Capítulo 18: ¡¿Qué?!

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Pov. Raúl

Me levanté primero que ella, salí del baño rápidamente mientras me vestía, terminé de acomodar mi corbata y sin poderlo evitar me acerque a ella mientras veía su cabello completamente revuelto y enmarañado su boca rosada entre abierta y su rostro completamente relajado. Era hermosa. Pero de alguna razón su rostro me recordaba a una persona que yo constantemente veía dormir. No podía ser, solo era la mañana, tenía sueño ¡sí, eso era! (o eso quise creer siempre). Seguí mirándola, estaba hipnotizado por ella, sus ojos, su risa, lo que hacía, no importara lo insignificante que era, ella es mi todo. Por alguna razón Yuliza estaba durmiendo muchas horas, llegaba muy cansada por el trabajo y sus ojeras marcadas.

-¿Por qué? – preguntó mientras se sentaba de sopetón en el sillón.

-No me gusta verte de esa manera, tan débil.

-No soy débil. – comentó mientras cruzaba los brazos.

-No lo eres, amor, pero te ves muy cansada, mejor quédate en casa y relájate lo más que puedas ¿sí?

-Pero Raúl, - protestó mientras se acercaba sensualmente a mí, (no iba a funcionar, ya me sabia esa técnica primero me iba a besar, acariciarme, volverme loco y cuando me tuviera en sus manos, me pediría algo y ella lo sabía, sabía que no podía hacer nada, y le diría que sí a cualquier cosa sin importar que.) – Por favor, déjame trabajar- susurro mientras acariciaba mi cabello, depositaba un beso en mi cuello – solo eso pido – paso sus uñas sobre mi pantalón, de mi rodilla hacia arriba, parando en mi entre pierna. Sin pensarlo dos veces agarre sus dos manos y la avente al escritorio y tiré todo al suelo. La tome mientras la besaba por el cuello mientras le susurraba.

-No cariño, me importa tu salud, creo que estas abusando del trabajo y también... del sexo. Así que no tendremos sexo hasta que estés mejor. Más o menos dos semanas o un mes, depende de ti.

-¡¿Qué?! ¿Estás bromeando verdad?.

-No, te amo lo suficiente como prohibírtelo, te aseguro que es peor para mí que para ti. Además si vas al hospital tal vez...

-No iré a un hospital.

Sus ojos estaban asustados tan solo con la mención del hospital a checarse. Su mirada se desvió, mientras asomaba una sonrisa que me congelo la piel.

-Bien, veremos si puedes resistirlo "cariño" pero te costara caro. Me rogaras que te haga el amor, te lo aseguro.

¡Demonios! ¿En que estaba pensando?.

-Bien – dije mientras sentía que no podría "es por su bien me repetí constantemente" debo resistir.

Con un movimiento ágil se deshizo de mí mientras se acomodaba la falda.

-Nos vemos en casa – dijo mientras me aventaba un beso. ¡Sé burlaba de mí! Dios ¡desgraciadamente la amo, porque si fuera otra persona no se lo aguantaría! Tenía que pensar en algo, la obligare a que sea ella quien me ruegue y quien se trague sus palabras.

Ya veremos quien ríe mejor "cariño"

DOS DÍAS DESPUÉS...

-¡No puedo más con esto Daniel! ¡No lo soporto! ¡Pensé que lo haría pero no es así! – grité frustrado en mi estudio, mientras mi amigo se burlaba de mí.

-¿En serio?, nunca te había visto así, ¡Dios! Debo felicitarla por esto – dijo entre carcajadas.

-¡No pero eso no es lo peor! ¡No señor! ¡Se me insinúa descaradamente! ¡Sabiendo lo débil que soy por ella!

Apenas había llegado a casa entre a su recamara que ya era prácticamente nuestra. Escuche que el agua callera entre al baño y la vi bañándose.

Compromiso a la fuerza.Where stories live. Discover now