La Sombra del Reloj: Un Oscur...

By Mariano_San_Miguel

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(Primera entrega) El Ministerio del Tiempo es un ente regulador de la continuidad del Tiempo y Espacio. Los... More

Capítulo I: Antes del Viaje
Capítulo II: Cartas
Capítulo III: Reencuentro
Capítulo IV: Melisa
Capítulo VI: Compañera de viaje
Capítulo VII: Oscura Ternura
Capítulo VIII: De Regreso
Capítulo IX: Presente, Pasado y Futuro
Capítulo X (Final): Punto de encuentro
Segunda parte

Capítulo V: Una llamada inesperada

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By Mariano_San_Miguel

V: "Una llamada inesperada"

Poco a poco recobraba el sentido de la vista. Mis oídos renacían al escuchar el sonido del viento al golpear las hojas de los altos árboles que nos rodeaban. La luz del día asomaba entre mis pestañas, despertándome de las garras de la pereza. Lentamente comencé a abrir mis ojos, no sabía dónde nos encontrábamos, mi último recuerdo fue aquel callejón oscuro, que irradiaba miedo, inseguridad y misterio. La razón intentaba volver a mí, pero se me dificultaba reconocer el lugar donde de repente había aparecido.

Mi cabeza retumbaba, el dolor no cesaba por tal mareo, no podía concluir nada sin recibir una fuerte puntada en la sien. Comencé a mirar a mí alrededor, nos encontrábamos en una especie de cabaña en la mitad de un bosque. Algo familiar se me venía a la cabeza, pero juraba por los dioses que nunca en mi vida había estado en ese sitio. Me levanté de la cama en la que me encontraba, parecía que me hubiese despertado después de una fuerte gripe, adolorido, mareado, un poco descolocado. Empecé a caminar hacia la puerta de la habitación, al cruzarla, ahí estaba ella, parada junto a la cocina tomando la pava para preparar café.

Adriel: - ¿Dónde estamos?

Melisa: - En una cabaña, alejada de la cuidad.

Adriel: - Oh... Claro ¿Cómo no me di cuenta? Pensé que era un submarino - le dije a modo de sarcasmo - ¿Dónde nos encontramos específicamente?

Melisa: - Es el lugar al que solía venir con alguien, para escapar en momentos de locura por tanto trabajo.

Adriel: - ¿Es seguro?

Melisa: - No figura en los registros del Ministerio. Aquí no nos van a buscar, no te preocupes. No tienen como rastrearlo, es como si estuviéramos en medio de una fuga de tiempo y espacio, es un lugar que prácticamente no existe. Errores de fábrica por decirlos de alguna manera.

Adriel: - ¿El tiempo sufre fallas?

Melisa: - En este momento no me voy a poner a explicarte todo con detalle, más vale que te relajes y tomes tu café.

Adriel: - ¿Y Rogger?

Melisa: - Afuera

Miré por la ventana de la cocina, pude ver a Rogger con su cara hacia el cielo sentado a los pies de un árbol, con sus ojos cerrados, como disfrutando del golpe de la brisa sobre su rostro. Lo notaba tranquilo, despreocupado, algo que tenía que comenzar a implementar. Respiré profundo, cerré mis ojos por un instante, aclarando mi mente para poder despejarlas de dudas, así podría disfrutar de un desayuno con la muchacha que me dedicaba toda la atención posible. Quedaban muchas cosas sin responder, el saber que me conocían mucho más de lo que yo mismo me conocía, cómo habíamos llegado ahí, ó por qué les preocupara tanto mi comodidad, mi seguridad y mi resguardo. Pero dejé que pasara el tiempo, en un lugar tan seguro y tranquilo como ese, lo menos que debería hacer era despejar mi cabeza y disfrutar del momento.

Melisa: - ¿Estás mejor?

Adriel: - Sí. Sólo un poco confundido, pero no importa, quiero aprovechar esta tranquilidad temporal. Ya habrá tiempo de volverme loco con las cosas que tengo que digerir.

Melisa me dedicó una tierna mirada, mientras se acercaba con las tazas a la mesa para compartir un desayuno diferente. Alejado de todo tipo de preocupaciones, de incertidumbres e ideas relacionadas al origen del conflicto. Mis manos se deslizaron lentamente hacia el café, el calor de la taza acarició mis palmas mientras mis ojos se comunicaban con los de Melisa.

Melisa: - ¿Tiempo? Aquí tiempo es lo que sobra.

Respondí a su sonrisa con una similar, esta chica me causaba algo especial, pero no sabía qué, no sabía por qué razón me hacía sentir tan tranquilo estando a su lado. Mi corazón experimentaba un extraño e incoherente sentimiento ¿Cómo podría ser si ni siquiera la conocía tanto como para que pasaran esa clase de cosas?

El tiempo pasó, en sentido figurado, ya que estábamos en una especie de grieta. Llegado el momento, le pedí a Melisa que me termine de aclarar algunas cosas.

Adriel: - Melisa, creo que llegó la hora de aclarar esto.

Melisa: - ¿Qué es lo que te incomoda?

Adriel: - ¿Cómo llegamos a este lugar? ¿Por qué los mareos?

Melisa: - Si lograste asimilar que este es una grieta de espacio y tiempo, no te vas a sorprender si te digo que lo que experimentaste fue tu primer viaje en el tiempo, por eso las náuseas y el malestar, eso disminuye a medida que te acostumbras.

Adriel: - A estas alturas, puedo creer todo, si tengo la habilidad de detener el tiempo, por qué no voy a poder viajar en él, si es tan coherente lo que me está pasando.

Melisa: - Que sarcástico eres ¿Tú piensas que esto es broma que te estoy diciendo esto para solamente reírme de ti? ¿Te piensas que tengo tiempo para perder inventando cosas ó que estás aquí por secuestro? Si esto no fuera cierto no estaría tan preocupada en salvar tu vida. Adriel, te están buscando, quieren eliminar todo evidencia sobre tu existencia.

Adriel: - ¿Quién, mi otra personalidad, Fobia? ¿El malo que se parece a mí?

Melisa: - El Ministerio.

Adriel: - Genial, ahora también el mismo Ministerio está detrás de mis pasos ¿Qué no tienen que ocuparse de regular el tiempo y espacio?

Melisa: - Por eso mismo, desde que comenzaron a correr los rumores sobre el escape de la oscuridad, el Ministerio decidió eliminar todo lo que pudiera colaborar con su expansión.

Adriel: - ¿Y yo en qué ayudaría?

Melisa: - Tu eres el único que pudo encerrar la oscuridad en su momento.

Adriel: - ¿Qué hay del tal Fobia?

Melisa: - De él no sé demasiado, pero sé que es alguien que nos ayuda. No sé si eres tú mismo, si es un pasado tuyo, si es alguien del futuro, solo sé que es idéntico a ti, y si no fuera por él no podríamos haber llegado hasta aquí.

Adriel: - ¿Ha sí? ¿Y dónde lo viste?

Melisa: - Llegó a nosotros un día antes de tu viaje.

Rogger abrió la puerta y entró. Nos miró con una tranquilidad, nos presentó una vaga sonrisa y se acopló a la mesa.

(El sonido del pequeño impacto de la puerta contra la abertura se fusionó con el sonido que generó Martha al cerrar la suya unos días antes)

27 de Noviembre en casa de Martha. Melisa, Rogger, Martha y Fobia.

Martha: - Si no es Adriel, entonces ¿Quién es usted jovencito?

Rogger: - Martha no apresures las cosas, déjalo que por lo menos se desabrigue.

Melisa: - No tomes todo tan natural Rogger. ¿Quién eres y qué es lo que sabes?

Fobia: - Ya les dije, soy Fobia y vengo a ayudarlos, ustedes deben estar al tanto ya de lo que pasó con Adriel.

Melisa: - Que está a punto de recuperar la memoria, eso alteraría el transcurso del tiempo. El Ministerio quiere a Adriel fuera de este asunto, por eso quieren eliminarlo.

Fobia: - ¿Y sobre Terror que es lo que saben?

Melisa: - ¿Viniste a responder o a hacer preguntas?

Martha: - Niña, veamos hasta dónde quiere llegar. Lo que sabemos es lo que transmitieron los voceros del Ministerio, la oscuridad se fortaleció adaptando forma propia.

Fobia: - Hay cosas que no son tan simples como lo que ustedes saben, no todo lo que se comenta es cierto, muchas verdades fueron falseadas. Adriel es el objetivo número uno de Terror, lo necesita para poder poseer un cuerpo, en estos momento puede adoptar cualquier tipo de forma animal, un caballo, un perro, un ciervo, cualquier terrestre. Todavía es muy débil como para tomar su forma humana, por ello el Ministerio no optó por enfrentarlo, sino evitar el contacto con Adriel.

Melisa: - No lo puedo creer ¿Hasta dónde son capaces de llegar? ¿Cómo podemos estar seguros de que no estás mintiendo?

Fobia: - ¿No tengo la misma cara de Adriel? Por ahora solo puedo decirles que si le pasara algo a él, yo dejaría de existir, no me conviene andar por todos lados mintiendo sobre este tipo de cosas.

Rogger: - Yo necesito más que eso para creerte.

Fobia: - Día 27 de Noviembre, viajando en tren, cruzando el valle después de las montañas, asiento 42, 23:03 Hs, ese es el momento exacto en el que detiene el tiempo por primera vez, pero él no se va a dar cuenta.

Melisa: - El día y la hora están bien, son los datos que figuran en la información que me trajo Claude, pero no está registrado la detención del tiempo.

Fobia: - Allí es donde la oscuridad participa de esto, es el primer contacto que tienen, y ello dio origen a muchas desgracias - Mira a Rogger - ¿Te parece suficiente eso?

Rogger: - Con eso me tendré que conformar.

Fobia: - No puedo estar por mucho más, tengo que irme.

Melisa: - Espera. ¿Qué tienes que ver con Adriel? ¿Por qué la oscuridad te busca a ti también?

Fobia: - Porque sin mí, no puede moverse con demasiada libertad, tarde o temprano vendrá por mí, pero por ahora para él es más importante Adriel. No hay más tiempo, deberías acompañarme, debes encontrarlo antes de que sea tarde.

Melisa optó por confiar en el misterioso personaje, después de todo, era mejor que aventurarse sola. Con carta en mano y su mochila al hombro, le pidió a Rogger que esperara allí la llegada de Adriel y le contara lo que estaba sucediendo, con la intención de que pudiera recuperar la memoria. Nuevamente la puerta de entrada se abrió y Melisa comenzó a caminar junto al joven hasta perderse en una especie de neblina. La misteriosa nube se disipaba para dejar en evidencia que ya no se encontraban en el lugar.

El silencio es una de las cosas que me molesta, me parece incómodo, invasivo y penetrante. Mis ojos apuntaban hacia las tazas vacías que se encontraban en la mesa. El sonido de los llamadores de ángeles que colgaban en la entrada adornaba el momento.

Adriel: - Entonces recapitulando, Fobia es una persona idéntica a mí, que llegó a casa de Martha para advertirlos de Terror y te ayudó a encontrarme, es aparentemente parte de mi existencia, sea una parte pasada o futura.

Melisa: - Así es. Evidentemente no se trata de ningún trastorno de múltiples personalidad ya que has estado cerca mío todo el tiempo, dormiste y no ha pasado nada.

Adriel: - Por otra parte, Terror, que es una especie de ente oscuro, me busca para poder obtener el dominio de absolutamente todo. Por ahora de alguna manera se las arregló para tomar forma propia, y no sólo eso, sino que adoptó un aspecto igual al mío después del incidente del tren, que no fue un simple sueño sino que realmente pasó.

Melisa: - Sí.

Adriel: - En tanto, el Ministerio decidió hacerme desaparecer para evitar que la oscuridad termine controlando todo.

Melisa: - Vas entendiendo mejor de lo que pensaba.

Adriel: Y este especie de "poder", por decirlo de alguna manera, de detener el tiempo ¿desde cuándo puedo hacer esto?

Melisa: - Eso sique no tengo idea. Créeme que eso para mí también es una pregunta a responder. Todo lo que sé, es en base a lo que vi. Intenté detener todo en el incidente del tren, pero no sé más detalles de lo que Fobia me explicó.

Rogger: - Todo es tan confuso. Solamente viste aparecer esas caras en el incidente, muchos datos no se pueden obtener de ello. ¿Van a estar pensando toda la tarde en explicaciones? ¿Por qué no se ponen a pensar cómo sigue esto? Porque no estar toda la vida en este lugar, tarde o temprano nos van a encontrar ya sea Terror o el Ministerio.

Melisa: - Cierto. Habrá que pensar en cómo seguir, tenemos que mantenernos alejados de los agentes, pero a la vez encontrar una manera de detener a la oscuridad.

Adriel: - Algo se nos ocurrirá.

El timbre de llamada de mi teléfono celular comenzó a sonar. No podía entender cómo podrían comunicarse conmigo si nos encontrábamos en un lugar que prácticamente no existía.

Adriel: - ¿Cómo es posible que...?

Melisa me miró tan desconcertada como yo. Se suponía que el tiempo no corría en aquel lugar. Cuando estaba a punto de contestar la llamada, la cual figuraba como número sin registrar, el sonido cesó y la intriga permanecía plasmada en nuestros rostros, dejándonos sin palabras al experimentar tal misterioso acontecimiento.

27 de Noviembre. Melisa, a punto de viajar.

En sus pensamientos resonaba solamente una línea, "espero llegar, espero llegar" mientras se preparaba para viajar en el tiempo y ver, después de mucho, a su prometido. Sus manos sudaban por los nervios, todo debería salir como se calculó, ya que cualquier movimiento en falso daría alerta a los agentes.

Melisa cerró sus ojos, apretó sus manos, mordió sus labios y comenzó el proceso de traslado. Fobia sostenía el hombro de Melisa por su seguridad en el viaje. Todo a su alrededor ennegreció, las luces fueron desapareciendo, un suspiro tan grande que parecía eterno ayudó a concentrarse en el lugar y momento de su destino. Lentamente el sonido de un tren se acoplaba a la escena, el movimiento característico del recorrido se hacía presente, las luces del interior del tren revelaban el exitoso objetivo, eran las 23:01 Hs del 27 de Noviembre.

Melisa: - Asiento 42, asiento 42, permiso. Ahí está, asiento 42. No falta mucho.

El corazón de Melisa comenzó a presentar su función de latidos al verlo de espalda, sentado en el mismo lugar que Fobia había mencionado. Por un momento su cuerpo no respondió a las órdenes de acercarse lentamente, paralizada por el impacto de volverlo a ver, los preciado minutos corrían sin advertirle.

Adriel tomó su abrigo para cubrir su cuerpo, sus hombros eran castigados por el frío aire que se escabullía por las pequeñas aberturas de la ventana. Melisa vio a Adriel tomar su cabeza y emitir un quejido, tal como si un dolor de cabeza acongojara al muchacho. Melisa dirigió la mirada hacia la izquierda de Adriel, donde él dirigió la suya. Ahí estaba, ahí se encontraba el animal que debería detener, ese animal oscuro que lo miraba desafiante, con sus ojos tan profundos como el color de la sangre. A lo lejos, el trote del animal se volvía cada vez más rápido, la desesperación de Melisa se contradecía con su parálisis, su cuerpo no respondía por la impactante escena. La oscura bestia dejó su forma al estrellarse tan violentamente sobre la ventana del asiento de Adriel, volviéndose una especie de humo negro, dando la impresión de haber destruido el vidrio que impedía el contacto físico con Adriel. El Tiempo se detuvo, Melisa comenzó a caminar lentamente, mirando lo que estaba sucediendo, dio unos pasos más adelante del asiendo para observar como el oscuro y espeso humo se abalanzaba sobre su querido Adriel.

Fobia: - Así fue como nacimos, sabía que era imposible que pudieras evitarlo, pero sé que no es tu culpa. Es impactante ver como la oscuridad ataca a tu prometido con esa violencia.

Melisa: - No entiendo que está pasando.

Fobia: - Mira.

El atacante humo dividió su volátil cuerpo en varios tentáculos de espesa niebla, sujetando delicadamente la cabeza de Adriel. Dos rostros traslúcidos se distinguieron en el proceso. Mientras Adriel miraba hacia la ventana con expresión de asombro, una de las caras que nacía desde su cabeza dirigió la mirada hacia Melisa, esforzándose por no ser consumida por la oscuridad alejándose con rechazo, mientras que el segundo rostro saliente, acompañaba al oscuro ente a retirarse del lugar. Adriel cayó al suelo sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo, el abrigo que llevaba cayó a pasos de los pies de melisa.

Fobia: - Terror tomó su camino y yo solamente deseaba salir del lugar, alejarme. No quería que la oscuridad me detuviera, tuve miedo y huí.

Melisa: - Estoy completamente confundida.

Fobia: - Tranquila, solamente déjale la carta en el abrigo. Ya podremos aclara las cosas.

Melisa: - ¿Por qué estás aquí?

Fobia: - Porque al detenerse el tiempo no podrías haberte movido con libertad si yo no estaba cerca de ti.

Melisa: - Vas a responderme qué es lo que está pasando cuando nos encontremos de nuevo.

Fobia: - Tranquila, ya vamos a tener tiempo de responder todo cuando sea el momento. Ayúdame a levantarlo.

Melisa y Fobia volvieron a colocar el cuerpo de Adriel en el asiento, donde se despertaría sin saber lo que había ocurrido. Sobre sus hombros, dejaron reposar el abrigo que llevaría el sobre con las instrucciones a seguir en el bolsillo interno. El tiempo comenzó a transcurrir con normalidad, Adriel apretaba sus ojos por el mismo miedo a lo sucedido. La agente y el misterioso personaje se retiraron del lugar para dejar marcha al paso de los acontecimientos. El tren tomó la misma velocidad inicial antes del impacto, el sobre que colgaba del bolsillo del abrigo se deslizaba lentamente hasta dejarse caer en el suelo. Un joven que se encontraba asientos más atrás se percató del sobre. Rápidamente se acercó a él, lo tomó con sus manos, lo observó con curiosidad, miró hacia sus costados y sin titubear tomó el hombro de Adriel y preocupado le dijo:

Joven: - Disculpe ¿Se encuentra bien? Lo noto un poco pálido.

El viento acariciaba mi rostro por intermitentes segundos, el aire puro llegaba a mis pulmones mientras respiraba hondo, con mis ojos cerrados y mi frente bien alta hacia el sol. Melisa permanecía en el sofá dentro de la cabaña, intentando encontrarle una explicación al hecho ocurrido con el teléfono celular.

Debíamos apurarnos en escapar por si los agentes del Ministerio tenían algo que ver con el suceso. Abrí mis ojos para continuar con la aventura, escuché una música que provenía del interior de la cabaña. Cada vez se la podía escuchar más fuerte, la puerta principal se abrió rápidamente.

Melisa: - Adriel, esta vez está sonando mi celular, número sin registrar. Esto que está pasando no me gusta.

El teléfono dejó de sonar al tomarlo en mis manos. Rogger salió del interior de la cabaña un tanto preocupado. Nos miró con susto.

Rogger: - Las luces en el interior de la casa están descontroladas. Se encienden y apagan con solo mirarlas. No sé qué es lo que estará sucediento, pero tenemos que apurarnos si es que vamos a actuar. Este lugar ya no es seguro.

Melisa: - Si ¿Pero dónde salimos? Nos están buscando por todas partes. No es seguro aparecernos así como así.

Adriel: - ¿Tienes alguna manera de comunicarte con Claude?

Melisa: - Teóricamente no, pero los celulares están sonando.

Rogger: - Es peligroso usarlos sin saber qué está pasando en este lugar.

Melisa: - ¿Alguna otra opción Rogger?

Adriel: - ¿Sí o sí hay que mantenernos en el presente?

Melisa: - De otro modo no podemos estar en contacto con Claude, Martha ó Marshall. ¿Por qué tú pregunta?

Adriel: - Porque podríamos, ya que ahora son una especie de viajeros en el tiempo, salir de aquí y volver a casa de Martha en el instante en el que salimos de su casa.

Melisa: - Eso no es conveniente. Seguramente después de nuestra partida fueron a revisar su casa.

Adriel: - Entonces qué se les ocurre.

Rogger: - Un lugar donde haya mucha gente. O esté totalmente vacío, son dos opciones las que tenemos.

Adriel: - Entiendo la idea del lugar con mucha gente, porque podríamos pasar desapercibidos y aunque nos encontraran no podrían hacer mucho habiendo tanta gente, lo que nos ayudaría a escapar rápidamente, pero no entiendo tu alternativa de escabullirnos por lugares despoblados, donde sería tan fácil encontrarnos.

Melisa: - Justamente, no esperarían que seamos tan obvios, no es mi estilo como agente, ellos conocen mi manera de moverme.

Nuestro debate de último momento fue interrumpido por el sonido de otra llamada, esta vez proveniente del celular del Rogger, quien lo tomó con su mano derecha para mirar su pantalla, en la que figuraba número sin registrar. Los pájaros de nuestro alrededor comenzaron a alborotarse, el sonido de sus alas revoloteando fuertemente se mimetizaba con el movimiento del viento rozando los árboles. El teléfono dejó de sonar por un instante, nuestras miradas se conectaban por el mismo suspenso de la escena. Esperamos unos segundos para terminar de hacernos una idea de lo inseguro que se había vuelto el lugar.

Adriel: - Sea donde sea Melisa, vámonos, en cualquier momento están aquí.

Melisa: - Las cosas están arriba de la mesa. Rápido.

Rogger entró rápidamente a la cabaña, en donde las luces sostenían su propia fiesta. Tomó las mochilas y sin esperar volvió a salir hacia nuestro reencuentro. El viento aumentaba su velocidad, las nubes dejaban su hermoso color blanco para teñirse de gris tapando de a poco el celeste cielo de aquella mañana. El repentino cambio de clima parecía corrernos de la grieta, según los expertos, estas grietas por lo general son estables, pero al ingresar con demasiada violencia a ellas se podría tornar una bomba de tiempo. Con las mochilas al hombro, tomamos nuestras manos para retirarnos del lugar.

Melisa: - Cierren sus ojos, despejen su mente.

Cerré mis ojos con la intención de abrirlos en otro lugar, o despertar de una pesadilla camino a mi destino sentado en el tren. Poco a poco la tempestad cesó. Mis oídos se encontraban algo tapados, mis ojos fueron abriéndose lentamente mientras el ruido de la gente caminando por doquier nos revelaba el lugar. Las puntadas en la cabeza y los mareos, si bien en menor medida que la primera vez, se volvieron a hacer presentes. Nos encontrábamos en la misma estación de trenes en la que me había cruzado por primera vez con Claude. Dirigí mi mirada hacia Melisa, su nariz sangraba.

Adriel: - ¿Estás bien?

Melisa: - Si, no te preocupes.

Ella cayó al suelo de rodillas exhausta por el esfuerzo. Intenté reaccionar lo más rápido posible, pero el mareo me lo impidió. Rogger en mi lugar se arrodilló sosteniéndola de los brazos para ayudarla a levantarse ya que no contábamos ni en el lugar adecuado, ni con el tiempo necesario para ayudarla.

Rogger: - Es demasiado para ella, debemos encontrar un lugar donde pueda descansar por unas horas. Fueron muchos viajes que ha atravesado.

Intenté visualizar algún lugar hacia dónde dirigirnos. Pude darme cuenta que y habían encontrado nuestro paradero, tanto a nuestra derecha como a nuestra izquierda se encontraban unos hombre que vestían saco y corbata, ninguna persona en el lugar se percataban de la presencia de estos personajes. Las miradas fueron dirigidas hacia mí. Los agentes comenzaron a acercarse cada vez con más velocidad, tanto que comenzaron a correr para llegar a nuestra posición.

Adriel: - ¡Rogger, Agentes! Están en toda la estación. Viene por la derecha y la izquierda.

Rogger: - ¡Rápido al tren!

Nuestros intentos por evadir a los agentes no dieron resultados, a medida que los segundos transcurrían, el número aumentaba, cada vez más y más agentes acudían a nuestra captura. Mi corazón comenzó a acelerarse, mis pupilas se hicieron aún más pequeñas de lo normal, una agitada respiración acompañó el acontecimiento, la desesperación empezaba a formar parte de mí al ver cómo se acercaban tanto que no podía distinguir una salida inmediata. La sensación de ahogo sujetaba mi garganta como si locura quisiera apoderarse del lugar y destruir todo el sacrificio que Melisa había hecho por mí. Rogger se encontraba paralizado por el miedo de ser capturado, Melisa reposaba de rodillas todavía en el suelo por la sobre exigencia de su cuerpo. Miré para todas partes sin hallar una respuesta al problema, di media vuelta dirigiendo mi vista hacia los muchachos, ya no quedaba tiempo, era hora de resignarse. Todo estaba perdido.

Una pequeña chispa se iluminó en mi interior, una especie de instinto protector, mi cuerpo reaccionó sin ordenárselo al ver como la mano de aquel agente se acercaba de manera violenta a Melisa. Estiré mi mano hacia ella, acercándome lo más rápido posible, solo eran cuestiones de segundos, cerré mis ojos con fuerza. Una mezcla de sentimientos invadió mi cuerpo, resignación por no tener lugar alguno para escapar, enojo por estar a punto de permitir que tocaran a la muchacha, miedo al no saber que estaba por ocurrir, desesperación por no saber qué hacer.

El silencio reinó, el sonido del viento cesó, los pájaros enmudecieron como si el cielo los hubiera castigado por ser libres. Las nubes dejaron de moverse, tal como si estuvieran observando lo que estaba ocurriendo en la estación. La gente del lugar permanecía en sus lugares sin moverse de su sitio, el tiempo nos regalaba su eternidad para poder salir del embrollo en el que nos habíamos metido por estar tan cerca del peligro. Abrí mis ojos, el tiempo se había detenido, las manos del agente se encontraba a milímetros de Melisa. Quedé parado perplejo mirando como el paisaje había perdido color. Cada persona, cada pájaro, cada pared, cada adoquín del lugar se encontraba en escala de grises, como si vida fuera lo que faltaba. Escuché la voz de Rogger llamándome la atención

Rogger: - ¡Adriel! ¡No te quedes ahí parado, tenemos que aprovechar esto para escapar! Ayúdame a llevar a Melisa.

Reaccioné al escuchar su nombre. Tomé su brazo derecho cruzándolo sobre mi espalda, para tomarla de la cintura y así poder levantarla con cuidado. Rogger ayudaba por el lado izquierdo.

28 de Noviembre 1:42 Hs. En las puertas de la casa de Martha.

Melisa: - Claude lo debe haber llevado al encuentro con Martha, estoy ansiosa por encontrarme con él nuevamente.

Fobia: - Antes de encontrarte con él, necesito que me escuches, no podemos encontrarnos en cualquier lugar, tienen que encontrarse con Tom, él es un amigo de Adriel.

Melisa: - No quiero involucrar a más gente.

Fobia: - Ya es tarde, a esta altura Terror tiene posibilidades de una forma propia, idéntica a Adriel, y no va a dudar en hacerle daño a cualquier persona cercana a su entorno con tal de llegar a su objetivo.

Melisa: - Cuídalo. Sus amigos son muy importantes para Adriel.

Fobia: - Ya lo sé, no te olvides que nací de él, por eso sé que hacer. Llegado el momento sabrán cómo encontrarlo.

Melisa: - Si esa es la manera de entender todo de una buena vez y terminar con este problema lo buscaremos.

Fobia y Melisa se dieron las espaldas y cada uno siguió su camino, esperando cruzarse en un futuro no muy lejano. Ella siguió adelante sin mirar atrás, ansiosa por el reencuentro con su amado.

Permanecí a su lado en absoluto silencio, la silla que se encontraba al costado de la cama no ayudaba a mi comodidad, pero eso no me importaba, solamente esperaba que sus ojos se abrieran para ordenarle a mi boca que sonriera. El trapo húmedo sobre su frente la mantenía calma, su temperatura después de desmayarse había aumentado demasiado. Cada vez que tenía que enjuagar la pequeña toalla una caricia en su pelo se me escapaba inconscientemente. No me sentía bien por verla dormir, pero me encontraba agradecido de haberla podido ayudar lo más rápido posible. Por momentos sus quejidos me alertaban, parecía sufrir por cada vez que su cabeza recibía alguna puntada. Las gotas de sudor de su frente realizaban una danza donde se mezclaban con las gotas que se desprendían de la pequeña toalla blanca. Las cortinas de la habitación se movían al ritmo del viento que ingresaba por la ventana entreabierta. Las estrellas demostraban que la noche había llegado con tanto dolor que la refulgencia de la luna resaltaba en el pronunciado negro de un cielo alejado de nubes. Un último quejido resonó antes de que rostro demostrara sensación de molestia, arrugando su nariz y apretando sus ojos para evitar el malestar.

Ella despertó lentamente, desorientada al no reconocer el lugar donde se encontraba, extendió su brazo en busca de algo familiar que la refugiara. Sin hacerla esperar tomé su desorientada mano para hacerle saber que estaba segura, sus ojos giraron hacia su derecha para cruzarse con los míos. Me dedicó una vaga sonrisa y me habló:

Melisa: - Gracias por cuidarme.

Adriel: - No puedo no hacerlo, tú estás intentando ayudarme a costa de todo. Lo mínimo que puedo hacer es quedarme a cuidarte.

Melisa: - ¿Dónde estamos?

Adriel: - En la tienda de antigüedades en la que pasé antes de encontrarnos. Es el primer lugar que pensé después de lo que pasó en la estación.

Melisa: - ¡Los agentes, nos pudieron haber seguido!

Adriel: - Tranquila, no pasa nada, nadie nos siguió. Cuando llegamos a la estación, no aguantaste más y caíste al suelo por la sobre exigencia de los viajes, cuando los agentes nos encontraron empezaron a correr hacia nosotros, pero cuando estaban a punto de ponerte una mano encima, no me preguntes cómo pero el tiempo se detuvo, lo cual nos dio suficiente tiempo como para llegar a la tienda.

Ella sonrió de manera tierna mientras me miraba. La conexión que sentía con ella, era cada vez más grande, me alegraba ver cómo su estado de salud mejoraba poco a poco.

Melisa: - Tal vez no te acuerdes de nada, pero te preocupaste tanto, lo puedo notar en tus ojos. Ya me estaba olvidando lo que era ser cuidada por tus manos.

Adriel: - Solo hago lo que puedo. Mejor descansa, vamos a irnos cuando te recuperes.

La miré fijo por un par de segundos. Decidí retirarme para que pueda descansar, me paré con el objetivo en mente, sonriendo me di vuelta hacia la puerta de la habitación. Fueron unos segundos los que tardé en abandonar el dormitorio, pero en ellos, me sentí tan tranquilo, evidentemente algo había pasado entre nosotros y tal como decía ella misma, lo había olvidado, porque no podía entender cómo podía tener tales sentimientos hacia una persona que acababa de conocer.

El sonido de los llamadores que colgaban en la puerta de entrada delataba el regreso del comerciante, quien había ido de compras para la cena. Escuché girar las llaves para cerrar la tienda y el muchacho se anunciaba.

Comerciante: - Muchachos, traje las cosas para comer. No pidan un manjar, sólo traje para hacer algo rápido.

Rogger: - ¿Nadie lo siguió?

Comerciante: - No se preocupen, nadie ronda a estas horas por aquí. De igual manera en algún momento alguien me tendrá que explicar que es lo que está pasando.

El dueño de la tienda se sentó en uno los sillones que se encontraba en el pequeño living del negocio, nos miró sonriente esperando alguna respuesta.

Adriel: - Es complejo y largo de explicar.

Comerciante: - No se preocupen, puedo parecer un simple viejo, pero sé muchas cosas sobre todas y cada una de las antigüedades que ven acá. Historias fantásticas, las cuales les dan valor a cada reliquia. Sé cosas que ustedes no se imaginan, muchas de ellas en tiempos pasados, inclusive el libro que te di en mano.

Rogger: - Por favor, necesitamos máxima discreción con ese libro.

Adriel: - ¿Qué sabe del libro señor? Dígame todo lo que sabe sobre él.

Comerciante: - Primero tienen que explicarme qué les pasó. Esto se llama intercambio de información, por decirlo de alguna manera.

Rogger: - Algunas personas nos están persiguiendo por cosas que no hicimos.

Comerciante: - ¿Como cuáles?

Rogger: - Robo.

Comerciante: - Aha... y esta es una tienda de ropa en realidad.

Adriel: - Usted no es un comerciante cualquiera. Yo le voy a explicar.

Rogger: - Adriel no...

Adriel: - Rogger, él me vio a mí mismo entrar a dejar el libro que llevo en la mochila y nos está ayudando.

Rogger: - No seas impulsivo.

Adriel: - Si no hubiese sido por mí, no estarías con nosotros, gracias a mis impulsos estás aquí.

Rogger me quedó mirando sin poder refutar una sola de mis palabras. Sus ojos reflejaban una absurda mezcla de enojo y respeto. El comerciante dio una pequeña mueca ante lo que avistaba y dirigió su mirada hacia el encuentro de la mía.

Comerciante: - Ese libro puede explicar las más grandes curiosidades de la vida, hechos que pudieron haber desestabilizado todo lo que conocemos, creando universos paralelos en solo cuestiones de segundos, sucesos increíbles a los oídos de cualquier individuo no creyente en lo fantástico. Según relatos, ése libro llevaba siglos perdido, hasta que me lo trajiste para devolvértelo cuando volvieras.

Su voz se escuchaba con un tono misterioso, con un aire sombrío y alocado. Sus piernas se movieron para ayudarlo a levantarse del sillón para dirigirse hacia la ventana. La saliva que atravesaba mi garganta se deslizaba lentamente en símbolo de intriga y desconfianza. Rogger me acompañaba con una mirada que me insinuaba que mi incomodidad no era la única en la habitación.

Adriel: - Relatos, no dejan de ser relatos. ¿Usted cree en esas cosas?

Comerciante: - Eso es algo que me dijiste cuando me lo trajiste. Si no lo creyera, tendría que pensar que estoy loco.

Rogger: - ¿Por qué está tan seguro de que Adriel y el muchacho que le trajo el libro son la misma persona?

Comerciante: - Él mismo me lo dijo.

La charla fue interrumpida por el sonido del teléfono celular de Rogger, el mismo número restringido que nos dejó pensando en aquel lugar volvió a preocupar. Mi compañero me miró asustado por el suceso, el teléfono dejó de sonar. El comerciante quedó en silencio observando nuestras expresiones.

Comerciante: - ¿Por qué no contestas?

Rogger: - No creo que sea buena idea.

Adriel: - Han estado sonando nuestro teléfonos en simultaneo.

Comerciante: - ¿Y por qué no atienden y se sacan las dudas?

Rogger: - Pueden llegar a localizarnos por ello y en menos de un segundo los tendremos a todos acá.

Comerciante: - ¿Quiénes? ¿Agentes?

Rogger y yo quedamos totalmente impactados. ¿Cómo el comerciante poseía esa clase de información? ¿Acaso no era lo que aparentaba? ¿Quién era realmente?

Hace ocho meses atrás.

El sonido del llamador que se encontraba en la puerta de la tienda sonó al ingreso de un visitante. El comerciante, que se encontraba agachado espalda a la entrada ordenando unas antigüedades en una vidriera detrás del mostrador, se levantó lentamente para atender al caballero que se anunciaba.

Adriel: - Ha pasado mucho tiempo. Costó encontrarte Saúl.

Saúl: - Qué raro viniendo de un agente.

El comerciante se dio vuelta para recibir a Adriel después de muchos años. Sin ofrecerle gesto alguno lo miró como si nunca se hubiesen despedido.

Adriel: - Tú también te las ingenias para vivir una vida normal dentro de todo.

Saúl: - Hay que hacer algo después de retirarse.

Adriel: - No tengo mucho tiempo, tengo algo para darte. Sé que puedo confiar en ti, siempre estuviste ahí para enseñarme todo lo que sé. Tengo el libro conmigo.

Saúl: - ¿El libro del tiempo?

Adriel: - Si, no fue fácil. En el futuro algunas cosas se pueden ir fuera de control. Más adelante mi pasado va a venir sin saber nada. Necesito que le des éste libro.

Saúl: - No hay problema. ¿Qué está pasando?

Adriel: - Sólo tomo precauciones para lo que se vendrá. Esto va a ayudar a mi pasado y a Melisa a terminar con la oscuridad. Eso me ayudaría mucho con lo que estamos lidiando en el futuro.

Saúl: - Eso parece grave. Si con esto puedo ayudar, con gusto lo haré.

Adriel: - Sabía que podría confiar en mi maestro.

Saúl: - Ya no lo soy, eso fue hace tiempo Adriel, has aprendido muchas cosas después de mi retiro, y eso te convierte en un igual.

Adriel: - Mis respetos y mi admiración siguen intactos. Además dudo mucho que un hombre como tú haya dejado de practicar ciertas habilidades.

Saúl: - Jajaja, siempre acertando. El viejo Saúl nunca se queda quieto.

Adriel: - Te debo mucho, y con esto, una más.

Saúl: - Algún día harás algo por mí, estoy seguro de ello.

Adriel sonrió, sabía que hablaba enserio. Algo sabía el ex agente que él no, pero no había tiempo que perder. Las cosas en el futuro eran caóticas y tenía que partir.

Adriel: - Una última cosa. Por favor, por nada del mundo le menciones a mi pasado quién eres, ni que alguna vez fuiste un agente del Ministerio.

Saúl: - No te preocupes, no se los voy a decir. Nos vemos en un futuro.

29 de Noviembre, en la tienda de antigüedades, 00:01 Hs.

Todos esperábamos que nos revelara el por qué manejaba ese tipo de información.

Adriel: - ¿Quién eres?

Comerciante: - Un simple comerciante. Esas historias están por todas partes dentro de esta tienda. Hay libros, objetos, todo tipo de cosas que hablan sobre la existencia de estas personas. Viviendo tantos años rodeado de historias, ya dejas de creer en la realidad.

El comerciante se dio vuelta para mirarme y dedicarme una sonrisa. Por mi interior dudaba de la cordura del comerciante, pero si de algo tenía que sostenerme para confiar en él, tendría que ser de la ayuda que nos estaba brindando. Mis palabras estaban preparadas para salir de mi boca y preguntarle su nombre, pero nuevamente fui interrumpido por el sonido del teléfono. Lo miré a Rogger preocupado sin saber qué hacer. El comerciante asentó con la cabeza en señal de que atendiera. Mis manos sudaban por la presión de resolver el misterio. Apreté el botón que atendía la llamada, lentamente levanté la mano con la que sostenía el celular llevándolo hacia mi oreja.

Adriel: - Ho... Hola

Voz: - Hola Adriel. Soy Charlotte.

Adriel: - Es Charlotte - Les dije a los chicos - Te escucho aterrada ¿Estás bien?

Charlotte: - No entiendo nada. Necesito que vengas.Estoy muy asustada.

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