Alex odia que le llamen por su nombre; basta la persona incorrecta con el llamado para hacerlo enojar. A veces se siente como un calcetín blanco, sucio y olvidado; así de impulcro como el gris, así de reemplazable como un calcetín. Su vida marcha lo mejor que se puede, en la escuela o en su casa, sus deberes se reparten con calma. Sin embargo, después de ese día de lavado, Alex comienza a encontrarse con "él" en la lavandería, en las escaleras, incluso en las afueras de su propio hogar. Él, ese que se dedica a llamarlo por "Alejandro". Para Lukas, sin duda alguna, Alejandro no es más que un simple calcetín blanco; uno olvidado al fondo del cesto. Créditos de la imagen @ Nase_Nikyuu O2JUL21