¡Arrogante, creído, estúpido, un... un NIÑATO! Ese era el tipo de personas que Diana odiaba hasta la muerte, que la desquiciaban y hacían que una y otra vez se preguntase el por qué no se iban todos y cada uno de ellos al mismísimo ¡infierno! Y más se lo preguntó cuando se topó con uno de ellos y no porque ella quisiera, sino porque lo necesitaba... ¡MALDITA SEA MI MALA SUERTE!