Estaba durmiendo lo más bien cuando sentí que alguien me zamarreaba. Ariana.
Es que no necesitaba abrir los ojos para saber que la única persona que podía molestarme de esa manera tenía que ser ella.
—¿Qué pasó Ariana? —le pregunté sin abrir los ojos.
—¡Tenemos instituto y nos hemos quedado dormidas!
No faltó que terminara la oración, porque yo salté de la cama y corrí por mi ropa. Mientras buscaba entre las cosas que estaban tiradas por la habitación para poder distinguir cual eran las mías sentí las carcajadas de Ariana que comenzaron a resonar hasta que la Sra. Gina apareció por la puerta.
—¿Qué les pasa ahora niñas? —dijo un poco molesta. De seguro la risa de mi amiga había sido la responsable de eso.
—Nos hemos quedado dormidas. —le respondí un poco apenada, pero sin dejar de buscar mi ropa.
¡Mi camiseta! Oh, no, creo que es la de Ariana.
—¿Dormidas para qué? —escuché la voz de la señora Gina, pero no le tomé mayor atención, porque había creído encontrar mi camiseta—. Ariana, deja a tu amiga en paz.
Dicha estas palabras miré hacia la Sra. Gina quien se encontraba tratando de no sonreír. Como el exorcista me giré hacia mi mejor amiga y fue ahí, cuando la vi casi llorando, sin siquiera respirar, fue cuando lo entendí todo.
—Vuelvan a dormir o cierren la boca. —finalizó la mujer cerrando la puerta tras de ella.
Tienen que haber sido miles segundos en los que Ariana no pudo recuperarse de la risa para poder enfrentar lo que se le venía.
—¡Me las vas a pagar!
Me abalancé sobre ella y comenzamos a pelear en la cama. Las risas eran evidentes y tratábamos de contenerlas, pero eso fue imposible cuando ambas caímos bajo la cama. Cuando sentimos unos pasos paramos de reírnos. Un silenció inundó la pieza hasta que se escuchó la puerta abrirse nuevamente.
—Me doy por vencida con ustedes, chicas.
Cuando se cerró la puerta comenzamos a reírnos nuevamente.
—¿Qué haremos hoy? —le pregunté a mi amiga una vez en la cocina.
—No lo sé, pero tengo ganas de salir. —me respondió sirviendo cereales con yogurt para las dos.
Nos acabábamos de sentar a desayunar cuando el celular de Ariana sonó.
—"¿Sí?" —escuché que mi amiga decir—. "Oh, Hola"
En cuando dijo eso supe que era Luke, ya que sus mejillas se tornaron rojas y pude ver como su expresión cambió y parecía que le costaba formular oraciones completas.
—"Si, si ella está conmigo". —me miró de repente—. "No, ella está bien, no te preocupes".
Cuando hizo alusión a "ella" le presté atención y vi como de repente se ponía un poco nerviosa.
—Dice que quiere que salgamos. —me susurró tapando el parlante del teléfono.
—No, por favor, no puedo. —le rogué.
La sola idea de ver a Calum hacía que mi estómago se revolviera y quisiera vomitar. Siempre fui muy nerviosa y cualquier cosa que me preocupara demasiado me hacía terminar con la cabeza metida en el retrete.
—"Lo siento Luke, es nuestro día. Día de chicas." —le respondió sonriéndome y como respuesta le sonreí también—. "Está bien, cuídate. Le diré, adiós."
—¿Qué quería? —le pregunté a mi amiga en cuanto cortó la llamada.
—Quería saber por qué no respondías el teléfono. —me dijo para luego comer una cucharada de su cereal—. Debes dejar de escapar _______ (Tn). Tienes que superarlo, hablar con Calum.
—Lo sé, pero aún no. —respondí apenada para luego comer mi cereal.
—¿Así que saldrán hoy? —preguntó la Sra. Gina entrando a la cocina.
—Así es. Saldremos a la playa. —respondió mi amiga tomándome por sorpresa. Era buena idea, el sonido de las olas del mar me tranquilizaría y podría pensar.
—Está bien, pónganse bloqueador y no tarden. —nos dijo para luego desaparecer.
Luego de eso me concentré en mi cereal y en lo mucho que me serviría tener una tarde con mi mejor amiga. Sin chicos, sin problemas, solo ella y yo.
Llegamos a la playa y lo primero que hicimos fue comprar unas bebidas, ya que cerca de ahí había una pista para patinar. Ariana como siempre se compró una sprite y yo un agua mineral para luego ponernos nuestros rollers. Con mi mejor amiga siempre habíamos compartido muchos gustos y actividades y este era uno de esos. Para una navidad, sin siquiera ponernos de acuerdo, nuestros padres nos regalaron nuestros rollers y desde ahí que patinar se había convertido en nuestro hobbie favorito para salir a pensar.
—¿Qué te parece si hago una pista? —me preguntó Ariana entusiasmada luego de un rato de estar patinando.
—No, la última vez que te hice caso ambas nos caímos. —le dije seria, pero por dentro moría de la risa recordando ese suceso.
—Oh, vamos. —dijo Ariana comenzando a poner piedritas formando una secuencia—. Será divertido.
Yo solo negué con la cabeza y la fui a ayudar. No importaba cuanto mal sonaban las ideas de Ariana o cuan mal sabría que terminarían, siempre estaba yo ahí para no dejarla hacer el ridículo sola.
Cuando estuvo lista Ariana me miró con una sonrisa traviesa, me alejé y comenzó a patinar. Debo reconocer que al principio parecía ir bien, incluso bromeaba y me hacía reír, pero casi al finalizar empezó a perder el control. Cuando noté que necesitaba mi ayuda corrí hacia ella, pero no lo que pensé fue que en menos de un minuto ambas estaríamos en el suelo sin poder respirar por las carcajadas.
—¿Están bien?
Sentí unas manos pararme. Yo estaba de espalda a las voces, pero mi amiga no y su cara me dio una señal de que algo no andaba bien. Cuando estuve de pie me encontré con Ashton. Asentí y miré a mi amiga, ella estaba ya estaba de pie al lado de Luke. Me palpé el bolsillo y mi celular no estaba, así que comencé a mirar el suelo con el objetivo de encontrarlo, pero no lo veía.
—¿Buscabas esto? —me dijo una dulce voz. Miré a Calum quien se encontraba mirándome con una tierna sonrisa.
¡No pienses eso, _______ (Tn)! En su manos sostenía mi teléfono, el cual le arrebaté y antes de poder responder algo una sonora carcajada lleno mis oídos.
—¡Esto está increíble! Y lo mejor... todo en mi celular. —dijo Mike guardando su móvil haciendo que todos riéramos. Es Mike, ¿qué más esperaba?
Los chicos esperaron a que nos sacáramos nuestros rollers y caminamos en dirección a la playa. Yo no había hablado hasta el momento, pero todos los demás se encontraban comentando la graciosa anécdota que se encontraba registrada para siempre en el teléfono de Mike.
—¿Por qué no te he visto en dos días? —me preguntó de repente Calum.
No pude reaccionar de inmediato. En mis planes no estaba ver a Calum hoy, pero como siempre sentía que el destino se las arreglaba para torcerme el brazo.
—Porque no ha habido ocasión. —dije dudando, es más, parecía una pregunta. Ni siquiera pude mirarlo a los ojos, porque sabía que significaría eso.
En ese momento nos sentamos y los chicos corrieron a jugar. Pude sentir como el sonido de las olas inundaban mis oídos, pensé que eso opacaría la voz de Calum, pero extrañamente se acoplaban a la perfección sonando una dulce melodía.
—¿Me lo estas afirmado o preguntando? —preguntó mirándome. Lo sentía, pero mi vista estaba perdida.
—No lo sé. —respondí sincera.
Por primera vez no me sentí nerviosa al estar al lado de Calum Hood. Tampoco sentí como perdía el control de mi misma al escuchar su voz o al saber que esta se dirigía a mí.
—¿Qué pasó? —me preguntó Calum volteándose totalmente hacia mi—. ¿Hay algo que te moleste de mí? o de lo que sea, solo dímelo.
No tuve que pensar, ni siquiera lo procesé. Solo lo sabía.
—Tu manera de ser conmigo. La odio. —respondí para por fin mirarlo directo a los ojos.
Mis ojos no se despegaron de los suyos. No bajé la mirada. No me sentí intimidada, es más, sentía que yo lo intimidaba. Sí, de eso no hay duda.
—Lo siento _______ (Tn). He sido una mierda contigo y tú no lo mereces.
Pude sentir sinceridad provenir de esas palabras. De alguna manera sentí que me estaba diciendo la verdad, pero ¿acaso era eso suficiente?
Narra Calum.
Me sentía horrible.
_______ (Tn) había sido la persona más linda conmigo, sin ser nada mío, sin siquiera conocerme. Yo la trataba mal, la insultaba y ella seguía ahí, con su brillante sonrisa. Ahora ella estaba como ida, triste. Estaba seguro de que era mi culpa y eso jamás me lo perdonaría. _______ (Tn) era la chica más feliz, alegre, inquieta, habladora y testadura que hasta ahora había conocido y por mi comportamiento ya no veía aquella chica.
—No importa, está bien, jamás te agrade. —respondió sin mirarme. Eso me partió el corazón, había borrado aquella sonrisa que amaba—. Tampoco esperaba hacerlo.
—Eso no es verdad. —dije casi de inmediato haciendo que ella me mirara sorprendida—. Fui un idiota. Puede que seas irritante, habladora, un dolor de muela, pero eres increíblemente tú y me gusta estar contigo.
Pude ver como trató de suprimir una sonrisa por mis palabras, pero sus ojos brillaban como nunca y eso no lo podía ocultar.
—Y aunque suene enfermo, me encanta pelear contigo, eres una vieja chica _______ (Tn). —dije haciendo que ella riera fuerte Su sonrisa me encantaba y cada vez que ella sonreía... no podía evitar hacerlo también.
De repente recordé lo idiota que había sido con ella los últimos días. Un día en particular.
—He ido a preguntar para que arreglen tu pulserita y la he llevado. —dije haciendo que su expresión cambiara completamente. No podía descifrar si era algo bueno o malo, pero no hablaba y tampoco se movía—. Lamento haberla sacado de tus cosas, pero quería que fuese una sorpresa. Me avisarán cuando deba ir por ella.
_______ (Tn) seguía sin moverse y, lo más extraño de todo, tampoco la había visto pestañear. ¿Acaso es normal o yo estaba viendo mal?
De repente, de la nada, su cuerpo recayó sobre el mío y sus brazos me envolvieron. Tardé unos segundos para despertar del shock y poder rodearla con mis brazos.
—Gracias, Calum.
Fue todo lo que me dijo y todo lo que necesitaba oír.
—Entonces ¿Amigos? —dije una vez que soltó el abrazo mirándola sonriente y ofreciéndole mi mano como para cerrar un trato.
—Amigos. —me respondió estrechándome la mano para luego reír conmigo.
—¿Vamos a jugar? Tengo ganas de derribar a ese rubio. —le dije provocando esa mirada desafiante en ella.
—Con gusto.
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*Capítulo corregido*