Estúpido diario, mi historia no es fácil de contar, pero no puedo contársela a nadie más que a ti por dos simples razones: la primera, no quiero y la segunda, es porque es muy díficil encontrar a una persona en la que confiar y entregarle la historia en la que conocí a mis chicos. Y a ti, si, a la persona que va a leer mi diario. A la persona que está apoderándose de mi mejor anécdota; de mi mejor historia; de mi mayor orgullo y trofeo. A ti, te deseo suerte.