No dejaba de pensar en él, el chico del café, aunque sólo pude ver un poco de su cabello rubio supe que era un agradable chico. Realmente no había entablado una conversación directa como para dejarle mi número telefónico, ahora que lo pienso, acabo de darle mi número a un chico que suponía que era lindo, quien no sabía el nombre y para colmo era un total desconocido... Bueno, mientras Lisa no se entere de esto, estaré a salvo. Ahora lo único que tengo que hacer es sentarme y esperar hasta que él decida... ¡MI CELULAR ESTÁ SONANDO!