Capitulo 3

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Narra Charlotte

Nathan: Dime que no soy el único que se puso mega nervioso haciendo el recuperatorio -me susurró llegando a mi lado izquierdo en el pasillo.

Charlotte: Tranquilo, somos dos -reí- El profesor Quinn da más miedo que las verduras cuando éramos chicos -esta vez él rió.

Nathan: Tienes razón, pero igual, siento que ésta orientación no es lo mío.

Charlotte: ¿Entonces para qué decidiste estudiar Ciencias Biológicas? -sonreí mientras acomodaba bien mi bolso en mi hombro derecho.

Nathan: No lo sé -se encogió de hombros- Mi hermana estudió lo mismo, y no había ninguna otra que me interesara

Reí levemente. Al llegar al estacionamiento nos encontramos a Lisa apoyada sobre la puerta del piloto.

Nathan: Hola, Liss -le besó la mejilla amistosamente

Lisa: Hola, Nath y Lottie -gruñí

Charlotte: Odio que me digan así -susurré y sentí las manos de mi amiga golpeando levemente mis hombros- ¿Saben, tórtolos? Iré a tomar un café, ustedes vayan a hacer lo que ustedes quieran, además tengo mi laptop y podré terminar la tarea de más que dejó el profesor Quinn. -sonreí y seguí caminando hacia la salida.

Del bolsillo de la campera negra de cuero saqué mis auriculares y me puse a escuchar música mientras caminaba por las frías calles de Londres.

En realidad no tenía muchas ganas de un café, pero tenía la esperanza de encontrarme nuevamente con el chico.

Unas cuadras más tarde llegué a mi destino. Me paré frente a la puerta de cristal y me puse a leer los descuentos del día. Suspiré haciendo que un humo blanco salga de mi boca y entré.

El calor del lugar y el olor a té y café me envolvió por completo. Aspiré profundamente y me dirigí a la misma mesa de ayer. Sobre ella coloqué mi laptop, apuntes, lapiceros y mi teléfono, por el cual seguía la música reproduciendo.

Una chica pelirroja de ojos cafés se acercó a mí con una libreta y una sonrisa amable. Saqué uno de los auriculares de mis oídos y le sonreí.

-Hola

Charlotte: Hola -reí leve- Quisiera un té con leche y una media luna, por favor

-Enseguida le traigo su orden.

Sonreí nuevamente y me reí de mí misma. ¿Por qué estoy sonriendo? Digo, no hay nadie a quién sonreír.

Negué levemente graciosa y empecé a hacer la tarea.

-UNAS HORAS MÁS TARDE-

Mis ojos se cerraban levemente sobre mis brazos. No quería dormirme, pero tenía demasiado sueño y el chico no llegaba más. Lentamente miré la hora en la pantalla de mi computadora, las ocho de la noche, mierda.

Es raro que Lisa no llamara.

Largué un gran bostezo y nuevamente me volví a apoyar sobre mis brazos y me acosté en la mesa. Mis ojos se fueron cerrando hasta quedar completamente dormida.

Narra Thomas

Mierda, mierda y más mierda. Hoy tuve una reunión con los productivos de la película y se me pasó la hora. Manejé un poco más rápido y al llegar me coloqué todo para que otra vez nadie pudiera reconocerme.

Entré al café y miré hacia las mesas, mi sonrisa se hizo más grande al verla con su cabeza apoyada en la mesa con todas las hojas dispersas.

Me acerqué hacia su mesa y le toqué suavemente el hombro, viendo como despertaba.

Café? |Thomas Sangster| tbsWhere stories live. Discover now