Capítulo IV: Melisa

72 5 0
                                    


IV: "Melisa"

Nos sentamos en la mesa después de estar unos minutos en silencio, por mi parte divagando por mi mente, preparándome para asumir que mi vida cambiaría a partir de lo que saldría de esta reunión. La mochila de Melisa reposaba sobre una silla apartada de la mesa, mientras la mía se encontraba bien protegida a mi lado. La saliva recorría mi garganta mientras tragaba para desatar el nudo que no permitía beber el café con normalidad. Mis manos sudorosas por los nervios se deslizaban por mi pantalón para secarse, no querían que notaran mi estado de incomodidad con la situación. La taza de café nuevamente acompañaba la reunión. El vapor de las tazas decoraba el ambiente disipándose en el aire, esperando que las palabras salieran de nuestras bocas. Me mentalicé en esperar cualquier tipo de explicación irracional, ya que por medio de la normalidad no podía explicar los sucesos ocurridos en éstos últimos días.

Adriel: - ¿Alguien va a empezar a explicarme algo o tengo que empezar a preguntar?

Rogger: - Partamos de lo que te hablé.

Marshall: - Si, cosa que no tendría que haber pasado.

Melisa: - ¿Comenzarán a pelear?

Adriel: - Repasemos. En el bosque donde me encontraba antes de venir, pasaron cosas extrañas, una chica con las mismas características que Melisa, corría por el bosque mirándome. Preguntó por mí en el grupo de gente que se encontraba conmigo.

Los cuatro, hasta ese momento extraños, se callaron y comenzaron a mirarse entre ellos. Aparentemente estaban tan desconcertados como yo en el momento de verla en el campamento. Mi decepción tomó participación en medio de mis sentimientos, por un momento pensé que esto sería inútil y que me encontraba en el lugar equivocado, pero no perdía nada con quedarme a escuchar lo poco que tenían para decirme.

Melisa: - En esto no sé si puedo aclararte las cosas, porque no tengo qué contestarte, lo único que te puedo decir es que yo no estuve en ese lugar, no hubiese sido tan impulsiva de exponerme de esa manera, podría alterar el orden de las cosas. Eso me desconcierta a mí también. Esto se está poniendo más complicado de lo que te podemos explicar.

La preocupación de Melisa llegaba a mi mente a través del aire. No creía que pudieran saber más de lo que yo sabía, a esa altura de la noche pensaba que tendría que permanecer con mis dudas hasta responderlas por mis propios medios.

Adriel: - Cuando venía viajando en el tren, una especie de animal oscuro corrió hacia mi ventana, estrellándose de manera violenta, cerré los ojos y cuando los abrí la ventana se encontraba intacta. Una persona se acercó a preguntarme si me encontraba bien, y me dejó una carta que se me había caído del abrigo. Esta es.

Melisa: - Esa carta te la dejé yo. En el momento en el que te quedaste inconsciente el tiempo se detuvo por un instante, eso es una de las cosas que si podemos responder. No sé cómo, no sé por qué, eso es algo que puedes hacer sin tener conocimiento de ello. Al quedarte sin uso de razón, de alguna manera extraña el tiempo se detiene, por ahora solamente por unos segundos, creemos que puede llegar a avanzar más este fenómeno. Asique usé esa información para poder dejarte la carta y que pudiéramos encontrarnos en éste lugar.

Adriel: - ¿Cómo pudo haber pasado algo así? Parece una historia de fantasía, que el tiempo se detenga cuando me quedo inconsciente, me parece algo surrealista.

Martha: - O lo crees ó te quedas con las mismas dudas con las que llegaste mi niño.

Rogger: - Nosotros venimos pasando estos desfasajes hace bastante, estamos acostumbrados a esto.

Adriel: - Entonces le pediste a Claude que me encontrara cuando bajara del tren para guiarme hacia éste lugar.

Melisa: - Sí. El es un agente que sirve al Ministerio del tiempo. Pero me debe algunos favores, era lo menos que podía hacer por haberlo salvado de que lo incriminen por robo de documentación. De hecho es por eso que tengo que estar escondida, ahora me culpan a mí.

La Sombra del Reloj: Un Oscuro pasadoWhere stories live. Discover now