Capítulo V: Una llamada inesperada

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V: "Una llamada inesperada"

Poco a poco recobraba el sentido de la vista. Mis oídos renacían al escuchar el sonido del viento al golpear las hojas de los altos árboles que nos rodeaban. La luz del día asomaba entre mis pestañas, despertándome de las garras de la pereza. Lentamente comencé a abrir mis ojos, no sabía dónde nos encontrábamos, mi último recuerdo fue aquel callejón oscuro, que irradiaba miedo, inseguridad y misterio. La razón intentaba volver a mí, pero se me dificultaba reconocer el lugar donde de repente había aparecido.

Mi cabeza retumbaba, el dolor no cesaba por tal mareo, no podía concluir nada sin recibir una fuerte puntada en la sien. Comencé a mirar a mí alrededor, nos encontrábamos en una especie de cabaña en la mitad de un bosque. Algo familiar se me venía a la cabeza, pero juraba por los dioses que nunca en mi vida había estado en ese sitio. Me levanté de la cama en la que me encontraba, parecía que me hubiese despertado después de una fuerte gripe, adolorido, mareado, un poco descolocado. Empecé a caminar hacia la puerta de la habitación, al cruzarla, ahí estaba ella, parada junto a la cocina tomando la pava para preparar café.

Adriel: - ¿Dónde estamos?

Melisa: - En una cabaña, alejada de la cuidad.

Adriel: - Oh... Claro ¿Cómo no me di cuenta? Pensé que era un submarino - le dije a modo de sarcasmo - ¿Dónde nos encontramos específicamente?

Melisa: - Es el lugar al que solía venir con alguien, para escapar en momentos de locura por tanto trabajo.

Adriel: - ¿Es seguro?

Melisa: - No figura en los registros del Ministerio. Aquí no nos van a buscar, no te preocupes. No tienen como rastrearlo, es como si estuviéramos en medio de una fuga de tiempo y espacio, es un lugar que prácticamente no existe. Errores de fábrica por decirlos de alguna manera.

Adriel: - ¿El tiempo sufre fallas?

Melisa: - En este momento no me voy a poner a explicarte todo con detalle, más vale que te relajes y tomes tu café.

Adriel: - ¿Y Rogger?

Melisa: - Afuera

Miré por la ventana de la cocina, pude ver a Rogger con su cara hacia el cielo sentado a los pies de un árbol, con sus ojos cerrados, como disfrutando del golpe de la brisa sobre su rostro. Lo notaba tranquilo, despreocupado, algo que tenía que comenzar a implementar. Respiré profundo, cerré mis ojos por un instante, aclarando mi mente para poder despejarlas de dudas, así podría disfrutar de un desayuno con la muchacha que me dedicaba toda la atención posible. Quedaban muchas cosas sin responder, el saber que me conocían mucho más de lo que yo mismo me conocía, cómo habíamos llegado ahí, ó por qué les preocupara tanto mi comodidad, mi seguridad y mi resguardo. Pero dejé que pasara el tiempo, en un lugar tan seguro y tranquilo como ese, lo menos que debería hacer era despejar mi cabeza y disfrutar del momento.

Melisa: - ¿Estás mejor?

Adriel: - Sí. Sólo un poco confundido, pero no importa, quiero aprovechar esta tranquilidad temporal. Ya habrá tiempo de volverme loco con las cosas que tengo que digerir.

Melisa me dedicó una tierna mirada, mientras se acercaba con las tazas a la mesa para compartir un desayuno diferente. Alejado de todo tipo de preocupaciones, de incertidumbres e ideas relacionadas al origen del conflicto. Mis manos se deslizaron lentamente hacia el café, el calor de la taza acarició mis palmas mientras mis ojos se comunicaban con los de Melisa.

Melisa: - ¿Tiempo? Aquí tiempo es lo que sobra.

Respondí a su sonrisa con una similar, esta chica me causaba algo especial, pero no sabía qué, no sabía por qué razón me hacía sentir tan tranquilo estando a su lado. Mi corazón experimentaba un extraño e incoherente sentimiento ¿Cómo podría ser si ni siquiera la conocía tanto como para que pasaran esa clase de cosas?

La Sombra del Reloj: Un Oscuro pasadoWhere stories live. Discover now