Desde la primera vez que se vieron, provocaron fuertes sentimientos entre ellos. El se deslumbró con su belleza. Ella simplemente se asqueó. Adara creció en el seno de una familia irlandesa muy prejuiciosa, llenándola de un fuerte sentimiento de asco hacia la raza de un color distinto a la suya. Robert tenía una familia de raza diversa debido a su hermana. El nunca tuvo problemas con su color de piel, eso no provocaba conflictos en él. A pesar de eso el no podía sacar de su mente la mirada de asco otorgada por aquel rostro tan angelical. No estaba bien pensar en aquella chica, sabía que no era lo correcto, pero no podía evitarlo. Sabía que no había maldad en ella, solo un pensamiento retrógrado clavado en su mente, el cual el se encargaría de eliminar.