La Sombra del Reloj: Un Oscur...

بواسطة Mariano_San_Miguel

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(Primera entrega) El Ministerio del Tiempo es un ente regulador de la continuidad del Tiempo y Espacio. Los... المزيد

Capítulo II: Cartas
Capítulo III: Reencuentro
Capítulo IV: Melisa
Capítulo V: Una llamada inesperada
Capítulo VI: Compañera de viaje
Capítulo VII: Oscura Ternura
Capítulo VIII: De Regreso
Capítulo IX: Presente, Pasado y Futuro
Capítulo X (Final): Punto de encuentro
Segunda parte

Capítulo I: Antes del Viaje

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بواسطة Mariano_San_Miguel



I: "Antes del viaje"

Nuestra vida está marcada, estas destinado a ser lo que tengas que ser, solo hay que resignarse a que las cosas caigan por su propio peso. Muchas veces deseé cambiar las cosas, que todo fuera diferente, pero al mismo tiempo no encontraba el sabor a pensar en la idea de que todo lo que tenía, hasta el entonces, cambiara. Por momentos es inevitable pensar que todo hubiese sido mejor si no hubiéramos hecho tal o cual cosa, pero... ¿y si el resultado de modificar ese error, esa acción que tanto nos atormenta, nos cambia la vida de manera tal que empeoraría las cosas? ¿O quizás, hasta no nos permita llegar a ser la persona que somos ahora? ¿O perder a la gente que tenemos a nuestro alrededor? ¿Nunca se imaginaron qué sería de ustedes si de un momento para otro el mundo que conocen, se distorsionara de tal manera que no podrían reconocer ni a su propia sombra? Uno se arrepiente de muchas cosas en la vida, pero no tendrían que desear modificar nada, pues algo parecido me pasó, y mi vida no es la misma desde el momento en el que subí al tren, las cosas fueron diferentes y no dejan de serlo. ¿Nunca pensaron que solo removiendo el pasado tendrían acceso a remodelar el futuro de manera inesperada? ¿Jamás pensaron en la posibilidad de ser dueños de su propio destino? ¿De hacer y deshacer a gusto para tener todo lo que se les ocurra en cuestiones de segundos? Cosas raras me sucedieron, cosas que ni en los sueños más alocados sueños podría llegar a responder las incógnitas que surgieron a partir de mi primer viaje. Ya no espero el milagro de retomar el rumbo de mi vida, sólo les cuento lo que pasó aquella vez, en donde mi vida dejó de ser monótona y sin sentido a una agitada con la responsabilidad del futuro en mis manos.

Día 24 de Noviembre. Solo faltaban tres días para comenzar mi aventura, tres días faltaban para que la coherencia en mi vida terminara, tres días antes de preocuparme por cosas que no tenían sentido, tres días que hubiese querido que duraran una eternidad.

Ya me encontraba en edad de recorrer mi camino como guionista en otro lugar. Muchos de los amigos que partirían hacia sus propios destinos no los volvería a ver, asique se nos ocurrió despedirnos de la mejor manera. Pasar unos días a las afueras de la ciudad, allí junto al bosque, nos pareció una idea fabulosa. Deberíamos llevar nuestras tiendas de acampe y sacos de dormir.

La ansiedad me caracterizaba, por ello estuve allí puntual como de costumbre a la hora pautada, esperando que llegaran los chicos que faltaban, entre todos éramos cinco. Al llegar el último, con bolsos en manos, decidimos partir, aprovechando que el día se prestaba para acompañarnos.

A medida que nos acercábamos al lugar, notábamos la desolación del lugar, no había muchas personas, solo un grupo de muchachos que acababan de poner un pie dentro del camping al igual que nosotros. Una mujer los acompañaba, se trataba de Charlotte. Ella y yo nos conocimos en la infancia, muchísimos años de compañía, se podría decir que era una hermana más en mi vida. Las cosas que hemos pasado juntos solidificaron cada vez más nuestra relación, desde pequeños compartíamos similitudes, éramos inseparables. Su cara expresaba sorpresa al ver que acomodaba las cosas cerca de su grupo de amigos. Se dirigió hacia mí y me saludo con toda la energía típica de ella.

Charlotte: - Hola Adriel! ¿Qué haces aquí? Tú deberías estar preparando las cosas para tu viaje ¿O acaso ya nos extrañas tanto que no te quieres ir? - sonrió con picardía.

Adriel: - No, para nada - me reí - los quiero mucho pero por ahora no me invadió la melancolía, sin ánimos de ofensa.

Charlotte: - Sé que nos vas a extrañar Adriel y querrás volver pronto, especialmente cuando no tengas donde ni con quién despejarte.

Adriel: - Obviamente los extrañaré boba, pero este viaje es muy importante, mi carrera depende de ello, perfeccionarme en ese lugar es lo mejor que me podría haber pasado.

Charlotte: - Entonces espero que aproveches al máximo ese tiempo, sé que lo vas a lograr. Todos te tenemos fe. Serás el mejor guionista del mundo - me sonrió mirando hacia abajo.

Adriel: - Seguro - le devolví el gesto - Ven, que te presentaré a los muchachos.

Les presente a mis compañeros de guion la belleza en carne y hueso, algunos chicos quedaron impresionados de tanta hermosura junta que se transformaban en lobos sudados con ojos saltones y las lenguas afuera, como si nunca hubieran visto algo parecido. Sus ojos marrones claros, su cabello ondeado de color oscuro y su impresionante figura, la hacían única en el mundo. Una sola mirada bastó para que mis compañeros se marcharan a buscar leña para la gran fogata de la noche y quitaran la vista de encima de mí amiga.

Pasaron las horas en el campamento, entre charlas y juegos de cartas. La noche se acercaba y todos preparaban algo para compartir en el momento de encender la gran fogata. Las estrellas adornaban el lugar con su espectáculo de luces. Tanto nosotros como el grupo de Charlotte nos sentamos alrededor de la inmensa llama que nos mantenía calientes por momentos. Muchas risas, bromas, conversaciones incoherentes nos mantuvieron despiertos hasta tarde.

25 de Noviembre. A medida que los muchachos se marchaban a descansar y el fuego se hacía cada vez más pequeño, el sonido del lugar se presentaba en distintos idiomas. Grillos, el caer de las hojas, el correr del agua del rio que se encontraba no muy lejos de nosotros. Mi mente se concentraba en las diferentes maneras de expresión del lugar, moviendo mi atención hacia cada uno de los ruidos que se hacían sentir.

Voz: - Adriel - Se escuchó un susurro.

Adriel: - ¿Me dijiste algo Charly?

Charlotte: - No, de hecho ya estoy muy cansada, me iré a mi tienda.

Charlotte se levantó y se despidió de mí con un beso en la mejilla y un abrazo tan afectuoso que me causó mucha ternura. Me prendí un cigarrillo antes de acostarme, como era de costumbre. Me quedé mirando las pocas brazas que quedaban en el lugar donde hubo fuego hacía un tiempo atrás. El sonido de unas hojas moviéndose por detrás de mí me hizo reaccionar. Un par de pisadas acompañaban el ruido. Me levanté con cuidado, esperando no encontrar algo que me asustara, ya que la oscuridad de la noche no era algo que me agradara tanto. Los pasos se volvieron cada vez más ruidosos, parecía que alguien se acercaba con cautela mientras mi corazón se aceleraba esperando lo peor. Una vez más logré escuchar la voz que pronunciaba mi nombre susurrando.

Voz: - Adriel.

Adriel: - ¿Quién anda ahí?

Los ruidos cesaron, el silencio me hacía asustar más que el susurro de mi nombre en medio de una oscura noche. Me quedé parado, esperando que sucediera algo pero más silencio fue lo que encontré. Atento a lo que podría llegar a pasar, volví a sentarme lentamente con los sentidos puesto en cualquier cosa que se destacara en el medio de los árboles. Un grito al fondo de todo, detrás de la tienda, me sobresaltó. Sin pensarlo corrí en dirección del escalofriante y perturbador sonido. No mucho era lo que podía distinguir, de a poco fui desacelerando y comencé a caminar más despacio para no perderme en la inmensidad de la noche. Algo me llamaba la atención, entre medio de los árboles podía distinguir algo blanco. A medida que me acercaba iba tomando su verdadera forma. El cuerpo de una persona se encontraba en el suelo, recostada boca abajo. Su vestido blanco revelaba que se trataba de una mujer. Sigilosamente me acercaba al cuerpo desplomado. Mi corazón se aceleró tanto, que parecía que se me iba a salir del pecho, la tensión se sentía en el aire. Todo el momento fue interrumpido en el instante en que mi brazo fue tomado por detrás.

Tom: - Adriel ¿Dónde vas? Es demasiado oscuro para que te alejes de esa manera, recuerda que por aquí cruza un río, y no sabemos dónde están los acantilados.

Adriel: - Pero la chica, tenemos que ayudarla.

Tom: - ¿Qué chica? ¿Estás bien?

Adriel: - ¡La chica que se encentra allí!

Cuando volví la mirada hacia la víctima, ésta ya no se hallaba en el lugar.

Adriel: - Pero... la escuché gritar, y cuando vine se encontraba en el suelo.

Tom: - ¿Adriel, consumiste algo con los demás muchachos? Vamos te llevaré a la tienda, quédate cerca de mí, no traje otra linterna, asique soy la única fuente de luz que tienes para volver.

No podía explicar lo que acababa de pasar. ¿Estaba tan cansado que había empezado a ver y escuchar cosas? ¿Acaso mi cabeza me estaba jugando una mala pasada? Era demasiado tarde para saber si esto era delirio o cansancio. Regrese a mi tienda en compañía de Tom.

Tom: - ¿Estás seguro de que te encuentras bien?

Adriel: - Si, no te preocupes, es que fue tan real.

Tom: - Debe ser el cansancio, descuida, mañana ya podrás pensar con claridad.

Adriel: - Si, muchas gracias Tom. Trataré de no pensar.

Tom: - Adiós, descansa.

Mi amigo se retiraba de mi tienda dejándome una respuesta que podría tomarla cierta y terminar la noche tranquila. Pero cerré los ojos e intenté dormir después de pensar en lo raro de la situación, quedé varado en un mar de preguntas. El miedo no participaba en mi ensalada de sensaciones, no estaba asustado por el suceso, estaba intranquilo por no saber si lo que había visto era real, o tan solo una distorsión por cansancio, pero sin conseguir responder algo diferente a lo propuesto por mi amigo, opté por hacerle caso y dejar de pensar más de lo que debía. Fue solo cansancio, pensé, y sin más vueltas me dormí.

A la mañana siguiente, cuando desperté, ya muchos estaban levantados a punto tomar el desayuno. Me acerqué para ayudar con el agua para el té, que hervía potentemente en el pequeño fuego que servía como hornalla. La mayoría lucía terrible, algunos decidieron no levantarse y seguir durmiendo. Por el momento mi cabeza estaba concentrada en no dejar caer la pava para servir en las tazas, recién me levantaba, no pretendan que me preocupe temprano por lo sucedido. Éste era mi segundo día de campamento con los muchachos. Inevitablemente el tema de lo que pasó ayer salió a la luz.

Tom: - No sé qué ocurrió, solo escuché que se alejaba asique fui tras él.

Charlotte: - Hola Adriel, buen día, ¿Entonces anoche terminaste asustado?

Adriel: - ¿Asustado?

Charlotte: - Si, con el cuerpo de la llorona.

Charlotte dejó salir de sí una risa de burla.

Adriel: - ¿Fuiste Tú?

Charlotte: - Nos soy tan mala como para asustarte de esa manera, me pareció gracioso, pero no te asustaría así.

Adriel: - ¿No me creen verdad?

Charlotte: - No es eso Adriel, es sólo que anoche estabas muy cansado.

Tom: - También estuve allí Adriel. No había nadie.

Adriel: - Supongamos que el cansancio jugó conmigo. O mejor aún, me estoy volviendo loco y tendría que internarme en una especie de psiquiátrico de máxima seguridad ¿Les gusta la idea? Con permiso, el día me llama para seguir delirando.

Decidí tomar un pequeño paseo por el lugar, me distraía el paisaje, pero aún con la cabeza ocupada en esa muchacha que probablemente vi con mucha extenuación. Tras tomar un poco de aire para volver con la muchedumbre a pasar el resto del día con ello, noté que se encontraban muy callados, reunidos como si estuvieran planeando algo dejándome afuera. Sentí como la exclusión me apuñalaba de frente. Muchos miraban pero nadie decía nada, un silencio que aturdía oídos se encontraba acompañándonos. Uno de los chicos susurró algo a Tom. Él me miró preocupado y sin saber qué decirme se acercó.

Tom: - Adriel, Discúlpame. ¿La chica que viste llevaba puesto un vestido blanco?

Adriel: - ¿Y ahora por qué me preguntas ese tipo de detalles? Si hace un rato te estabas riendo de mí.

Tom: - Porque una mujer pasó preguntando por ti.

Adriel: - ¿Por mí?

Tom: - Sí, pero... - Se quedó en silencio por un instante - ella... parecía estar lastimada. Su aspecto no era normal, su vestido se encontraba manchado... de sangre. Los muchachos se asustaron y no quisieron contestarle.

Adriel: - Espera ¿No estarán pensando que tuve algo que ver con esa chica y su aspecto, verdad?

Tom: - No es eso. Los chicos se preocuparon y le dijeron que se quedara con nosotros y que nos explicara qué pasó. Ella insistió en no involucrarlos, y que por favor hicieran de cuenta que nunca la vieron, pero... ¿Cómo negar lo que pasó? Adriel ¿Quién es esa mujer? ¿Es la chica de la que hablabas anoche?

Adriel: - No lo sé Tom, no lo sé, no la conozco, esto me parece demasiado extraño.

El resto de los presentes optó por no hablarme, el día se tornó incómodo. Decidí retirarme del lugar por un momento, prefería aclarar mi cabeza antes de sentarme a conversar con los muchachos como si no hubiese pasado nada.

Una vez lejos de las tiendas, me senté en unas de las enormes piedras que adornaban el bosque. Mi cabeza estaba revolucionada por las preguntas sin respuestas después de aquella noche. La reciente situación con las personas con las que había emprendido este fin de semana me angustiaba, todo lo que estaba sucediendo me sofocaba, me asfixiaba, sentía como mi garganta me apresaba, traté de respirar y no hacerle caso a los fantasmas de la inquietud. Cerré mis ojos y el silencio calmó los nervios del momento, el pasar de los minutos contuvo mis emociones preparándome para soportar el resto del día.

Las hojas de los árboles caían acariciando mi cuerpo, dándome la seguridad de que esto no se trataba de un sueño absurdo, ni de una ilusión por la picadura de algún extraño insecto del bosque. La música rompió la tensión en mi cabeza, los muchachos intentaron destensar la situación endulzando los oídos con esas canciones alegres.

Sólo bastó un pequeño vistazo para que me distraiga de mis pensamientos. Una silueta en el bosque captó mí curiosidad, una silueta que por momentos se echaba a correr y, como una de las cosas que me caracteriza es ser impulsivo, decidí ir a ver qué ocurría. La música disminuía su volumen a medida que me alejaba del lugar, introduciéndome cada vez más en la arboleda. Comencé a mirar hacia todos lados, sentía que alguien merodeaba por el lugar, mi corazón empezaba a dar un concierto de latidos. Podía sentir como corrían detrás de mí, pero al darme vuelta, árboles era lo que encontraba. Las sensaciones invadían mi cuerpo ¿Qué es lo que estaba pasando? Una mezcla de tranquilidad y de suspenso se introducía en mí ser. El viento susurraba tan bajo que no podía oír lo que tenía para decirme.

Voz: - Adriel - escuché detrás de mí con una voz baja nuevamente, tal como la noche anterior.

Al girar, pude notar una joven correr por entre medio de los árboles, desapareciendo cada vez que uno de ellos la cubría. Parecía que jugaba a las escondidas conmigo, sin siquiera pedirme permiso. Pensaba que mi cabeza estaba jugando conmigo, pero sabía que era demasiado real lo que estaba sucediendo. Intenté acercarme lo más posible, pero parecía alejarme en lugar de llegar. La joven aparecía por distintas partes del bosque, a veces más cerca, otras mucho más lejos. No entendía que es lo que estaba pasando, Empecé a correr lo más fuerte posible cuando la vi por última vez. Ella corría por delante de mí, el viento hacía danzar su vestido blanco manchado en su parte inferior con un color rojo, sus pasos parecían ser cada vez más cortos. Estaba por alcanzarla, ya notaba los detalles de flores en su vestido. Tropecé con una raíz y caí al suelo apoyando mis manos para amortiguar el golpe. Rodando entre los árboles, terminé de caer aterrizando sobre el barro. Alcé la mirada. Un gran río atravesaba el lugar. Me costó volver a la realidad, el golpe me había descolocado. Pude ver como la chica de cabello largo y negro me miraba desde el otro lado del río en compañía de un muchacho al que no le pude ver la cara. ¿Cómo pudo cruzar? ¿Esto es parte de una broma? Pensaba mientras la miraba perplejo.

El sonido de los pájaros a mí alrededor volvió a adornar el lugar, las hojas se movían con la energía que le faltaba al día para comenzar una tarde de incógnitas todavía mayores a las de la noche anterior. Me puse de pie y totalmente desconcertado, intenté retomar el camino hacia las tiendas. No pude liberar ni una sola palabra de mi boca, la situación enmudeció mis sensaciones de incertidumbre tras presenciar la fallida persecución, sembrando a cada paso preguntas que por el momento no tenían ningún tipo de explicación racional. Los muchachos realizaron sus actividades normales, caminaron, realizaron juegos de pelotas cerca del río, yo preferí quedarme sentado en la mesa esperando que algo tan extraño como lo sucedido me respondiera una milésima parte de lo que había ocurrido.

El día pasó más rápido de lo esperado, la noche estaba encima de nosotros sin darme cuenta. Muchas de las cosas que había planeado hacer en el día se habían opacado por el hecho de no saber por qué me pasaban estas clases de cosas. Mi vida se tornaba un poco más interesante. Esa tarde decidí introducirme en la inmensa búsqueda de las respuestas que necesitaba para poder descansar en paz pero más incógnitas fueron las que encontré. Tal vez esto sea una interesante oportunidad para darle algo de acción a mi vida, sobre todo teniendo una tan monótona como la mía.

Día 26 de Noviembre. Contando éste, ya iban tres días desde que habíamos llegado y era hora de irnos. Me despedí de Charlotte y le pedí que recogiera de mi casa algo que necesitaba que tenga.

Charlotte: - Escucha Adriel, lo siento mucho. No fue mi intención hacerte sentir mal.

Adriel: - No es nada Charly, estas cosas las sé manejar.

Charlotte: - No puedo entender que sucedió.

Adriel: - No busquemos más explicaciones a esto. Quedará como una anécdota de lo sucedido en éste lugar. No te preocupes.

Charlotte sonrió ante mi despreocupación superficial. No quería que sea partícipe de mi propio delirio.

Adriel: - Charly, en mi casa dejo un pequeña caja, quiero que vayas a buscarla en cuanto haya partido.

Charlotte: - ¿Por qué tanto suspenso? ¿Acaso no piensas regresar?

Adriel: - Pues claro que volveré - liberé una risa - solo que quiero que la tengas en mi ausencia, solo son algunas cosas que no siento que estén seguras bajo la custodia de mi madre.

Charlotte: - Está bien, pasaré a buscarla por la tarde de mañana.

Adriel: - Perfecto. Cuídate mucho.

Con los bolsos en la mano ya estábamos preparados para volver a casa. El viaje de regreso fue más rápido que el de ida, no sé si fue por la ansiedad de llegar a casa con el objetivo de preparar todo para mi viaje, o simplemente el tiempo se acortó para dejar atrás mis pensamientos junto con el bosque.

Mi cansancio era más grande que cualquier otra cosa, en el momento en que llegamos a casa, decidí tomar un descanso antes de viajar. Después de acomodar mi maleta para el viaje del día siguiente, me destiné a bañarme, como si eso también limpiara mi mente.

El sillón de la sala parecía un lugar cómodo para recostarme a descasar mis ojos, los cuales caían por su agotamiento.

Mi cabeza comenzó a jugar conmigo, un sueño extraño se apodero de mí. La oscuridad en su totalidad rodeaba mi mente, de a poco la claridad se presentaba y una silueta se movía al compás de una música que resonaba en mi cabeza. Su largo cabello se me hacía familiar. No tenía dudas, se trataba de ella, la misma chica que cruzaba el bosque. Su mirada se conectó con mis ojos, formando un lazo tan especial en ese mundo de ilusiones, como si le conociera cada gesto, cada cosa que me decía con sus movimientos. Sentía su dolor, sentía como ella me transmitía toda su tristeza, atrapada por algo que desconocía, algo que sostenía sus manos e inmovilizaba su cuerpo. Ella pronunció mi nombre con desilusión, como si intentara escapar frustrada sabiendo que no lo lograría, y llegar a mí era una inservible oportunidad de ayuda.

Me desperté con las estrellas custodiando miventana, me encontraba en un estado de alerta, preocupado, sorprendido einquieto por lo que me venía pasando. Una mezcla de sensaciones me teníaatrapado, se avecinaba mi partida, la oportunidad de mi vida se encontraba a untren de distancia, y esta muchacha que rondaba en mi cabeza no me dejabaequilibrar mis emociones. Pensé durante un momento, veía la noche como si laluna pudiera responderme algo. Creo que en algún sentido esperaba que las respuestasafloren sin tanto esfuerzo, aunque sea por un suceso sin explicación. Peroentre entender lo que me estaba pasando y explicar por qué la luna me hablaba,era mejor pensar que un loco guionista tenía poderes lunares antes de conocergente en el bosque que se presenta en sueños. Era tarde, y decidí prescindir demi inquietud por saber que estaba pasando y me dirigí al dormitorio. Supuse queel cansancio se ocuparía de alejar las ilusiones y sueños extraños, asiqueconfié en ello y me tendí en la cama.   


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