Nueve de febrero, seis menos veinte de la tarde, él vuelve en el tren que lo devolverá a casa. Todo ha salido perfecto. Pero una llamada le hace descubrir que todo lo que vivimos puede irse al garete de forma espontánea. Su hermano pequeño, Gustavo, se ha ido para siempre, eso es un hecho. La verdad, sin nada que esconder. Su novio, agente de policía, así como el resto de su equipo, no tienen dudas sobre ello. Las que no están tan claras son las circunstancias que rodeaban a su muerte. Las mismas que, seguramente, le harán tener que enfrentarse a la parte más oscura de su pasado.