi garganta.

Necesitaba parar en una farmacia para comprar algún medicamento que solucionara mis problemas estomacales. Quizás la excusa de Blair no era una excusa, sino un virus que se iba propagando por el edificio.

Rubí tomó mi silencio y mi monólogo interno como una invitación para seguir divagando, mientras yo trataba de ignorarla y enfocarme en mi camino

—He notado como me mira. Noto la tensión sexual entre los dos—no pude evitar girar mi rostro para verla mejor cuando pronuncio esas palabras. No debería cuestionarme cuánta verdad había en sus palabras, y sin embargo la duda echó raíces en mí. Pero, sobre todo, no debería haberme importado lo más mínimo si eso era cierto o no, y lo hizo.

—Tiempo al tiempo Noemí, ese chico acabará en mi cama y no querrá irse de ella jamás.—La sonrisa en sus labios fue ancha —Ya me lo imagino... —susurró, pegando más nuestros cuerpos —Apuesto a que es de los que le gusta mandar. —No sabía que decir, aún estaba procesando sus palabras cuando sus cejas se alzaron rápidamente, y de su boca salió la pregunta: —¿Crees que será bueno en el sexo oral? No todos los hombres lo son. Es un privilegio encontrar a uno que te sepa comer bien el...

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