La Sombra del Reloj: Un Oscur...

By Mariano_San_Miguel

1K 68 8

(Primera entrega) El Ministerio del Tiempo es un ente regulador de la continuidad del Tiempo y Espacio. Los... More

Capítulo I: Antes del Viaje
Capítulo II: Cartas
Capítulo III: Reencuentro
Capítulo V: Una llamada inesperada
Capítulo VI: Compañera de viaje
Capítulo VII: Oscura Ternura
Capítulo VIII: De Regreso
Capítulo IX: Presente, Pasado y Futuro
Capítulo X (Final): Punto de encuentro
Segunda parte

Capítulo IV: Melisa

72 5 0
By Mariano_San_Miguel


IV: "Melisa"

Nos sentamos en la mesa después de estar unos minutos en silencio, por mi parte divagando por mi mente, preparándome para asumir que mi vida cambiaría a partir de lo que saldría de esta reunión. La mochila de Melisa reposaba sobre una silla apartada de la mesa, mientras la mía se encontraba bien protegida a mi lado. La saliva recorría mi garganta mientras tragaba para desatar el nudo que no permitía beber el café con normalidad. Mis manos sudorosas por los nervios se deslizaban por mi pantalón para secarse, no querían que notaran mi estado de incomodidad con la situación. La taza de café nuevamente acompañaba la reunión. El vapor de las tazas decoraba el ambiente disipándose en el aire, esperando que las palabras salieran de nuestras bocas. Me mentalicé en esperar cualquier tipo de explicación irracional, ya que por medio de la normalidad no podía explicar los sucesos ocurridos en éstos últimos días.

Adriel: - ¿Alguien va a empezar a explicarme algo o tengo que empezar a preguntar?

Rogger: - Partamos de lo que te hablé.

Marshall: - Si, cosa que no tendría que haber pasado.

Melisa: - ¿Comenzarán a pelear?

Adriel: - Repasemos. En el bosque donde me encontraba antes de venir, pasaron cosas extrañas, una chica con las mismas características que Melisa, corría por el bosque mirándome. Preguntó por mí en el grupo de gente que se encontraba conmigo.

Los cuatro, hasta ese momento extraños, se callaron y comenzaron a mirarse entre ellos. Aparentemente estaban tan desconcertados como yo en el momento de verla en el campamento. Mi decepción tomó participación en medio de mis sentimientos, por un momento pensé que esto sería inútil y que me encontraba en el lugar equivocado, pero no perdía nada con quedarme a escuchar lo poco que tenían para decirme.

Melisa: - En esto no sé si puedo aclararte las cosas, porque no tengo qué contestarte, lo único que te puedo decir es que yo no estuve en ese lugar, no hubiese sido tan impulsiva de exponerme de esa manera, podría alterar el orden de las cosas. Eso me desconcierta a mí también. Esto se está poniendo más complicado de lo que te podemos explicar.

La preocupación de Melisa llegaba a mi mente a través del aire. No creía que pudieran saber más de lo que yo sabía, a esa altura de la noche pensaba que tendría que permanecer con mis dudas hasta responderlas por mis propios medios.

Adriel: - Cuando venía viajando en el tren, una especie de animal oscuro corrió hacia mi ventana, estrellándose de manera violenta, cerré los ojos y cuando los abrí la ventana se encontraba intacta. Una persona se acercó a preguntarme si me encontraba bien, y me dejó una carta que se me había caído del abrigo. Esta es.

Melisa: - Esa carta te la dejé yo. En el momento en el que te quedaste inconsciente el tiempo se detuvo por un instante, eso es una de las cosas que si podemos responder. No sé cómo, no sé por qué, eso es algo que puedes hacer sin tener conocimiento de ello. Al quedarte sin uso de razón, de alguna manera extraña el tiempo se detiene, por ahora solamente por unos segundos, creemos que puede llegar a avanzar más este fenómeno. Asique usé esa información para poder dejarte la carta y que pudiéramos encontrarnos en éste lugar.

Adriel: - ¿Cómo pudo haber pasado algo así? Parece una historia de fantasía, que el tiempo se detenga cuando me quedo inconsciente, me parece algo surrealista.

Martha: - O lo crees ó te quedas con las mismas dudas con las que llegaste mi niño.

Rogger: - Nosotros venimos pasando estos desfasajes hace bastante, estamos acostumbrados a esto.

Adriel: - Entonces le pediste a Claude que me encontrara cuando bajara del tren para guiarme hacia éste lugar.

Melisa: - Sí. El es un agente que sirve al Ministerio del tiempo. Pero me debe algunos favores, era lo menos que podía hacer por haberlo salvado de que lo incriminen por robo de documentación. De hecho es por eso que tengo que estar escondida, ahora me culpan a mí.

Adriel: - ¿Ministerio?

Marshall: - Si, el Ministerio es un ente que regula la continuidad del tiempo. Lo que conoces cómo el pasado, el presente y el futuro, puede ser modificado por varios factores. A través de los años, éstos agentes se encargaron de corregir, conservar y proteger el transcurso del tiempo ¿Nunca escuchaste hablar del efecto mariposa?

Adriel: - Si, pero nunca pensé que podría ser cierto algo así, es solamente un teoría ¿Quién sería capaz de recorrer el tiempo y espacio?

Melisa: - Tú, y otros afectados.

Adriel: - ¿Afectados?

Melisa: - Eso es algo que prefiero que entiendas con el pasar del tiempo.

Martha: - No es algo muy sencillo de entender.

Adriel: - ¿Ahora resulta que yo puedo viajar a través del tiempo y espacio? Hahahaha, esto es una broma o algo parecido ¿De qué historia sacaron eso?

Melisa: - Tú querías respuestas y te arriesgaste a que pudieran ser las más locas que hayas escuchado ¿Tú piensas que voy a hacer todo lo que vengo haciendo para que nos encontremos para contarte un cuento antes de acostarte a dormir?

Ya era hora de resignarse y dejar esa vida común y corriente, las respuestas que tanto espere eran más incoherentes que cualquier historia antes escuchada. Esto se trataba de algo mucho más complejo de lo que podía llegar a entender con lo poco que estaba sucediendo. Mis oídos se llenaron de resignación y predisposición a creer lo que estaba escuchando, por más raro que se sintiera. Respiré profundo dejando que todo sucediera, al fin y al cabo todo lo que había visto hasta ahora tampoco tenía sentido, mi vida se había tornado una pregunta andante con el fin de sembrar incógnitas por cualquier lado que cruzara.

Adriel: - Cuando bajé, Claude me seguía y me asusté, asique caminé hasta perderlo y entré a un comercio de antigüedades. El dueño del lugar me preguntó si buscaba algo en particular. Le dije que no pero... me dijo algo que me pareció demasiado extraño.

Rogger clavó su mirada en mis ojos, desviándola hacia mi mochila y redirigiéndola hacia mí. No sabía qué hacer, no sabía en quién confiar, no sabía si sería buena idea exponer el libro si no me lo habían mencionado. Martha lo había visto, pero no se la notaba ansiosa por sacarlo de mi mochila, Rogger me pedía con la mirada que lo mantuviera en secreto hasta que se aclarara todo un poco más. Me quedé callado por unos segundos, indeciso por mostrar el libro que llevaba conmigo o no. Un instante era el límite para mi reacción. Decidí callarlo. Martha me miraba a la espera de que continuara con el relato, como si estuviera ansiosa por saber qué sucedió en el comercio.

Melisa: - ¿Y qué te dijo?

Lo miré a Rogger e intenté omitir cierta información. Sólo esperaba que confiar en Rogger no fuera un error. Podría evitar hablar del libro que traía en la mochila, pero ya había mencionado que entablamos una conversación fuera de lo convencional.

Adriel: - Que alguien muy parecido a mí había pasado por ahí. Dijo que era idéntico a él. Pensó que era algún familiar.

Rogger: - No hay muchas opciones. Podría haber sido "él" ó Fobia.

Melisa: - Fobia estuvo conmigo, inclusive segundos antes de cruzar la puerta ¿Rogger te puso al tanto?

Rogger: - Poco, porque algunas personas intentaron hacerme callar.

Marshall: - Martha, nos lo recordará hasta nuestro último día de vida. Te lo dije.

Martha: - Sigamos con la conversación.

Rogger: - ¿Qué, acaso no quieren que Melisa se entere de que han estado hablando con el Viejo?

Melisa: - ¿Eso es cierto?

Martha: - Mi niña, entienda...

Melisa: - ¿Entender qué, que las personas con las que me sentía segura están dándole información de lo que hago al Señor?

Martha: - Solamente protegíamos al niño.

Adriel: - ¿Protegerme? ¿De qué? ¿De la realidad?

Marshall: - De Terror.

Martha: - ¡No lo menciones!

Marshall: - Da igual, ya está, seguramente Rogger ya le contó.

Adriel: - Prefiero escuchar lo que me tiene que decir Melisa.

El silencio que se generaba cada que pedía una explicación sobre un hecho, me crispaba. La razón la había perdido hace bastante tiempo, tendría que mantener la calma si quería las respuestas que esperaba, sólo tenía que resignarme a entender las absurdas y extrañas explicaciones sobre los sucesos recientes.

Melisa: - Todavía no sabemos cómo, ni por qué, pero alguien muy parecido a ti, que está intentando apoderarse de todo.

Adriel: ¿De todo?

Melisa: - Si, dominando tiempo y espacio no hay manera de que podamos hacer algo al respecto. Ahí es donde entras tú, él necesita tanto de ti como de nuestro aliado Fobia.

Adriel: - Todavía no entiendo quién es ese tal Fobia, ni qué es lo que tienen que ver conmigo él y el llamado "Terror"

Melisa: - Lo único que sabemos es que los tres tienen algo que los familiariza, algo que los une, algo que los hace indispensables para mantener el equilibrio temporal, pero no sabemos bien qué es. Sí te puedo decir, que ambos son muy parecidos a ti.

Adriel: - ¿Qué quieres decir?

Marshall: - Que pareciera que existen tres Adriel en la misma línea de tiempo.

Adriel: - Eso no tiene sentido.

Martha: - Aparentemente están muy ligadas al Tiempo

Melisa: - Fobia se relaciona con el pasado. Tú evidentemente te ligaste al presente, por haber podido detener el tiempo. Por último no hay otra opción de que Terror maneje el futuro.

Adriel: - Esto me está mareado.

Melisa: - Tranquilo, ya todo tomará más sentido, inclusive para nosotros también. ¿Por qué mejor no descansas un momento, hasta que preparemos todo para salir?

Adriel: - ¿A dónde hay que ir?

Melisa: - Vamos a refugiarnos en otra parte, no podemos estar más de un día en el mismo lugar, Martha, Marshall y Rogger me ayudaron esta noche para poder ponerme en contacto contigo.

Adriel: - Quiero que Rogger venga con nosotros.

Melisa: - Imposible, no podemos involucrar a nadie más en nuestro escape.

Adriel: - Ahora resulta que estamos escapando, perfecto.

Melisa: - Mejor descansamos, tenemos muchas cosas que hacer por la mañana.

Era una buena opción para distender mi mente, para poder asimilar toda la información que me habían brindado. Las tazas de café ya se encontraban vacías, era hora de descansar el poco tiempo que nos quedaba. Volví al dormitorio que se me había asignado en un principio, me recosté sobre la cama, esperando despertarme en el asiento del tren, viajando hacia mi destino. Cerré mis ojos dejando mi mente en blanco, llevando mis pensamientos al límite de mis delirios, logré caer y asimilar en qué me hallaba involucrado. Una fuerza oscura que intenta tomar el control del tiempo, una parte mía que se hacía llamar Fobia, mi inconsciente poder para detener el tiempo, el libro dentro de la mochila, el cuál callé para seguir recopilando información por mi cuenta.

Mis sueños estaban tomando un papel importante en el hilo de la historia. Al sumergirme en un mar de ilusiones causadas por mi cabeza, me encontré observando la habitación. Esas oscuras figuras rodeándome en el dormitorio vacío, invadido por los rayos de luz que regalaba la luna para alumbrar la escena, hacía que mi cabeza se moviera inconsciente en la cama donde dormía intermitentemente. Una sombra se posó frente a mis ojos, sujetándome de mis hombros, transmitiéndome dolor, angustia, miedo y desesperación en un solo segundo. Mi reacción ante tan abrupto sueño fue la de esperar, mis manos frías por el aire que se deslizaba por la ventana contrastaba con el sudor de mi frente, mi agitación acompañaba el sobresalto por verme a mí mismo tomándome del cuello en mi propio sueño, con una mirada absorta, fría y sin sentimientos, tan vacíos como la misma nada. Nuevamente me recosté, respirando profundo para disminuir el estremecimiento que había invadido mi cuerpo en desesperados segundos de sufrimiento. El cansancio ganó la batalla por el dominio de mi cabeza, evité intentar encontrarle sentido a esa sensación de agonía que sentí en ese siniestro encuentro con el tan innombrable personaje representante de la oscuridad.

25 de Noviembre. 20:57 hs. En el templo solamente se escuchaba el rugir del viento golpeando las ventanas, aquellas que evitaban que las velas se apaguen por el roce del aire. La luz tenue vestía el lugar de suspenso e intriga a medida que uno se acercaba al altar. Allí se podía escuchar una discusión entre un hombre y una mujer.

Melisa: - Pero no podemos esperar más. Las cosas se están yendo de las manos, tenemos que ponernos es contacto con él.

Señor: - No te lo puedo permitir, tenemos que dejar que las cosas fluyan así como están predestinadas. Ordenes son órdenes, y si te digo que no intervienes, no lo tendrás que hacer. Por algo eres Agente, tu misión en esta vida es preservar la continuidad del tiempo. No te sobrepases, tienes que tener bien claro el lugar que ocupas en ésta orden, el Ministerio tomará represalias por lo que hagas a partir de este momento.

Melisa: - Pero Señor usted sabe que el protocolo dice que tenemos que deshacernos de él, no puedo permitir eso.

Señor: - Eso no está en mis manos Melisa, es decisión del Ministerio. Si ellos piensan que lo indicado es acabar con esto de raíz antes de que se vuelva algo incontrolable, habrá que hacerlo, siendo así los demás agentes se podrían encargar de borrar cualquier recuerdo o rastro de su pasaje por esta vida.

Melisa: - Usted sabe lo unidos que fuimos en el pasado, no voy a dejar que le hagan algo, si tengo que pararme frente a usted mismo para evitar que le hagan algo, si tengo que ponerme en contra del Ministerio, si me tiene que arrestar por violar el protocolo, lo hacer.

Señor: - Asume tus consecuencias. No puedo hacer nada al respecto, cualquier decisión que tomes tienes que hacerlo con sabiduría y responsabilidad, enfrentando las consecuencias.

Melisa: - La decisión está tomada.

Señor: - Entonces no queda otra cosa por hacer, no voy a detenerte, a partir de este momento tienes que ser sigilosa, cuando el Ministerio se entere de lo que planeas no dudarán en buscarte hasta el cansancio.

Melisa: - Pues que me busquen, siendo una agente conozco bien las diferentes maneras de esconderme. Gracias por todo lo que has hecho por mí.

Señor: - Antes de irte, tengo que advertirte que no puedes comunicarte con nadie por medio telefónico o mensajero alguno, el método más factible es por medio de escritos. Ten cuidado.

Melisa: - Ok lo tendré en cuenta.

Melisa dio media vuelta y desapareció en medio del gran templo sin dejar rastro alguno. La preocupación de aquel misterioso Señor por las decisiones de Melisa se sentía en el ambiente, el desate de una serie de eventos estaba comenzando, las agujas del reloj se deslizaban lentamente como una vertiente que viaja en silencio para demostrar que el paso del tiempo dominaba la noche, dándole paso al nuevo día que se avecinaba.

26 de Noviembre. 01:15 hs. Pocas horas habían pasado desde aquella conversación en el templo, demasiado rápido para comenzar una persecución. Melisa corría incansablemente por el callejón, esperando perder de vista a los Agentes que perseguían sus pasos, su agitación revelaba la intensa desesperación por no ser capturada ya que de ser así, todo lo que había enfrentado resultaría en vano. Su escape se había transformado en una carrera de obstáculos, teniendo que esquivar cestos de basura, saltar cercas alambradas y doblar en cuantas esquinas necesitara. La fuga parecía estar por terminar cuando los Agentes que la perseguían alcanzaban sus rastros rápidamente, tan cerca que casi podrían arrestar a su sombra. Sin pensarlo, dobló en la siguiente esquina, tan apurada por perderlos que derribó el cesto de basura que se encontraba en el paso. Una puerta cercana se abrió repentinamente sin darle tiempo a reaccionar por la velocidad con la que venía, un brazo salió del interior abrazándola mientras el otro cubría su boca con la mano. Apresuradamente la puerta fue cerrada, dejando confundidos a los persecutores.

La respiración agitada de Melisa por tanto movimiento disminuía mientras el aparecido personaje sostenía aún su boca para evitar algún tipo de ruido. Poco a poco fue calmando su exaltación, el sonido del silencio que dejaba escapar el misterioso hombre la calmaba obligadamente. "Shhhhhhhh" le advertía el muchacho. Ella se tranquilizó al reconocer de quién se trataba. Lentamente el sospechoso fue desenredando sus brazos del cuerpo de la muchacha.

Claude: - Estas bien Melisa.

Melisa: - Claude ¿Qué estás haciendo?

Claude: - No podía dejarte sola, te están buscando por todas partes.

Melisa: - Ya lo sé, por eso mismo, van a acusarte de participar en mi supuesta rebelión.

Claude: - No importa de igual manera van a intentar buscarme también.

Melisa: - ¿Qué estás diciendo?

Claude: - Cuando se enteren que los papeles que fueron robados del Ministerio los saqué yo, van a buscarme por cielo y tierra para castigarme por ello.

Melisa: - ¿Estás loco?

Claude: - Pude entender muchas cosas después de leer un poco de la documentación que saqué. Sé que la curiosidad mató al gato, pero así murió sabiendo.

Melisa: - Tengo algo en mente, pero necesitamos hablar en un lugar seguro.

La tranquilidad de Melisa por contar con un colega que la podría ayudar era notoria. Ambos agentes accedieron al edificio sin perder tiempo, esperando haber perdido de vista a los agentes que perseguían a la fugitiva. Los pasos retumbaban al subir por las escaleras del lugar, lentamente caminaron hasta llegar al segundo piso del edificio, en donde se quedarían ocultos por un tiempo en una de las habitaciones que se encontraban en él. Claude tomó un alambre que traía consigo permanentemente y abrió la puerta de uno de los departamentos, buena suerte para ellos, ya que se encontraba desocupado.

Melisa: - Con razón llevas eso contigo ¿No? Tan difícil debió haber sido robar esos papeles, ja.

Claude: - La rutina aburre, hace falta un poco de adrenalina en la vida a veces.

El departamento, por el momento, era lo más seguro que podían tener. Inmediatamente Melisa abrió su mochila y sacó sus zapatillas negras para cambiarlas por las botas que llevaba puestas y su ropa más cómoda para poder proseguir con su escape. Claude caminaba por el lugar tal y como si no estuviera pasando nada, extendió su mano para ofrecerle a Melisa un vaso con agua para calmar la sed por la cansadora huída.

Claude: - Ellos pueden aparecer en cualquier momento, ningún lugar es seguro, no tenemos mucho tiempo, hay que planear nuestro escape.

Melisa: - Claude, tengo otros planes, hay cosas más importantes que tengo que hacer.

Claude: - No puedes dejarme solo, me van a arrestar. Vayamos juntos, puedo ayudarte en lo que necesites.

Melisa: - No, me ayudarías mucho más dentro del Ministerio.

Claude: - Pero cuando se den cuenta que el ladrón fui yo, van a condenarme.

Melisa: - Por eso vamos a usar mi escape para evitar que te incriminen. Voy a culparme por ello, si de igual manera me están buscando, así evitamos que tengas que huir por algo que, para todos, no hiciste.

Claude: - ¿Serías capaz de hacer eso por mí?

Melisa: - Siempre y cuando estés dispuesto a darme una mano en lo que necesite.

Claude: - Por supuesto. Ahora dime ¿Qué está pasando? Solamente nos dieron la orden de arresto por violación al protocolo ¿Qué fue exactamente lo que hiciste?

Melisa: - Es algo complicado.

Claude: - Mientras no nos encuentren tenemos tiempo.

Melisa: - Ahhh, que hombre. Como para resumirlo, algo está pasando con Adriel, algo que está desequilibrando todo. Hace muchísimos años la misma discontinuidad fue causada por una persona a la que pudieron capturar, pero costó demasiado reparar el daño ocasionado, fruto de ello, las personas experimenten una especie de visión a la que todos conocen como Deja Vú. Como ya sabes el protocolo dice que hay que mantener el orden y la continuidad del tiempo sea como sea, y que cualquier falla o amenaza que pueda alterar todo, debe ser eliminado. Por el lazo que me une con Adriel, no puedo permitir que le hagan algo.

Claude: - ¿Es tu prometido verdad?

Melisa hizo un silencio, utilizando ese segundo que el tiempo le regalaba para tomar una pequeña bocanada de aire.

Melisa: - Así es.

Claude: - Entiendo, pero ahora ¿él no se acuerda absolutamente nada? Porque podrías llamarlo y avisar que están detrás de él.

Melisa: - No, ni siquiera recuerda quién es. Solo piensa que está viviendo una vida normal.

Claude: - Que problema.

Melisa: - Si, por eso necesito que te quedes en el Ministerio, para saber si hay alguno forma de hacerlo recordar.

Claude: - En los documentos que saqué no se menciona la manera de hacerlo, pero pueden ayudarte a encontrar a Adriel. En aquellos papeles mencionan que hay un registro, que detalla dónde se encuentra cada persona y en qué momento del día. Este registro es sencillo de usar, solamente buscas por nombre y fecha.

Melisa: - Perfecto, donde los encontramos.

Claude: - Ese es el problema, están en el Ministerio, en las computadoras del área de continuidad.

Melisa: - Carajo ¿Cómo vamos a hacer entonces?

Claude: - ¿No dijiste que te vas a incriminar por el robo que hice? Así yo puedo entrar directamente y busco lugar, fecha y hora en donde puedes ponerte en contacto con él.

Melisa: - No se nos puede escapar nada Claude. A partir de ahora nos separamos, necesito que hagas algo por mí, quiero que busques los documentos en donde figura dónde puedo encontrarlo alrededor de las 23:00 Hs, cuando tengas los datos, llévalos a Woodingston 589 cerca de las misma hora, pregunta por Martha, ella me va a contactar. Luego de eso, necesito que al cabo de cinco minutos, vuelvas al mismo lugar por nuevas instrucciones.

Claude: - ¿Y yo cómo voy a saber si la mujer que me atienda no es parte del Ministerio como agente encubierto, o que va a estar en contacto contigo?

Melisa: - Los lazos cafés ¿Te acuerdas de eso? Somos los únicos que sabemos su significado. Te vas a dar cuenta.

Claude: - Espero sepas lo que vas a hacer.

Melisa: - No te preocupes. Vete, no te preocupes por mí, acuérdate siempre escritos por cartas, no te olvides.

Claude: - Por su puesto my Lady.

Melisa: - Nos vemos pronto.

Claude dejó el departamento en manos de Melisa, quien se mantuvo alejada de las ventanas por miedo a ser descubierta. El encuentro con su apreciado Adriel estaba por concretarse pronto. Las horas pasaban mientras el cansancio de la joven les ganaba a los deseos de permanecer despierta.

28 de Noviembre. Sentí que movían mi brazo para despertarme, Melisa se encontraba sentada a mi lado esperando que abriera mis ojos.

Melisa: - Ya es hora de prepararnos para salir.

Adriel: - Gracias por despertarme.

Melisa: - Aprovechemos ahora que Martha y Marshall están dormidos. No quiero que sepan dónde vamos, por ahora tenemos que ir a un lugar seguro. Prepárate.

Adriel: - Cuando digas y a donde digas.

Melisa: - Solías decirme eso siempre.

Adriel: - ¿De qué hablas?

Melisa: - No importa. Vamos rápido.

Me inquietaba la clase de comentarios que hacía Melisa, como si intentara demostrarme que me conocía, pero siempre me cayó mal ese tipo de actitud, ni siquiera nos habíamos cruzado en la vida y me hablaba como supiera mi historia. Tomé mis cosas, traté de prestarle la menor importancia a las cosas que insinuaba, estableciendo un orden de prioridad para entender lo que estaba pasando, tendría que primero caer en cuentas que estaba siendo amenazado por un "yo" de apariencia siniestra y después intentar comprender por qué esta muchacha me hablaba como si me conociera de toda la vida.

Con las mochilas en mano, me quise cerciorar de que Rogger viniera con nosotros. Era la única persona que tenía conocimiento sobre el libro que llevaba conmigo. Quería estar tranquilo de saber que me acompañaba el hombre quien no tuvo problema alguno con responder algunas cuestiones y accedió a ayudarme sin importarle las consecuencias de sus acciones, de igual manera, aunque fuera sospechosa su actitud, prefería que estuviera cerca de mí para garantizar que no hablaría con nadie más sobre esa cierta información omitida.

Adriel: - Melisa, quiero que Rogger venga con nosotros.

Melisa: - ¿Qué? No Adriel, no podemos arrastrar gente en esta contienda.

Adriel: - No me importa, se supone que yo soy importante ¿Verdad? Bueno, si Rogger no viene con nosotros, yo me quedo.

Melisa: - No serías capaz de arriesgarte tanto.

Adriel: - Ponme a prueba.

Melisa me miró sin posibilidad de refutarme, en sus ojos se podía notar el enojo por mi reacción. Respiró profundo mientras me desafiaba con la mirada esperando que me retracte, pero mi decisión era clara.

Melisa: - Las mismas actitudes de siempre. Ve a buscar a Rogger al dormitorio, trata de que nadie se despierte. Ellos no tienen que saber muchos detalles a partir de ahora.

Adriel: - Gracias por respetar mis decisiones.

Melisa: - No tenía alternativa. Rápido, vamos.

Realmente no sabía si estaba en lo correcto, pero mis impulsos me decían que los siguiera. A punto de salir nuevamente a la calle, entré al dormitorio donde se alojaba Rogger.

Adriel: - Pssss, Rogger. Ven con nosotros, estamos saliendo.

Rogger: - ¿Eh?

Adriel: - Si, vamos, quiero que nos acompañes, me ayudaste cuando nadie quería darme detalles, por eso quiero que vengas conmigo. Por favor no me dejes solo en esta.

Rogger: - ¿Qué hora es?

Adriel: - Shhhhh. Cámbiate de ropa y vamos.

El primer grupo con el que comenzaría a divagar por demasiados lugares se había formado. Rogger, Melisa y yo, comenzamos a caminar por la oscura vereda que llevaba a un callejón vacío, sin luces, callado y siniestro. Mi corazón saltaba de los nervios, mi alma se regocijaba dentro de mi cuerpo por la emoción de aventurarse a lo desconocido, al fin y al cabo la vida que llevaba era demasiado aburrida para intentar volver a casa.

Melisa: - Esto te va a desconcertar un poco, es normal que te sientas mareado en el primer viaje.

Adriel: - ¿Mareado? ¿Qué viaje?

Melisa: - Vamos.

Melisa tomó mi brazo. Todo a mí alrededor comenzó a dar vueltas, empecé a escuchar voces cada vez más intensas, mi cabeza parecía estar torturándome con el exceso de sonidos que intimidaban a mis oídos, como si el delirio hubiese tomado el control absoluto de mí, esperando destruir mi sentido del dolor. Mis manos apretaban mis orejas con el fin evitar que los ruidos aumentaran, pero inútil fue. El mareo se presentó tal y como Melisa me lo había advertido, la vista se nubló, poco a poco aquellos sonidos de la ciudad fueron disminuyendo, lentamente mis párpados caían con la esperanza de no dejarme ver lo que estaba sucediendo. Segundos después, perdí la conciencia.

27 de Noviembre. 23:18hs Melisa caminaba por el comedor de una punta a la otra, esperando noticias de Claude, quien le diría donde encontrarse con Adriel en el momento justo. Los nervios carcomían su paciencia, haciendo que sus manos acariciaran su cabello una y otra vez, su mirada envestía cualquier objeto que se cruzara en su camino.

Melisa: - ¿Qué sucede? ¿Por qué tarda tanto?

Martha: - Ya pronto mi niña, trata de tener paciencia.

Melisa: - ¡¿Paciencia?!

Martha enmudeció, evitando otro consejo que enfureciera a la impaciente joven. Melisa se percató de su exabrupto.

Melisa: - Discúlpame.

Intentando no perder los estribos, a modo de calma, intentó recordar aquellas cosas que Adriel hacía por ella, los hermosos sentimientos que afloraban en la pareja antes de que el muchacho perdiera su memoria. Una pequeña pero esperanzadora sonrisa surgió de su rostro al cerrar sus ojos y recordar con intensa calidez las cosas vividas en el pasado. Un momento de tranquilidad llenó su interior. La calma tomo protagonismo, haciéndole frente a la impaciencia. La puerta principal sonó, alguien llamaba.

Martha: - Mi niña escóndase en el dormitorio por favor, no podemos estar seguro de que sea él.

Melisa se escondió en el cuarto contiguo a la entrada principal, justo detrás de la puerta para oír lo que sucedía. Esperanzada de haber conseguido lo que buscaba pero asustada por ser capturada, se sentó lentamente a esperar que Martha le hablara para poder salir del dormitorio. Pocos segundos tardó la entrega de información.

Claude: - ¿Estoy buscando a Martha, es usted?

Martha: - Debes ser Claude, Melisa me dijo que vendrías, cintas color café me pidió entregarte para que el lazo no se rompa.

Claude: - Si, este sobre es para ella. En cinco minutos vuelvo a pasar, ella sabe. Con permiso, me retiro. Buenas noches señora.

Martha: - Buenas noches.

Las ansias de Melisa la hicieron reaccionar inmediatamente después de haberse cerrado la puerta de entrada. Salió del dormitorio con tal entusiasmo que hizo sonreír a Martha.

Martha: - Acá tiene mi niña, lo que tanto estaba esperando. Vamos apúrese que se hace tarde.

Melisa: - Si, muchas gracias por todo lo que están haciendo por mí, sin el consentimiento de ustedes no podría haber hecho esto sola. Sólo espero que todo salga bien.

Martha: - No se preocupe mi niña. Somos una familia. Marshall se está ocupando de distraer al Ministerio para que no sospechen de nuestra complicidad.

Sin perder tiempo Melisa abrió el sobre que revelaba la posición exacta de Adriel. En qué momento, fecha, horario, lugar, todo lo que ella necesitaba para poder encontrarlo. Sus ojos, por un instante, se llenaron de lágrimas, el volver a reencontrarse con su amado, en las condiciones que lo haría, no la hacía feliz, pero contrastando con éste sentimiento el solo hecho de volver a mirarlo a los ojos, hacía que valiera la pena dedicarle una vaga sonrisa. Un suave suspiro impulso sus manos a buscar entre los papeles los datos que tanto esperó.

Ya poseía conocimiento del lugar preciso donde lo encontraría.

Melisa: - Aquí tengo la fecha y el horario en donde puedo encontrar a Adriel, menciona un viaje en tren, pero...

Martha: - ¿Qué sucede mi niña?

Melisa: - El resto del documento se encuentra en blanco. Debo llegar a tiempo.

Rápidamente procedió a escribir en una hoja de papel amarillo las instrucciones a seguir para Claude, ella necesitaría que guíe a Adriel hasta el lugar entre otras cosas. Ambos sobres estaban preparados para ser entregados a sus receptores.

Melisa: - Martha, necesito que le des éste sobre a Claude. Él después sabrá qué y cómo hacer. Ahora tengo que irme, llegó el momento de hacerle saber que estoy aquí. Volveré cuando pueda contactarme con él. Vamos a hacer una reunión para intentar comentarle la situación.

23:30 hs. El picaporte de la puerta principal comenzó a moverse, el silencio tensó aún más la situación, transformándose en una escena de suspenso. La abertura se abrió lentamente, Rogger entraba con cuidado a la casa.

Rogger: - ¿Melisa? Vine tan rápido como pude. Traigo novedades.

Melisa: - Rogger, que suerte que llegaste, tengo que hablar contigo antes de irme.

Rogger: - Necesito que me escuches, no solamente el Ministerio está intentando hacer desaparecer a Adriel, sino que tenemos otro problema.

Melisa: - ¿Qué está pasando?

Rogger: - La oscuridad se está propagando, el tiempo está tomando caminos distintos, los agentes poco a poco están desapareciendo en distintas dimensiones por la tergiversación del tiempo. Tomó su forma propia, se hace llamar Terror y sus intenciones son claras, creo que no hace falta que te diga que es lo que va a pasar de ahora en adelante.

Melisa: - Esto se complica cada vez más.

Martha: - No, no, no, díganme que esto no está pasando de nuevo. Sería una catástrofe.

Melisa: - No tengas miedo, ése tal Terror no va a poder, no teniendo a Adriel de nuestro lado, ahora tengo otra razón para contactarme con él.

Martha: - Mi niña no lo mencione. La oscuridad puede tomar cualquier forma.

Melisa: - Martha, no hay tiempo para asustarnos y escondernos bajo la mesa. Necesito le cuenten la situación a Adriel cuando llegue, que lo pongan al tanto de todo e intenten responder las dudas que le surjan, sé que mi carta le dejará una gran incógnita plantada en la cabeza. Ya no hay tiempo, Rogger acompáñame.

Inmediatamente Melisa tomó las riendas de la situación y abrió la puerta para salir al esperado encuentro. Sus ojos se abrieron del susto, por un instante el aire se detuvo dentro de sus pulmones inmovilizándola, quitándole la respiración, dejándola expuesta a la persona que reposaba parado frente a ellos. Un muchacho encapuchado se encontraba esperándolos frente a la puerta, la oscuridad de la noche no les permitía distinguir su rostro, sus brazos comenzaron lentamente a levantarse, llevando sus manos hacia su cabeza, tomando su capucha y retirándola cuidadosamente. Melisa empalideció ante tal misteriosa aparición.

Melisa: - A... Ad... Adriel... ¿Eres tú?

Muchacho: - No quiero destruir tus ilusiones, pero no soy quien esperas que sea.

Rogger: - ¿Qué estás diciendo Adriel?

Muchacho: - Que no soy el muchacho, pueden llamarme Fobia, vengo a ayudarlos. Terror, sin mí, no puede hacer nada.

Continue Reading

You'll Also Like

1.7M 112K 68
Mankind is evolving. Some love it, some fear it. Some embrace it, some envy it. For Zoey, the evolution of man has always been in the darkest part of...
1.7K 280 27
"Our world is bad, but the outside is much worse, Axelle!" In the confines of Veridonia, surrounded by hills and streams, a deadly plague has claimed...
125K 3.6K 93
https://m.shubaow.net/175/175017_1/#all Lin An, an apocalyptic young man with supernatural powers, was reborn before returning to the apocalypse. He...
11.4M 296K 23
Alexander Vintalli is one of the most ruthless mafias of America. His name is feared all over America. The way people fear him and the way he has his...