A veces hay que hacer pequeños sacrificios con tal de ahuyentar a los demonios de nuestra cabeza, de hacerlos desaparecer de una vez por todas y poder seguir adelante sin volver a mirar atrás cada vez que algo bueno ocurra en nuestras vidas. Algo así como sería la libertad de las emociones, eliminando por fin los sentimientos de culpa y dolor para dar paso a una etapa mejor. Una lástima que los míos conocieran tan bien el camino de vuelta a casa. Es hora de que el cazador cace a su presa, pero... ¿quién es el verdadero cazador en esta historia? créditos por la ilustración a su respectiva autora (Vanessa Toserone) de pinterest obra registrada en safecreative