Pov. Yuliza
Lo observe dormir un gran rato, tal vez habían pasado horas. Su cabello estaba revuelto mientras caí en su rostro, su gran brazo caí de la cama, su rostro estaba tan relajado...
-No... por favor. - susurro entre sueños.
Me acerque a él, pero me aleje, mientras buscaba una manta, cuando la encontré le puse una encima, saque otra para mí y una almohada, busque donde dormiría.
En mi cuarto había un sillón blanco, bueno algo era algo. Puse la almohada y me abrigue con la manta.
Mañana seria otro día, sería mejor (o eso esperaba yo)
***
Me levante de el sillón ya que un rayo del sol molestaba mi rostro. Me quite la manta y la doble. Mire a dirección de que se suponía era mi cama, allí estaba Raúl tal y como lo había dejado ayer, fui al armario, saque un pantalón café, con una blusa blanca y un chaleco largo y ropa interior y entre al baño.
Salí del baño completamente vestida, pero Raúl ya no estaba allí. Me cepille el cabello y fui al cuarto de Alicia.
La bañe y la vestí con un conjuntito morado, la tome en brazos y me la lleve para la cocina y darle de comer. Uno a uno baje los escalones y tuve que pasar por el comedor donde Raúl estaba de traje desayunando con el periódico en mano.
-Buenos días - saludo sin apartar la mirada de el periódico.
-Buenos días - conteste mientras seguía caminando hacia la cocina.
-Yuliza ¿Quieres desa... que estás haciendo?
-Yéndome a darle de desayunar a Alicia.
-No. Tú no aras eso.
-¿Por qué yo no haría...?
-¡Rosa! - grito de repente, que di un brinco de susto con Alicia en mis brazos que solo rió pidiendo más. Le bese la frente y vi que Rosa saliera de la cocina - llévate a la niña y dale de comer. Yuliza por favor siéntate a desayunar conmigo.
-No, gracias preferiría darle de comer a Alicia. Y desayunaré después.
-No, Rosa se hará cargo y tú te sentaras a mi lado ahora. - gruño lo mire, pero me miraba como un cazador miraba a su presa, un escalofrío corrió mi columna vertebral. Le entre a Rosa a mi hermana, la verdad era muy temprano para discutir, le hice caso y me senté a su lado. - ¿Qué quieres desayunar?
-Lo que sea - respondí indiferente.
-Yuliza, por favor ¿Qué quieres desayunar?
-Ya te respondí que lo que sea.
-¡Por Dios Yuliza! ¡¿Por qué quieres siempre discutir conmigo porque una vez en tu vida haces lo que te digo?!
-¡Porque no soy una niña la cual seguir tus ordenes! - conteste dando un manotazo a la mesa levantándome de la silla.
-¡Pero tenemos un trato!
-¡Sí, lo cual no me obliga seguir tus ordenes solo ser tu prometida y si bien no te habías dado cuenta no me tratas como una!
Me miro con sus ojos grises daban un tono casi negro y aterrador tomo el periódico sin decir nada y se fue, dejándome otra vez sola. Alejandra se asomó con el desayuno y lo dejo frente a mí y se llevo el de Raúl casi sin comer.
Comí en silencio, tratando de no pensar que me pase, pero ¿Cómo podía pasarme cuando dije la verdad?
Termine de desayunar y levante mi plato para lavarlo en el fregadero. Cuando entre a la cocina Rosa estaba jugando con mi hermanita dándole papilla y haciendo caras raras. No pude parar de reír. Alejandra me miro y me quito el plato de la mano y se puso a lavarlos.
-Hola señorita... - dijo Rosa pero al ver mi cara repuso - Yuliza, lo siento.
-Hola Rosa.
Me senté en la barra y observe a Rosa que seguí dándole de comer a Alicia.
-Es una hermosa niña - comento de pronto Rosa.
-Sí, se parece a mi madre, ella murió apenas dio a luz a mi hermana.
-¿Es tu hermana? ¿No es tu hija?
-¡¿Qué?! ¡No...No! Claro que no, es mi hermana.
-Pensamos que era tu hija porque se parece a ti, además Raúl nos había dicho... como sea, ciento mucho lo de tu madre.
-Ya no importa. - dije tratando de restarle importancia.
Pov. Raúl.
La cabeza me daba vueltas me levante pero no estaba en mi cuarto, levante la manta que me cubría. Por favor, por favor que no esté desnudo. (Ya que eso me pasaba cuando estaba con Mara y eso era muy seguido para mi gusto). Lo cheque pero no era así, ¡uff! Bóxers. ¡Sí! Busque por todas partes mi ropa que estaban tiradas cerca del baño, me vestí rápidamente pero escuche que la ducha estaba siendo ocupada, abrí la puerta tratando de no hacer ruido, Yuliza se estaba bañando con agua caliente y el vapor no dejaba ver su cuerpo, "A veces la vida puede ser cruel", cerré la puerta y me fui a mi cuarto abrí la ducha y me desvestí mientras dejaba que el agua cayera sobre mi cuerpo.
Salí del baño con tan solo una toalla en la caderas y me seque busque mi traje y me lo puse mientras me medio peinaba dejándolo algo revuelto, ya estaba largo tendría que cortarme cuando tuviera tiempo. Baje a desayunar y ya estaba servida como siempre a la misma hora.
Yuliza bajo de las escaleras con un pantalón café y una blusa blanca con un chaleco largo, venia con su hija con un conjuntito que se le veía curioso. Se parecían tanto, sus ojos, su boca, su mirada, imposible que no fuera su hija.
Tome el periódico tratando de ignorar el hecho que el pantalón se marcaba sus muy definidas y voluptuosas piernas.
-Buenos días - salude sin apartar la mirada de el periódico.
-Buenos días - contesto, baje el periódico mientras la veía irse como si nada a la cocina.
-Yuliza ¿Quieres desa... que estás haciendo? - pregunte desconcertado por sin siquiera prestarme atención y seguir caminando a la cocina como si le fuera la vida en ello.
-Llendome a darle de desayunar a Alicia.
-No. Tú no harás eso. - las palabras sonaron más autoritarias de lo que quería.
-¿Por qué yo no haría...? - trato de decir.
-¡Rosa! - grite para cortar sus escusas. Apenas la llame Rosa salió de la cocina - llévate a la niña y dale de comer. Yuliza por favor siéntate a desayunar conmigo.
-No, gracias preferiría darle de comer a Alicia. Y desayunaré después. - volvió a excusarse, ¿me estaba evitando?
-No, Rosa se hará cargo y tú te sentaras a mi lado ahora. - gruñí. Me miro, como analizándome. Su boca formo un gesto que pudo partirme en risa si no estuviera tan molesto porque quisiera ignorarme y huir a la cocina, su labio inferior se doblo haciendo un puchero. Sin decir nada se sentó a mi lado - ¿Qué quieres desayunar?
-Lo que sea - respondió indiferente.
-Yuliza, por favor ¿Qué quieres desayunar? - insistí, me paciencia tenía un límite ¡y esta mujer la estaba pasando!
-Ya te respondí que lo que sea.
-¡Por Dios Yuliza! ¡¿Por qué quieres siempre discutir conmigo porque una vez en tu vida haces lo que te digo?! - explote
-¡Porque no soy una niña la cual seguir tus ordenes! - contestó dando un manotazo a la mesa levantándose de la silla.
-¡Pero tenemos un trato! - grite
-¡Si, lo cual no me obliga seguir tus ordenes solo ser tu prometida y si bien no te habías dado cuenta no me tratas como una!
La mire impaciente, si seguía discutiendo podría decir cosas de las cual arrepentirme, tenía una resaca y lo menos que quería era discutir tome el periódico sin decir nada y me fui, dejándola otra vez sola.
Camine rápido el despacho y a vente el periódico, el mi móvil comenzó a sonar y conteste rápido.
-¡¿Qué?! - grite.
-¿Así saludas a tu padre? - ¡demonios! ¿Por qué tenía que llamar ahora?
-Lo siento padre, ¿Qué necesitas?
-Mara me hablo y me dijo que... bueno no te habías comunicado con ella toda la semana.
-Si, pero...
-¡No hay pero Raúl! ¡Tienes que casarte lo antes posible!
-¡Pero no con ella! ¡No es mi tipo! A demás al abuelo no la quiere.
-Me da lo mismo, si encuentras a una mujer para remplazarla, lo podre reconsiderar.
-La tendré padre.
-Eso espero... pero te lo advierto Raúl, no me traigas una prostituta, porque no te la vas a cavar.
Colgué, bueno parecía que mi padre estaba de buenas como para que yo escogiera a una mujer y yo tenía a la indicada. Aun que no lo dijera a mi padre no le caía muy bien Mara, la razón no lo sabía, pero al abuelo apenas se la había presentado la odio y dijo:
-¿Piensas que te daré mi herencia, con esta arribista?
Bueno si la cambiaba, tal vez, solo tal vez, lo reconsiderara, a veces mi abuelo era muy difícil de complacer y ninguna mujer era buena ante sus ojos. Mi abuelo, era una de las personas más rectas que conozco, él y mi padre se parecen mucho, pero solo en lo físico, porque pensaban muy diferente. Y yo no me parecía a nada a mi padre, ni mi abuelo. Incluso mi madre, era muy diferente a ellos.
El timbre sonó, ¿Quién era? Deje los papeles que iba a revisar sobre los hoteles y Salí a recibir a la persona.
-¡Amor! - escuche a alguien gritar desde la puerta nada mas de verme. ¡Esto no podía ser peor!
-¡¿Qué haces aquí?! - me acerque a ella, la tome del codo alejándola de las escaleras.
-¿Cómo que hago aquí? ¡Vine a verte! No me contesta el teléfono, no respondes a mis mensajes, ¿Qué querías que hiciera?
-No sé, tal vez dejarme solo.
-No sé porque eres a si conmigo, si la pasamos bien juntos - tomo mi corbata con sus dedos y sus largas uñas rojas tratando de deshacer la el nudo - Y no me digas que no - me pego a la pared y beso mi cuello.
-No lo niego, pero te prohibí entrar a mi casa.
-¿Qué tiene de malo? Será mío pronto, aquí viviremos los dos - con su mano derecha, acaricio mi miembro sobre el pantalón - ¿Qué te parece si vamos a tu despacho y lo resolvemos allí? - Mara siguió mientras decía esas palabras apretó su manos contra mi miembro. Que ya estaba prácticamente vivo sobre sus dedos. Mire sobre su hombro y no vi a nadie.
La tome del codo alejándola de mí, y llevándomela al despacho.
Pov. Yuliza.
Estaba totalmente cansada, por no dormir bien, me había ido a tratar de dormir pero no podía, no dejaba de dar vuelas, así que me volví a levantar y decidí salir al jardín.
Baje las escalera despacio camine hacia la cocina para salir por la puerta trasera al jardín. Pero algo el remordimiento me detuvo. Prepare un sándwich para Raúl, el no había desayunado porque le había quitado el apetito. Camine a su despacho, pero no antes de mirar por la ventana el jardín donde estaba Alejandra y Rosa con mi hermana.
Me pare cerca de la puerta del despacho que estaba medio abierta.
-Ah...Si, Raúl así... no pares.
-Sh, cállate.
Mire por la puerta y había una mujer encima del escritorios mientras Raúl... deje caer el plato con el sándwich. Este se dio bruces contra el suelo haciéndolo añicos ¡seré idiota! Me agache rápidamente a levantarlo. Cuando termine de recoger los últimos pedazos, un nudo se me formo por la garganta. Raúl Wilson estaba parado frente a mí, con su corbata mal puesta y con mucho labial rojo.
-¡¿Qué haces?!
-Yo... yo nada, solo quería.... Solo quería... traerte algo de comer, por a verte quitado el apetito en el desayuno.
-¡Por dios Raúl, debes decirle a las...! - dijo la mujer mirándome de pieza a cabeza - sirvientas que sean más silenciosas - la rubia me miro con asco mientras terminaba de bajarse la falda negra y abrochar su blusa blanca que todo se transparentaba.
-¿Yo más silenciosa? O ¿usted dejar de ser una ramera? - pregunte indignada.
-¿Cómo te atreves? - Me miro asombrada - ¿Así permites que una "emplea ducha" de segunda le hable así a tu futura esposa Raúl?
Ohh espera, ¿dijo futura esposa la cabellos de elote artificial?
-¿Futura esposa? - pregunte bajo.
-Sí, criada soy su prometida.
Trate de mirar a Raúl para que me diera una explicación; su prometida... ¿entonces qué hacía yo allí? ¿Qué hacia él allí pidiendo algo que ya tenía?
-¡Basta Mara! ¡Largo de aquí! - tomándola del codo la alejo de mi.
-¿Me estas corriendo... por una criada?
-Ella no es ninguna criada, que te quede bien claro ahora vete. Esto se acabo.
-¿Cómo que se acabo? - pregunto perpleja.
-No me voy a casar contigo.
-¡¿Por una criada?! ¡¿Por decir la verdad y poner en su lugar a servidumbre?!
-¡VETE! - grito Raúl.
-¡Bien! ¡Pero te lo advierto de mi no te deshaceras tan fácil! ¡Y tu maldita criada lo pagaras caro... muy caro!
-¡Vete Mara, o are algo del que luego me aras arrepentirme!
Como estaba la tal Mara, salió de la casa hecha una furia.
Mire mis manos que aun tenía el sándwich con algunos trozos de cristal. Camine a la cocina para tirarlo de la basura y pensar un poco en lo que acababa de pasar. Ni yo sabía que acababa de pasar.
-Yuliza - escuche que diga Raúl, mientras me seguía por la cocina.
-Raúl - conteste mientras buscaba el bote de basura, cuando lo localice tire el sándwich y trozos de vidrio.
-De verdad lo siento.
-¿Qué sientes? - pregunte como si nada mientras lavaba mis manos para que los pequeños trocitos de vidrio no se quedaran en mi piel. Mi pregunta al parecer lo tomo por sorpresa porque volvió a preguntar:
-¿Cómo qué? Pues el hecho del numerito que te hizo Mara.
¿Lo sentía? ¡Por Dios!
-Mira, Raúl tu vida amorosa me tiene sin cuidado, bien, me vale si te acuestas con la primera tipeja que se te para en frente. No se te olvide que conozco esa vida mejor que tú. Lo que hagas no me sorprende. Solo que bueno, pensé que le tenías más respeto a tu casa y la gente que lo habite. Claro que como es tu casa, podrías ser más cuidadoso. Tu vida sexual no lo pares por mí. Pero por lo menos ten la decencia de llevártelas a un hotel ahora que vivo aquí contigo - le dije tratando de sonar indiferente. Su cara un poema total, su mirada me dejo congela, pero yo no le tenía miedo con personas peores me había topado.
-Tienes razón, te pido una disculpa por.... No tener la decencia adecuada, seré mas cuidadoso y no habrá más mujeres, por respeto a ti y... a tu hija.
¿Hija? ¿El había dicho hija?
-Me parece bien... no se, aun estas a tiempo de alcanzarla, obvio para terminar lo que había interrumpido hace unos minutos.
Limpie mis manos para que el agua no hiciera un charco en donde me encontraba. Camine casi corriendo a las escaleras, quería irme a donde era mi habitación, solo quería pretender que esto solo era un mal sueño del cual me iba a despertar cuando este en verdadero peligro como solía habituar. Pero algo en mi me decía que todo esto era verdad, solo que yo no quería creerle.
-¿Entonces esto... esto no te molesta?
-¿Molestarme? - pregunte mientras volteaba a verlo - Para nada, como tu dijiste esto solo es un trato, es conveniencia para ambos. Por mi no te detengas. - sin dejar de verle, di media vuelta y subí las escaleras, cuando llegue a la puerta de la habitación la abrí con cuidado y la cerré igual cuando había entrado.
Pegue mi cabeza a la puerta mientras dejaba salir el aire, que ni me di cuenta que está deteniendo. Me deje resbalar por la puerta hasta llegar al suelo donde me trate de abrazarme. ¿Por qué había pensado que era diferente? ¿Por qué me había comparado con unos ángeles, y cuando estaba borracho era diferente? ¿Qué clase de vida estoy llevando? Pero sobre todo.
¿Qué clase de vida quiero llevar?
AQUÍ ESTA EL CAPITULO. SIENTO SI ES CORTO, LO SE, PERO HE ESTADO OCUPADA. NO OLVIDEN QUE ESTA HISTORIA TIENE BOOK TRAILER. CREE UNA PAGINA PARA QUE PUEDAD SABER MAS DE MIS HISTORIAS SE ENCUENTRA EN FACEBOOK Y SE LLAMA: "Wattpad - Amairan" NO OLVIDEN DARLE ME GUSTA, DE TODAS MANERAS EL LINK ESTA EN MI PERFIL.
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Amairan :3