La Sombra del Reloj: Un Oscur...

By Mariano_San_Miguel

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(Primera entrega) El Ministerio del Tiempo es un ente regulador de la continuidad del Tiempo y Espacio. Los... More

Capítulo I: Antes del Viaje
Capítulo II: Cartas
Capítulo IV: Melisa
Capítulo V: Una llamada inesperada
Capítulo VI: Compañera de viaje
Capítulo VII: Oscura Ternura
Capítulo VIII: De Regreso
Capítulo IX: Presente, Pasado y Futuro
Capítulo X (Final): Punto de encuentro
Segunda parte

Capítulo III: Reencuentro

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By Mariano_San_Miguel


III: "Reencuentro"

Día 28 de Noviembre. 00:32 Hs. Pasada la medianoche ya era el primer día de mi estadía en la ciudad, todavía faltaba para el amanecer, y sin embargo habían pasado más cosas de las que me hubiese imaginado. El vapor que salía de la floreada taza decoraba el ambiente, las demás personas se apresuraban a endulzar sus cafés mientras me miraban disimuladamente. El silencio hacía más incómoda la situación, la señora que me recibió se notaba algo nerviosa, sonreía por cortos lapsos de tiempo, no paraba de revolver su café con lentitud. Ella rompió el silencio diciendo.

Señora: - Bueno, mi nombre es Martha. Encantada Adriel.

Adriel: - Un gusto señora ¿Y los señores...?

Señalé tímidamente a los demás muchachos de aspecto raro que se encontraban compartiendo el momento en la mesa.

Martha: - Ellos son amigos, él es Marshall y él es Rogger.

Adriel: - No quiero terminar de arruinar el momento. Pero necesito saber que está pasando ¿Por qué estoy aquí?

Los presentes en la mesa comenzaron a mirarse entre ellos, cómo si temieran decirme lo que estaba ocurriendo. Martha levantó mirada hacia mí.

Martha: - No te podemos decir mucho, tenemos que esperar que ella llegue. Por mientras tienes que permanecer aquí.

Adriel: - No puedo estar en un lugar que no conozco y menos si no encuentro un tercio de las respuestas que estoy buscando. No sé cómo me conocen, no sé dónde estoy, no sé qué está ocurriendo, y si nadie quiere responder nada entonces me largo.

Marshall: - No desesperes mi niño. Todo vendrá a su tiempo. Tranquilízate, a estas horas de la noche no hay dónde ir. Ten paciencia por favor - Dijo tomando mi mano.

Ninguno de los presentes quiso aclarar mis dudas, tanto Martha como Marshall decidieron reservaban sus respuestas. Rogger, por otro lado, yacía con la mirada perdida en la mesa, sin prestar atención a lo que estaba ocurriendo en lugar. Su falta de interés alimentaba mi curiosidad. Lo miré detenidamente sin lograr contacto visual alguno. Parecía perderse en las líneas de la barnizada mesa de color marrón oscuro. Con su café en las manos, tomando por pequeños sorbos, no dejaba que ni el más mínimo roce de aire lo distrajera de su mundo. Cuando quise darme por vencido, el muchacho llamado Rogger me dedicó una escalofriante mirada, mis pupilas temblaron del susto, pero mi cuerpo no lo demostró. Intenté sostener el contacto, pero el miedo y la vergüenza me hicieron bajar la mirada y trasladarla hacia mi taza. Él miró a los demás participantes en la mesa.

Rogger: - ¿Ni siquiera le van a hablar de "eso"?

Martha: - Shhhhhhh, no lo menciones - Se sobresalto.

Marshall: - Te pueden escuchar - Le dijo con una forzosa voz baja.

Rogger: - No sean estúpidos, no tiene la suficiente fuerza como para escucharnos.

Adriel: - ¿De qué están hablando?

Rogger me volvió a mirar de manera extraña, cómo si la locura lo hubiese consumido. Su cabello despeinado complementaba sus ojos con la pérdida de cordura. Martha lucía cada vez más nerviosa.

Rogger: - De lo que causó esto.

Martha: - Rogger, no. Necesitamos tiempo. Melisa estará por llegar en cualquier momento.

Rogger: - ¡¿Tiempo?! ¡Eso ya no existe! ¡¿A quién quieren engañar?!¡Todos sabemos lo que está pasando, él tiene derecho a saber qué es lo que está sucediendo! Tiene que recordar.

Rogger golpeó la mesa con el puño cerrado, Marshall rápidamente se paró, tomó los brazos de Rogger por detrás y un forcejeo se llevó a cabo en el momento. Ambos poseían mucha fuerza. Una vez que Marshall logró dominar el combate, lo llevó hacia el pasillo por donde había entrado.

Rogger: - ¡Él puede ayudar, suéltame! ¡La oscuridad ya no tiene remedio, no tiene sentido que lo oculten!

El sonido de una puerta cerrarse dejó en silencio el comedor. Una habitación contigua a la entrada fue la prisión del muchacho por haberse sobresaltado de manera violenta por una simple pregunta. Martha apenada por lo sucedido, me dedico una incómoda sonrisa y se disculpó.

Martha: - Lo siento. Es que Rogger no está muy bien. A penas puede distinguir la realidad de lo que pasa en su cabeza.

Adriel: - ¿Y qué diferencia hay con lo que me está pasando a mí?

La señora del delantal escocés blanco y rojo me quedó mirando sin poder responder a mi pregunta. La sonrisa de incomodidad se agudizaba con el pasar de los segundos.

Martha: - Con permiso, levanto las tazas si ya terminaron. Enseguida vuelvo.

Era evidente que me ocultaban muchas cosas. Me parecía demasiado frustrante no saber absolutamente nada, hasta el comerciante sabía un poco más de lo que yo podía llegar a entender y eso me molestaba mucho. Lentamente me acerqué al pasillo, donde había perdido el sonido de la voz de Rogger. La perilla de la puerta que se encontraba junto a la entrada, comenzó a moverse, pude observar cómo Marshall salía de la habitación y la cerraba con llave, la cual metió al bolsillo derecho de su pantalón. Inmediatamente volví a mi lugar.

Marshall: - Te pido disculpas, esto no nos pasa muy seguido. Es que Rogger...

Adriel: - No distingue lo real de lo fantástico.

El muchacho me miró fijo, dejó escapar unos segundos para responder a la interrupción.

Marshall: - Si, si, así es. Pero ya está todo bajo control, por ahora duerme, seguramente hasta mañana no se levantará.

Adriel: - Entiendo.

Tratando de destensar el momento, decidí disfrazar mi incomodidad cambiando repentinamente de tema.

Adriel: - Disculpe mi curiosidad ¿Melisa cuándo llega?

Marshall: - Ha, sí. Descuida, llegará en cualquier momento. Te aseguro que ella tiene las mismas ansias que tú en encontrarse.

Adriel: - Supongo.

Marshall: - ¿Necesitas algo? Ponte cómodo, Martha te indicará en qué dormitorio te puedes quedar.

Adriel: - Si, muy amable, de igual manera todavía no me siento cansado.

La señora regresó de la cocina, se la notaba mucho más relajada que antes. Me volvió a dedicar esa sonrisa con la que me recibió. Tomé mi mochila para sacar el teléfono móvil que llevaba conmigo pero al abrirlo el antiguo libro cayó al suelo. Inmediatamente lo tomé. La expresión en las caras de Martha y Marshall cambió repentinamente, parecía que algo aterrante los hubiese espantado. Rápidamente lo guarde en el interior de la mochila.

Martha: - ¿Te acompaño al dormitorio?

Adriel: - Si - Respondí de manera hipócrita para disimular mi desconfianza.

Martha se adelantó para guiarme, salimos por la abertura que se encontraba a la derecha del comedor y finalizando el corto pasillo se paró frente a la puerta que se encontraba a la izquierda.

Martha: - Ésta es la habitación de invitados. Nuestro dormitorio, es el que se encuentra junto al cuarto de Rogger. Ponte cómodo. Te avisaremos cuando llegue Melisa.

Adriel: - Muchas gracias.

Inmediatamente Martha tomó rumbo al comedor. Pude oír como Marshall hablaba con ella, quien la esperaba sentado en la mesa.

Marshall: - Martha, toma las llaves, es más seguro que las guardes tú.

Martha: - Siempre te olvidas dónde las dejas, quedarán seguras en mi delantal.

Cerré la puerta del cuarto y me desplomé en la cama. El colchón que tenía era una invitación a todas las ganas de dormir que mi cuerpo traía, era tan placentero tirarse en él, que hasta parecía masajearme la espalda. Por un momento me propuse dejar mi cabeza en blanco e intenté armar una idea de lo que estaba ocurriendo, una chica correteando por el bosque, un viaje más extraño que grato, un libro que todavía no podría abrir, una muchacha que me esperaba sin saber de quién se trataba, un par de personas que se concentraban en no responder por orden de la muchacha.

El tiempo pasó, dando vueltas en la cama, durmiendo por minutos interrumpidos por mis pensamientos, decidí levantarme por un vaso de agua. Crucé lentamente por el pasillo para no despertar a los dueños de la casa. Un murmullo envolvía el lugar, poco a poco aumentaba el volumen de las voces. Me fui acercando guiado por los susurros que resonaban en el pasillo delantero, mi curiosidad no me permitía detenerme, ya era hora de comenzar a recolectar respuestas a mis cuestionamientos. La cocina se encontraba vacía, la oscuridad reinaba la zona del comedor. Una puerta que se encontraba frente a la habitación donde habían encerrado a Rogger se hallaba medio cerrar, se trataba de otra habitación en donde Marshall y Martha entablaban una conversación con alguien.

Martha: - Nosotros intentamos no decirle nada, tuvimos que dormir a Rogger.

Marshall: - Costó mucho trabajo, de igual manera está sospechando demasiado, y no podemos hacer nada al respecto hasta tener novedades.

Voz masculina: - Eso no importa, todo a su debido tiempo. Tendremos que esperar a que madure lo suficiente como para saber todo. Demasiada información para él, podría ser perjudicial para el orden temporal de las cosas. Traten de seguir el plan al pié de la letra.

Martha: - Pero Melisa todavía no regresa ¿Cómo podemos hacer para que se mantenga fuera de esto hasta que llegue ella?

El rechinido de la madera del suelo delató mi presencia tras la puerta. Martha se percató del uso de mis oídos para escuchar la conversación. Me miró desde adentro y acercándose con una expresión de preocupación.

Martha: - ¿Me esperas en la cocina? Estaré contigo en unos minutos - me brindó una sonrisa antes de cerrar la puerta.

Mi reacción fue, creo que la normal, mi rostro demostraba asombro. Mis pies se movían por inercia hacia atrás lentamente, hasta apoyarme suavemente sobre la puerta del dormitorio donde se encontraba Rogger. Decidí investigar por mi cuenta las razones del encierro, y si los dueños de la casa no las respondían, el encerrado lo haría.

Volví a cruzar el comedor hasta llegar a la cocina, las llaves de la habitación deberían estar en su delantal. Había notado que no lo traía puesto mientras discutían por mis respuestas, lo que me llevó a pensar que podría encontrarlo colgado en alguna parte de aquel espacio. Comencé a mirar a mí alrededor, tratando de ver algún lugar donde pudiesen estar esas llaves. Al parecer la suerte jugaba a mi favor, el delantal se hallaba en la puerta de salida al patio trasero. Silenciosamente introduje la mano en el bolsillo derecho y saqué el llavero que contenía lo único que podía sacar a Rogger del encierro, retrocedí sin emitir sonido. Rápidamente volví para ingresar al dormitorio donde se encontraba el muchacho.

Abrí la puerta con sigilo, las luces se encontraban apagadas, la entrada al dormitorio rechinaba con delicadeza, entré esperando encontrar a Rogger atado de manera bruta, pero se hallaba recostado en la cama aparentemente inconsciente. Sin levantar la voz, susurrando cerca del muchacho, intenté llamarlo para despertarlo y realizar una fuga con el fin de conseguir mis apresuradas respuestas para saber de una vez por todas que me estaban ocultando.

Adriel: - Rogger, vamos despierta, te voy a sacar de aquí y me vas a contar que es lo que está pasando.

El hombre, todavía medio inconsciente, movió su cabeza despacio, sus ojos se abrían de a poco, perdidos en la inmensidad de la nada intentaban responder a la dirección del sonido de mi voz.

Rogger: - ¿A... Adriel?

Adriel: - Sí, aquí estoy. Levántate.

Tomé uno de sus brazos para ayudarlo.

Rogger: - No podemos hacer esto - me decía retomando la conciencia con su cabeza gacha.

Ariel: - ¿Pero qué estás diciendo? Estas encerrado, no pueden tenerte así. Vamos, pasemos a buscar mis cosas y nos largamos.

Con su brazo rodeando mi espalda lo llevé despacio y sin hacer ruido hasta la habitación que me habían destinado. Nunca me había imaginado estar involucrado en cosas de este tipo. ¿Quién lo hubiese pensado? Ayudando a un desconocido a cambio de respuestas. Llegamos al dormitorio en el que se hallaban mis cosas. Nos sentamos en la cama para un pequeño descanso de unos segundos hasta que Rogger repusiera el aire.

Adriel: - Rápido no tenemos mucho tiempo. Tenemos que salir, si te ayudo a escapar necesito que me digas todo lo que sabes.

Rogger: - Sólo tenemos que esperar que llegue Melisa. Ella va a sacarme de éste lugar.

Adriel: - En estos momentos no me interesa quién sea esa tal Melisa, yo quiero saber qué es lo que pasó en la mesa.

Rogger: - Tengo prohibido hablar de eso.

Adriel: - Pero no les hiciste caso. ¿Qué es lo que está pasando? ¡Quiero respuestas!

Rogger: - Bueno está bien. Pero solo puedo decirte ciertas cosas, otras las iras descubriendo a medida que pase el tiempo.

Adriel: - Te escucho. ¿De qué se trata "eso" que no pueden hablar?

Rogger: - Desearía no ser yo el que te explique esto. Él es uno de los peligros más grandes de todos, nadie se anima a mencionarlo, su nombre transmite un sentimiento sombrío. Se hace llamar Terror, está buscándote, si se apodera de ti encontrará la manera de dominar todo aquello que posea vida.

Adriel: - Esto debe ser una broma. Por más que quiera, no puedo creer lo que está pasando, es demasiado.

Rogger: - Y solamente estás escuchando el comienzo. A partir de ahora todo lo que conoces cambiará. Tenemos que intentar esconderte el mayor tiempo posible. ¿Todavía no hay alguna persona que te haya dicho que te ha visto antes de tiempo? Es decir ¿Te han visto con alguna ropa diferente, o que no recuerdes haber estado en los lugares que según esa persona sí estuviste?

Adriel: - Lo único... - me quedé pensando por unos segundos - ... fue en la tienda. El comerciante me dijo que mi alguien muy parecido había dejado algo para mí.

Tomé mi mochila y la abrí lentamente para no hacer mucho ruido. Introduje la mano para buscar aquel libro. Al sacarlo del interior de la mochila le mostré de qué se trataba.

Adriel: - Este es el libro que me dejó alguien con una apariencia similar a la mía. Está cerrado, no puedo saber que dice ya que está bajo llave.

Rogger abrió sus ojos. Me miró asombrado por lo que veía.

Rogger: - No puede ser. Ese libro estuvo perdido por siglos. Él te lo dejó, tiene que ser él.

Adriel: - ¿Terror?

Rogger: - No, Fobia. Él es quién nos puede ayudar, es imprescindible en este caos. ¿Dónde está? Lo necesitamos.

Adriel: - No sé nunca lo vi, el comerciante me dijo que pasó a dejármelo y nada más.

Rogger: - Melisa tiene que saberlo.

Adriel: - Perfecto, ahora tampoco sé quién es ese tal Fobia

Rogger: - Por ahora no te puedo dar más información que esa. Ese libro cuídalo con tu vida ¿Quién más sabe de la existencia del libro?

Adriel: - Ya lo vieron, pero fingieron no hacerlo.

Rogger se quedó pensando, eso me confundía, no sabía si estaba haciendo bien en confiar en alguien que había sido encerrado o había sido un error, de igual manera no tenía en quién confiar. Hiciera lo que hiciera los minutos corrían, no podía perder tiempo en cuestionamientos innecesarios.

Rogger: - Melisa debe estar por llegar, vamos para la cocina.

Adriel: - Pero Martha y Marshall van a...

Rogger: - No importa, no son malos. Ellos son impulsivos y hacen lo que creen necesario al igual que yo. Ellos sólo siguen las ordenes de...

Adriel: - ¿De quién?

Rogger: - Del Señor del Tiempo.

Sus ojos dispararon un suspenso incontenible, mi colección de preguntas surrealistas se sobrecargaba con cada segundo que pasaba, la locura había tomado el control de la casa. La voz de la misteriosa Martha rompió el silencio.

Martha: - Adriel. Rogger ¿Dónde están?

Adriel: - Vamos, tenemos que salir antes de que nos encuentren.

Rogger se paró con más firmeza que antes y dirigiéndose a la puerta de la habitación, abrió la puerta con sigilo y miró delicadamente hacia el pasillo.

Rogger: - Vamos – me dijo haciéndome señas con la mano.

Me levanté rápidamente para seguir sus pasos en silencio. El oscuro pasillo se encontraba vacío. A medida que nos acercábamos al comedor la claridad de las luces envolvían el ambiente, los grillos preparaban el concierto nocturno para deleitar nuestros oídos, Rogger avanzaba tan confiado como si nada fuera a ocurrir. Frente a la puerta principal se encontraban ellos.

Martha: - ¿Le contaste?

Rogger: - No podía dejarlo afuera de todo sin que sepa por lo menos algo de todo esto.

Marshall: - Pero tenemos órdenes estrictas de no aclarar nada hasta que Melisa se haga cargo.

Rogger: - Ustedes obedecen al viejo, yo mantengo mi fidelidad a Melisa. Si ella me pidió que lo prepare para lo que viene yo lo voy hacer.

Martha: - Pero el Señor dijo claramente que sus órdenes están por encima de las de Melisa.

Rogger: - Te lo repito, mi fidelidad no es con el viejo, es con ella.

Adriel: - A ver, acomodemos un poco las cosas ¿Estamos todos del mismo lado? ¿Quién es el viejo y quién rayos es Melisa?

Una de mis respuestas se presentó en la puerta de entrada, el golpe de su llegada nos desconcentró a todos, nuestras miradas atentas a quien intentaba entrar. Una voz femenina se anunciaba mientras golpeaba con prisa.

Voz: - ¡Rápido, abran la puerta!

1: 43 Hs. La puerta se abrió rápidamente, una muchacha de cabello oscuro la cruzo, traía consigo una mochila verde opaca, una remera blanca de algodón y un jean entallado. Cerró la puerta con rapidez por miedo a que alguien siguiera sus pasos. Trabó la puerta con las trabas que se encontraban por arriba del picaporte. Una vez adentro, se tomó dos segundos para respirar hondo y volteó hacia nosotros. Esos ojos azules podría recordarlos a donde quiera que vaya, era ella no tenía dudas, la chica de mis sueños, la muchacha que correteaba en el bosque aquel día. No tenía cómo confundirme. Me miró fijo, me dedico una sonrisa que transmitía alivio, suspiró con una alegría que llenaba cada recoveco de la sala. Impulsivamente saltó sobre mí y dejó salir un afectuoso abrazo.

Melisa: - ¡Por fin nos encontramos de nuevo! No sabes cuánto tiempo estuve esperando por éste momento, volverte a ver me da esperanzas.

Mi confusión inundó mi cuerpo, no sabía de qué se trataba todo esto, pero ese abrazo lleno de sentimientos encendió en mi algo tan familiar como extraño a la vez. Una pequeña y pícara sonrisa se desprendió de mi rostro sin saber el motivo de ello. Respondí el abrazo tímidamente.

Adriel: - ¿Tú eres... Melisa?

Ella lentamente soltó sus brazos de mi alrededor, desdibujó esa alegre sonrisa y me dedicó una mirada intensa, pero triste.

Melisa: - Es cierto entonces, no recuerdas nada.

Adriel: - Sólo sé que te vi en el bosque antes de mi viaje hacia aquí.

Melisa: - ¿Qué bosque?

Adriel: - Corrías de un lado al otro, con un vestido blanco, los llevabas cubierto de... - inmediatamente reaccioné al recordar su estado en el bosque - ¿Estás bien?

Melisa: - Si, qué te preocupa.

Adriel: - El vestido que llevabas puesto estaba cubierto de sangre. Estabas lastimada.

Melisa: - Adriel, hace mucho tiempo no hemos contactado, nuestros caminos fueron selectivamente divididos, por eso planeé este reencuentro. Pero al parecer todavía no recuerdas nada.

Adriel: - No me puedo equivocar, mis amigos en el campamento te vieron preguntar por mí, eras tú.

Melisa: - Jamás estuve en un bosque Adriel, hubiese sido un suicidio. Mejor vamos a sentarnos en el comedor, vamos a aclarar un par de cosas ¿Rogger te pudiste encargar de contarle lo mínimo que tenía que saber?

Rogger: - Solamente lo necesario, sin detalles, Martha y Marshall se encargaron de retrasarme, queriendo impedir que se me escape alguna palabra.

Martha: - Teníamos órdenes del Señor.

Melisa miró a la señora y su secuaz con enojo.

Melisa: - No me interesa lo que él quiera, ahora lo vamos hacer a mí manera. No estoy de acuerdo con su metodología y menos ahora que Adriel está de nuevo conmigo.

Marshall: - Disculpe señorita Melisa, entienda que no podemos pasar por encima de sus mandatos.

Melisa: - Ustedes, yo sí, y este refugio es propiedad del Ministerio, no de él. Ahora nos vamos a sentar, Adriel debe tener muchísimas cosas que preguntar, y ninguno va a negarle una respuesta.

Cuando pensaba que algo de lo que estaba viviendoestaba tomando sentido me di cuenta que volvía al mismo lugar de donde empecé acuestionarme. La chica del bosque, ésta tal Melisa, mis sueños, lo sucedido enel tren, las cartas. Solamente esperaba que ahora sí respondieran algunas de mispreguntas.

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