Mala Influencia

By mc7frd

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Su vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chi... More

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By mc7frd

Las vacaciones de verano hasta ahora eran así: trabajar todo el día en la cafetería reemplazando a Gaara mientras el trabaja en una construcción. Volver a casa. Comer como si fuera la última vez. Hacer ejercicios para embarazadas y leer. Mirar mi vientre inflado y sentirme gorda. Dormir.

Repetir rutina.

Fue duro al principio. En solo una noche pasé de vivir en una gran casa con todas las comodidades, a vivir en un barrio inseguro compartiendo una pequeña habitación con el padre del bebé que causó todo y con la inquietud de no saber que pasará en el futuro.

Papá y Neji ya no me hablan.

Hanabi no tiene permitido estar conmigo y el tío Hizashi tuvo una pelea con mi padre por mi culpa. Al otro día de la pelea llegó a casa de Gaara y dijo que podía contar con el en todo, que no me dejaría sola. Lloré como nunca.

Pero lo que pasó después fue aún mas duro para Gaara y su familia.

Una semana después de llegar al apartamento de su tío, volvíamos juntos luego de un agotador día de trabajo y el lugar estaba vacío. No nos extrañó, su tío a veces se quedaba hasta tarde en la oficina, pero las horas pasaron y el no volvía.

Gaara se preocupó y lo llamó a su celular, frunciendo el ceño cuando esa voz programada dijo que el número al que llamaba habia sido desconectado. Su ceño se frunció aún más y corrió a la habitación de Yashamaru.

– ¡Hijo de...

Me quedé en la puerta observando a Gaara que estaba sentado frente a un armario conpletamente vacío. Tenía una carta en su mano.

– ¿Se fue? —pregunté. Gaara se veía bastante afectado. Alzó un papel y lo movió con una triste sonrisa.

–Dejó un cheque junto a esta estúpida carta.

Miró el trozo de papel por unos segundos y comenzó a destrozarlo con rabia. Dejó caer los trozos y salió de la habitación maldiciendo.

–Lo siento —lo seguí.

–No es tu culpa — dijo suspirando, me abrazó y besó mi cabello para calmarse— no es primera vez que hace esto.

En la carta, luego de disculparse por irse Yashamaru escribió que podíamos quedarnos con el apartamento. No importó, Gaara es orgulloso y decidió que empacaramos todo para volver a casa con sus hermanos.

–Es un cobarde —exclamó su papá recostado en el sofá— siempre lo he dicho. Cuando tu madre murió, huyó como un perro. ¡Yo tuve que hacerme cargo de todo! Un padre soltero sin ninguna ayuda.

–Ya cállate —dijo Kankuro, comiendo cereal con una mueca de desagrado.

–No te preocupes —la rubia apoyó su mano en mi hombro queriendo consolarme— nos arreglaremos aquí. Y te recuerdo, papá, que tu también huiste, YO tuve que hacerme cargo de todo.

– ¡Estaba de duelo!

Temari rodó los ojos y siguió preparando la comida. Su padre se levantó del sofá con pereza y caminó hasta la nevera para tomar otra cerveza.

–No te preocupes, princesita —tomó un largo sorbo antes de volver a hablar— los primeros meses son duros, pero en cuánto empiece a caminar no hay nada de que preocuparse.

– ¿Es en serio? —Gaara entró a la casa junto a Naruto, ambos traían las ultimas cosas que habían quedado en el auto— ¿tú, dando consejos de paternidad?

–Bueno, pues...—balbuceó, rascándose la barba de varios días— ustedes salieron bastante bien, digo... Temari está en la universidad, Kankuro es un artista o algo asi y Gaara va a ser padre.

Todos lo miramos con incredulidad.

– ¡Solo digo que podría haber sido peor!

La organización fue rápida, Naruto y Kankuro compartirían habitación (Naruto habia intentado volver a su apartamento diciendo que no quería estorbar, pero Temari se lo impidió) a Gaara y a mi nos dieron la habitación de su padre. El intentó protestar, pero Temari lo calló de inmediato diciendo que nunca la usaba por que siempre estaba muy ebrio para subir las escaleras. Temari fue la única que conservó su habitación.

Y las semanas pasaron, estábamos agotados. No sabía si era porque nunca antes me habia visto obligada a trabajar o que el bebé de veras consumía mi energia.

El cocinero dejó el plato sobre el mesón y me dijo el número de la mesa, lo puse en la bandeja junto a los otros y comencé mi recorrido, la última mesa solo había pedido una ensalada y un jugo para acompañarlo.

–Disfrute su comida —dije con amabilidad, poniendo la bandeja bajo mi brazo para volver al mesón.

–Quién lo diría, la gentil Hinata.

Me volteé sorprendida, reconocía esa sarcástica voz.

– ¡Tayuya!

Se levantó y nos abrazamos con fuerza.

–No te he visto en mucho tiempo.

–Claro, salí de ese lugar y te olvidaste de mi —dijo indignada.

–Lo siento —me disculpé levantando los hombros— pasaron muchas cosas.

–Tenemos que ponernos al día y–

– ¡Listo para la mesa siete! —gritó el cocinero.

–Mi turno termina en media hora —caminé hasta el mesón sin dejar de mirar a Tayuya.

–Puedo esperar.

Asentí emocionada, no esperaba volver a verla tan pronto. Es una suerte que al trabajar aquí el tiempo pase más rápido. Dejé mi delantal en el casillero, saqué mi bolso y me despedí de los demás. Tayuya ya estaba fuera de la cafetería esperando.

–Así que... ¿ahora trabajas?

Asentí con timidez. Sabía en que estaría pensando.

– ¿Es un castigo de tu padre o algo?

–Algo así. Estoy viviendo con Gaara ahora.

– ¿Te echó? —exclamó sorprendida— ¿tuviste una recaida o que?

–No —reí nerviosa apretando la correa de mi bolso, se sentía tan extraño cada vez que lo decía— estoy embarazada —solté la correa de mi bolso y apreté un poco la camiseta para que mi vientre resaltara. Tayuya abrió los ojos a mas no poder.

– ¡Hinata, traviesa! —exclamó riendo— aunque te compadezco.

–Créeme, aún es difícil para mi creerlo.

–Si, es que... wow. ¿Y tu novio? ¿Es de esos que dicen "oh si, tendremos un bebé" pero a la vez no parece tomarlo en serio? ¿O es de esos que simplemente lo evita?

–En realidad...—hablé pensativa— se lo toma bastante en serio. Cada vez que puede me acompaña a los chequeos. Hasta lee los libros sobre bebés que conseguí, deberías ver su cara de concentración cuando practicaba como cambiar un pañal el otro día —sonreí al recordarlo.

–Pareces bastante complacida.

–Lo estoy. 

– ¿Y estás segura que es de el? —preguntó riendo y mostrando los dientes, quería fastidiarme.

–Idiota.

Me acompañó al lugar donde debía esperar a Gaara y me contó que había sido de su vida estas semanas. Desde que salió de rehabilitación vive con su novio, a sus padres no les importó.

–Tarde o temprano pasaría —dijo— ya no soportaba ese lugar.

Entre los dos se arreglaban para vivir en el departamento de el.

– ¿Como se lo tomó su familia? —preguntó.

–Mejor de lo que esperaba... supongo que ellos son así.

– ¿Como?

–Se ayudan para seguir adelante.

Tayuya sonrió con tristeza. Siguió contándome sobre su rehabilitación, las reuniones y la gente que había conocido con historias similares. Sentí un poco de celos, luego de salir de rehabilitación mi padre me envió directo a un terapeuta privado.

Solo yo y un anciano apático charlando sobre lo estúpida que fui.

–Creo que ahí viene tu esposo —dijo señalando con la cabeza.

El viejo y descolorido auto de Gaara se estacionó frente a nosotras, ambas nos inclinamos para verlo.

–Lindo cabello —señaló al rojo cabello de Gaara. Los comparé brevemente, Gaara tenia el cabello brillante y de un color mas vivo. Tayuya tenía un rojo pálido. 

El pelirrojo sonrió incómodo.

–En serio fue lindo verte de nuevo.

– ¿Saben? Habrá una fiesta en casa de un amigo mas tarde, deberían venir.

–Gracias —dije avergonzada— pero es el último lugar donde querría estar ahora.

Entré al auto y Tayuya se quedó ahí, pensativa.

– ¡Entonces tomemos una foto! Hoy era mi dia libre, quien sabe cuando tendrémos tiempo para volver a vernos —insistió.

Suspiré con una sonrisa.

–Está bien.

Se apoyó en la ventana y estiró el brazo para que todos saliéramos en la pantalla. La miró antes de volver a la acera.

–Perfecta.

–Cuídate mucho, Tayuya —el pelirrojo partió el auto y yo segui mirándola por la ventana— ¡Y aléjate del alcohol!

Me volteé a ver a Gaara, tenía las manos sucias al igual que su ropa.

–Es extraña —dijo.

–Tu también lo eres.

–No lo soy.

Apreté mis labios queriendo reir y tomé su mano.

–Mañana...—comencé a hablar intentando controlar la emoción— nos dirán el sexo del bebé.

– ¿Tan pronto? —preguntó sorprendido. Asentí enérgicamente.

Llegamos a casa. Comimos precalentando. Hice mis ejercicios y leí un libro sobre bebés. Me paré frente al espejo y observé mi vientre. Nos acostamos, hicimos el amor y el se durmió de inmediato. Acaricie su hombro con cariño, estaba cansado.

Otro dia igual que el anterior.

¿La rutina es inevitable?

Negué con la cabeza, no puedo dejarme llevar por el pesimismo.

El día era perfecto y decidimos ir a pie hasta la clínica, la espera fue corta pero me sentía impaciente, cada minuto se sentía mas lento cada vez.

La mujer esparció el gel y llevó el aparato a mi vientre. Gaara se apoyó en la camilla para ver mejor la pantalla donde el bebé empezaba a formarse.

–Ahí está —dijo la mujer, sonriendo— ¿quieren saber que será?

–No aún —me apresuré a decir— queremos verlo en casa, será una sorpresa.

Nos entregó un papel que contenía el sexo del bebé en un sobre y salimos tomados de la mano, con una agradable sensación de que todo estaría bien.

Nos detuvimos frente a una heladeria, apenas vi gente saliendo de ahí mis antojos volvieron.

–Quiero cocinar algo dulce antes abrir el sobre —dije, caminabamos de vuelta a casa con el sol entibiandonos.

–Lo que tu quieras —respondió comiendo una cucharada de su helado, fruncí los labios y me acerqué con la intención de robar una probada.

–Tienes el tuyo —refunfuñó alejándose.

– ¡Solo quiero probarlo!

–Siempre dices eso y terminas comiendolo todo.

Pasamos el jardín delantero y abrió la puerta indicándome que pasara primero, todo estaba extrañamente en silencio.

– ¡Sorpresa! —gritaron.

Salté del susto. Todos estaban reunidos alrededor de la mesa. Ino, Shikamaru, Incluso Menma estaba ahí.

– ¿Que es, que es? —preguntaron a la par Ino y Temari, acercándose emocionadas. Las palabras no salían de mi boca.

– ¡Ey, Ey! Primero comamos, esto se enfriará —exclamó Naruto. La mesa estaba repleta de comida rápida y dulces.

– ¡Pero no tardará nada!

–De hecho, yo también estoy ansiosa por saber —dije, buscando el sobre en mi bolso.

Todos se sentaron expectantes mientras abría el sobre, mordí mi labio y me detuve cuando saqué el papel.

– ¿Que creen que será?

–Espero que sea una niña —habló Ino, agitando el brazo de Shikamaru.

Abrí lentamente el papel, con la emoción saliendo en cada poro de mi piel. Miré a Gaara con una sonrisa.

–Es niño.

Todos gritaron de felicidad, el pelirrojo se acercó para besarme y los demás me abrazaron. Estaba tan agradecida con todos por estar aquí que sentí ganas de llorar.

– ¿Como se llamará?

–Aún tenemos tiempo para pensar en eso —dijo Gaara, entregandome unas rebanadas de pizza en un plato.

–Iré al sofá —susurré al pelirrojo.

Me dejé caer con los pies estirados, unos segundos después Menma se sentó junto a mí, sin mirarme a la cara.

–Hola —dijo.

–Hola.

–Así que... tendrás un hijo.

Reí entre dientes.

–Si, y estoy prácticamente casada —bromeé.

–Wow —sonrió incómodo— supongo que nunca tuve oportunidad... ¿ya sabías cuando... la primera vez que te llevé a esa azotea?

Miré de reojo a Gaara mientras charlaba con los demás, con una cerveza en su mano. Habia olvidado completamente esa vez que Menma me besó.

–No lo sabía en ese momento —mordí la pizza esperando que no hiciera mas preguntas.

–Si no estuvieras esperando su hijo, ¿lo seguirías eligiendo?

Me atoré con un pequeño trozo, sorprendida por su pregunta.

–Para —dije dejando caer la pizza en el plato con irritación— desde el principio dejé claro que quiero estar con Gaara...

–No lo entiendo.

– ¿No entiendes por que prefiero a Gaara en vez de a ti? —me levanté con enfado— gracias por arruinarme la tarde.

Cuando volteé choqué con el pecho de Naruto. Me hice a un lado ignorando lo que el rubio me decia y me acerqué a Gaara.

– ¿Que mierda, Menma? Superala —alcancé a oír.

– ¿Todo bien? —preguntó Gaara, rodeé su cintura y me apegue a el.

–Si.

Ino llamó la atención de todos y alzó unas bolsas. Abrí con timidez cada uno de los regalos, en su mayoría ropa para recién nacidos.

Luego de agradecerle a todos por las sorpresas llevé el bolso donde llevaba todos los regalos a nuestra habitación y me senté agotada en la cama, sacando las pequeñas prendas para examinarlas con mas detalle.

Seguía siendo extraño, un niño saldría de mi en unos meses y tendría que verlo crecer, enseñarle valores y esas cosas.

¿Y si me orinaba mientras pujaba?

O peor...

Palidecí. No podía soportar esa humillación.

–Aquí estas, te estuve busc– ¿estás bien? —preguntó Ino.

– ¿Creés que me haga cuando tenga al bebé? —hice un mohin, la ansiedad me estaba matando.

–Rayos —respondió llevando una mano a su frente— espero que no, sería muy humillante.

– ¡Lo se!

La rubia se sentó junto a mi e intento cambiar el tema. En unos minutos el asunto fue olvidado y sacamos toda la diminuta ropa para admirar lo adorable que se vería en ella.

– ¿Que es esto? —se estiró para tomar algo de la mesa junto a la cama. Apreté mis labios cuando vi de que se trataba.

–P–Puedo explicarlo.

–No tienes por qué. También he pensado en usar lubricantes.

Jugué con mis dedos, debo ser mas cuidadosa con algo tan personal.

–Quería probar —dije en voz baja.

–Ya lo creo, has usado casi toda la botella —dijo riendo.

¿La razón de eso? El trabajo pesado le había sentado bien a Gaara y el lo sabía. También sabía lo fácil que era excitarme últimamente y no perdía oportunidad para pasearse frente a mi con el torso desnudo.

–Es normal —me excuse avergonzada— la libido aumenta durante el embarazo.

Ino estaba por decir algo pero se calló cuando escuchamos a alguien subiendo.

Gaara entró a la habitación con su chaqueta puesta y miró a Ino.

– ¿Ya vamos? —preguntó.

–Si.

– ¿Van donde? —los miré a ambos queriendo saber de que hablaban.

–Otra sorpresa —dijo la rubia, saltando de la cama para salir de la habitación y volver rápidamente con los demás.

Gaara sacó otra de sus chaquetas del ropero y me la acercó. Me apresuré en cubrirme con ella antes de tomar la mano que me extendía.

– ¿Donde iremos? —volví a preguntar.

–Es una sorpresa.

Fruncí el ceño hasta que entramos al auto, seguidos por el auto de Shikamaru e Ino.

Perdí la cuenta de cuantas veces Gaara me pidió que fuera paciente, pero llevábamos mas de una hora en la carretera.

Me quede dormida a lo largo del asiento trasero y Gaara me despertó susurrando a mi oído que ya habíamos llegado. El sonido de las olas y olor de la costa hizo que me sentara de golpe.

Kiba y Shino ya estaban aqui y habían hecho una gran fogata con varias tiendas de dormir alrededor.

Pasamos la noche solo charlando sentados alrededor de la fogata y lo estábamos pasando bien, Gaara y yo éramos los unicos que no estábamos bebiendo. Me di cuenta que disfrutaba mas esto que una fiesta donde la mayoría eran desconocidos.

–Quiero ir a mojar mis pies —anuncié levantandome con prisa.

Gaara no tardó en decir que me acompañaría. Fui quitando mis zapatos en el camino y moví mis dedos hasta enterrarlos en la arena húmeda. El pelirrojo se paró junto a mi en silencio, con las manos en los bolsillos de su pantalón.

–Gracias por esto —dije apoyándome en su hombro.

–Lo necesitabas... sé que extrañas como era tu vida antes.

Bajé la mirada con culpa.

–Solo nos conocemos hace unos meses —dijo, sin quitar su vista del suelo— pero sé cuándo algo te incomoda.

–Es solo que... extraño a mi familia.

Apreté los labios volviendome a sentir emocional.

Pasó su brazo por mis hombros sin decir nada, esperando que me tranquilizara. También estaba cansada de toda esta sensibilidad.

Rodeé su cintura cuando me sentí mejor, apoyando mi mejilla en su pecho.

–Tu corazón late muy fuerte. ¿Has estado tomando tu medicina?

–Si. Será así por un tiempo... estaré bien, no pongas esa cara.

– ¿Estás seguro? Tal vez deberías dejar el trabajo en la construcción, la jefa dijo que podías volver cuando quisieras y—

Me besó con fuerza presionando su brazo sobre mis hombros para acercarme.

–Te traje aquí para que te relajes, no para que te preocupes.

Cuando volvimos ya todos estaban durmiendo en sus tiendas. La nuestra estaba junto a la de Naruto que peleaba dormido con su hermano.

Todos se sorprendieron cuando, por la tarde, me coloqué un bikini y vieron mi abultado vientre.

–Wow —exclamo Naruto acercando sus manos para tocarlo— ¡Mira, Menma! Mi ahijado está aquí dentro.

Menma miró hacia el lado contrario con incomodidad.

Pasamos la tarde nadando y relajandonos. Naruto molestando a Menma, Kiba enterrando a Shino en la arena y Ino haciendo figuras con un bloqueador solar en el cuerpo de Shikamaru mientras dormía. Fue un dia perfecto.

Kiba preparó unas hamburguesas en la fogata para no volver con el estómago vacío y mientras comíamos nos sentamos para mirar el atardecer.

–No hagas eso —le regañó Menma a su hermano cuando lo abrazó luego de ver a las demás parejas.

– ¿Que? Somos hermanos, no voy a besarte, idiota.

De vuelta a Konoha ambos se fueron con nosotros en el auto. Estaba muy cansada pero feliz y no tardé en volver a sentirme somnolienta.

Me recosté junto a Naruto que ya estaba babeando dormido y cerré los ojos. Por un momento todo estuvo en silencio y cuando estaba por quedarme dormida, la voz de Menma volvió a despertarme.

– ¿Eres consciente de que le arruinaste la vida, cierto?

Gaara tardó en responder.

–Si.

–No entiendo que ve en ti. Arruinaste su vida y luego desapareciste sin decirle nada, sólo para volver y seguir arruinandola.

– ¿Cual es tu problema?

–No la mereces.

– ¿Y tu si? —le reprochó, quería decir algo, queria detenerlos pero nada salió de mi boca— no se que pasó entre tu y Hinata mientras estaba en ese lugar, sólo sé que cada vez que estás cerca la incomodas y ella es demasiado amable para hacer algo.

–Está atrapada contigo... no me sorprendería si planeaste todo para que siguiera contigo.

Suspiró con fuerza. Menma estaba siendo un idiota.

–Ya sabes por que tuve que irme. Lo último que quería era que Hinata se viera obligada a seguir con alguien como yo.

–Obviamente no lograste evitarlo.

–Escucha, imbecil —espetó con agresividad— La única razón por la que no te dejo tirado en medio de la carretera, es Naruto. Así que espero que te mantengas en silencio el resto del camino. La próxima vez no seré amable.

Mordí mi labio con nervios.

Naruto volvió a despertar cuando nos detuvimos frente a la casa de Rin.

–Yo también me bajo aquí —le dijo a Gaara, dandole unas palmadas en el hombro. El pelirrojo solo asintió y cerró los ojos cuando Menma cerró la puerta innecesariamente fuerte— hablaré con el —susurró junto a mi, me sorprendí pero solo asentí con un gesto— no es mal chico, solo es... el odia cuando lo rechazan.

Fruncí el ceño y me pasé al asiento delantero justo después de que se bajara. No hablamos hasta que estábamos de vuelta en la habitación que compartíamos. No había nadie en la casa además de nosotros.

– ¿Estabas despierta?

–Si —respondí haciendo una mueca— es un idiota, no le pongas atención.

–Pero tiene razón.

Suspiré angustiada.

–Tenemos que dejar de hacer esto.

– ¿Hacer que? —se tiró a la cama mirando al techo.

–Lamentarnos. Ambos metimos la pata, ¿entiendes? AMBOS. Tienes que dejar de castigarte culpandote porque no es así.

Se volteó, ignorándome. Me subí sobre el y tomé sus manos para llevarlas a mi vientre.

–Está inquieto —murmuré— tambien siente cuando algo esta mal.

–Lo siento —volvió a mirarme con tristeza, presionando con mas fuerza cuando el bebé volvió a moverse— lo intentaré.

Me acosté a su lado y jugué con su cabello.

–Estaba pensando... tal vez deberíamos llamarle Gaara y ya.

–No.

– ¿Por qué no? Algunos padres lo hacen.

–Ya se nos ocurrirá uno.

–Está bien —masculle entre dientes— pero aun quiero que tenga tu cabello, estoy segura de que lo tendrá.

–Sabes que muchos pelirrojos son molestados en la escuela, ¿cierto?

–Tendra a su papá pelirrojo para defenderlo —dije sonriendo y Gaara rió entre dientes.

–Es cierto.

– ¡Estoy en casa! —era Temari.

–Iré a saludarla —salte animada de la cama, podría aprovechar y comer algo— ¿no vienes?

– ¿Puedes decirle que me quedé dormido? No estoy de humor.

Asentí y bajé corriendo directo a la cocina.

– ¿Como estuvo el viaje?

– ¡Bastante bien! Nos divertimos mucho.

–Ya lo creo, ese bronceado te queda bien —dijo y suspiró con nostalgia— a veces extraño el bronceado de Suna, ¿y Gaara?

–Se durmió apenas tocó la cama.

Fui a la nevera evitando preguntar sobre eso, pero mientras tomaba unas verduras para hacer unos sándwiches la curiosidad crecía.

– ¿Extrañas vivir en Suna?

Temari se apoyó en la mesa, pensativa.

–La verdad, no. Este barrio no es el mejor pero en Suna es peor, gente moría todos los meses, ¿y todo para que? Por una estúpida pelea de territorios y quién vende mas droga... la gente esta tan acostumbrada que no les importaba si de vez en cuando un niño moría en esas peleas —se abrazó a si misma con tristeza— nunca dejo de pensar que Gaara pudo haber sido uno de ellos.

–Pero lo sacaste de ahí —la animé— y lo apoyaste cuando lo necesitó.

–Yo sabía lo que hacía —se abrazó con mas fuerza, enterrando las uñas en su piel— el piensa que nunca lo noté, quiso hacerme creer que estaba trabajando para Jiraiya, pero necesitábamos el dinero y lo permití... creía que solo vendía hierba, muchos de su edad lo hacían —relamio sus labios y frunció el ceño— nunca pensé que en realidad estaba con esa gente.

Mordí mi mejilla sin saber que decir o hacer.

–No hablamos mucho sobre eso —dije.

–Era mucho mas callado... mucho mas serio. Cada vez que lo miraba sentía que había vivido mas que yo. Supongo que así fue, siempre se rumoreaba de las cosas que Akatsuki hacia.

Negó con la cabeza y llevó una mano a su cuello.

–Tal vez algún dia le pregunte sobre Suna.

–Creo que lo mejor es que no lo hagas.

– ¿Por que?

–Porque esta versión de Gaara es lo mejor para el —sonrío para aligerar el ambiente— incluso tú y ese bebé. Hace un año estaba suplicando a sus profesores que lo dejaran hacer exámenes especiales para que pasara al siguiente curso porque siempre se escapaba.

–Aún quiere escaparse —bromeé.

–Ahora incluso está pensando en ir a la universidad y consiguió un trabajo, un trabajo legal —remarcó— por favor, no dejes que eso termine.

–Lo prometo —asenti determinada— no permitiré que Gaara vuelva a ser como antes.

Temari sonrió con felicidad y tomo sus cosas anunciado que tenía que seguir estudiando. Terminé de preparar los sándwiches y volví a la habitación aún mas animada.

– ¡Gaara! —exclamé al verlo fumar junto a la ventana— dijiste que lo dejarías.

–Antes fumaba al menos diez diarios, ahora solo dos. Es un avance.

Rodé los ojos.

Los días siguientes fueron similares, trabajar, llegar a casa y descansar para el siguiente. Pero algo pasaba, a diferencia de Gaara, Naruto simplemente no podía evitar demostrar lo que sentía con sus gestos o miradas.

Estaba preocupado.

Una noche, mientras charlaban afuera pude escucharlos tras la puerta entreabierta.

–Tal vez no sea nada.

–No lo sé... los chicos estan nerviosos —Konohamaru también sonaba preocupado.

– ¿Han hablado con ellos?

–Se largan en cuanto les preguntan que hacen aquí. Siempre estan encapuchados, apenas se les ve el rostro.

–Probablemente solo sean idiotas de otro barrio queriendo provocar.

Empujé la puerta y todos me miraron sorprendidos.

–Les traje unas cervezas.

La última se la entregué a Konohamaru, se sentía extraño ofrecerle alcohol a un niño de la misma edad que mi hermana, pero los chicos siempre le ofrecían cuando estaba en la casa.

– ¡Gracias, Hinata! —exclamó con una gran sonrisa.

Al estar yo ahí comenzaron a charlar de cosas sin importancia hasta que llegaron otros chicos. Los había conocido pocos dias después de llegar a casa de Gaara. Al principio parecían intimidantes, pero cuando hablabas con ellos y hacían a un lado su mirada amenazante, eran realmente agradables.

– ¡Yo nunca hice eso! —exclamó uno de ellos, avergonzado por las burlas que le hacia su amigo. Le rodeó el cuello con fuerza haciendo que su camiseta se levantara y dejando a la vista un arma escondida en su pantalón.

También te acostumbrabas a eso.

Pasada la medianoche se fueron abrazandome al despedirse, siempre decían que yo era demasiado adorable para Gaara. Fue divertido ver sus expresiones cuando supieron que estábamos juntos y con un bebé en camino.

En la madrugada lo sentí escabullirse, no le tomé importancia porque siempre que no podía dormir iba a la cocina a fumar. Pero esta vez se tardó mas de lo normal y su cuerpo estaba frío, seguramente había salido de la casa. Me abrazó en busca de calor y volví a dormirme.

–Te dejaré en la entrada —dijo por la mañana, camino a la cafetería.

–Pero tendrás que dar toda la vuelta para irte, llegarás tarde.

–Aún es temprano.

Fuimos en silencio y al parar frente a la cafetería, tomó mi mano para detenerme.

–Estaré aquí cuando termine tu turno.

Asentí y lo miré por sobre mi hombro cuando se fue. Ahora estaba segura de que algo pasaba y pasé toda la mañana pensando en eso, intentando desviar mi mente de lo obvio.

–Listo para la mesa 6.

Por mas que lo intentara...

–Nos vemos mañana.

No podía.

Lo esperé fuera de la cafetería como el me pidió.

Tomé mi celular cuando pasaron mas de 5 minutos y no aparecía. Lo llamé con insistencia y mi preocupación aumentaba cada vez que tenia que volver a marcar.

Lo guardé con rapidez cuando vi el auto doblando en la esquina.

–No hagas drama, solo fueron unos minutos de atraso —me dije a mi misma.

Cuando estaba lo suficientemente cerca para verlo bien deseé que mis sospechas fueran solo mi imaginación, pero su rostro magullado y los dos hombres que estaban en el asiento trasero terminaron por confirmarlo.

El auto se detuvo frente a mi y sentí algo duro presionando en mi espalda, me volteé asustada y vi a un hombre alto de cabello gris apuntándome discretamente con un arma.

–Si no quieres que algo le pase al chico, será mejor que subas —dijo con una sonrisa.

Miré a Gaara con miedo y el estaba por decir algo pero uno de los hombres aún encapuchados presionó el arma en su mejilla para que callara.

–Será un viaje largo.

.
.
.

Ya gente bonita por fin terminé este capitulo uvu

Porfa comenten que les pareció y si el próximo capitulo lo quieren desde la perspectiva de Naruto o Gaara, o los dos jeje

Ya ahora me voy a escribir el siguiente de Submissive mientras lloro por banana fish 😔😔✌

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