Outlawed - jjk, knj

By DearWeirdMaria

434K 28.3K 47.2K

Los límites de la legalidad están bien marcados. ¿Robar? Delito. ¿Matar? Delito. ¿Exceso de velocidad? Delito... More

01 km/h
02 km/h
03 km/h
04 km/h
05 km/h
06 km/h
07 km/h
08 km/h
09 km/h
10 km/h
11 km/h
12 km/h
13 km/h
14 km/h
15 km/h
16 km/h
17 km/h
18 km/h
20 km/h
21 km/h
22 km/h
23 km/h
24 km/h
25 km/h
26 km/h
27 km/h
28 km/h
29 km/h
30 km/h
31 km/h
32 km/h
33 km/h
34 km/h
35 km/h
36 km/h
37 km/h
38 km/h
39 km/h
40 km/h
41 km/h
42 km/h
43 km/h
44 km/h
45 km/h
46 km/h
GOAL
EXTRA LAP 1
EXTRA LAP 2
Nota: Mousetrap
EXTRA LAP 3
EXTRA LAP 4
EXTRA LAP 5

19 km/h

7.4K 585 1.3K
By DearWeirdMaria

[Jungkook]

—Ey, ¿a dónde vas?

—A buscar a Rino, como siempre.

Como siempre.

Porque es mi hyung, pero no me gusta lo que insinúa. Habría que ser muy tonto para no saber que el tonito tiene algo oculto.

—Pues sí, díselo a Yoongi hyung que es el que me lo pide siempre.

—Te lo pidió el primer día.

Lo peor es que la sonrisa de Jimin significa que lo está disfrutando. Le encanta. Le apasiona picarme con este tema. Y a mí está empezando a tocarme los cojones.

—Y el segundo. ¿Quieres que lo hablemos con él?

—No hace falta. Pero si quieres puedo ir a buscarla yo, eh, no tengo problema. Nos saca fotos a todos, lo justo es que nos turnemos para recogerla. —Su mirada, fija en mi cara, me reta. Me dice: «A que no tienes cojones a dejar que vaya yo». Y no, no los tengo.

—Ya voy yo. Tengo las llaves en la mano, ¿ves? —le respondo, moviendo el llavero en la palma de mi mano. Tengo el dedo corazón metido en la anilla, así que no se van a caer.

—Me las dejas y voy. No es problema, en serio.

«Jimin, cállate ya».

—Ni de coña te dejo mi coche.

—Bueno, pues voy con el mío.

—Que voy yo —repito. Y normalmente evito su mirada precisamente por esto, porque cuando clavo la mía en él, me responde con esa sonrisa de «lo sé todo» y con las cejas alzadas como preguntándome: «¿Tienes algo que decirme?».

—¿De qué tienes más miedo, Jungkookie, de que te raye el coche o de que tu Rino caiga ante mis encantos?

Prefería que me dijese las cosas con la mirada.

—De que me rayes el coche. No es mi Rino.

—Ya... Entonces, ¿te importa que la llame así?

Sé lo que intenta, porque no es la primera vez que lo hace. Siempre que ha visto que tenía interés en alguna tía, Jimin ha intentado sacarme del cascarón así: retándome. Y ahora claro que lo está haciendo. Si ya lo hizo antes y ni siquiera sabía lo que sabe que ha pasado entre Rino y yo.

Y aunque sé que su propósito con esa pregunta es picarme y que le diga que es un mote mío porque me lo inventé yo, me río. Porque me la imagino a ella, con las cejas juntas y los labios fruncidos porque no le gusta que la llame así. Me imagino la pequeña mueca de felicidad que pone y que no quiere enseñarme cada vez que piensa que ha ganado una batalla. Y me río, y no me gusta hacerlo porque Jimin se me queda mirando raro.

Bueno, tampoco es un crimen.

—Como quieras; Jin creo que también la llama así, pero yo no me hago responsable si no te responde.

—A ti te hace caso.

—Porque soy yo —respondo. ¿Estoy orgulloso de que, por mucho que Rino parezca odiarme, sea privilegiado porque me permita cosas como esas? Sí.

En realidad, creo que ya no me odia tanto.

—Y le gustas.

—Me odia —le corrijo. Que no me odie tanto no significa que no lo siga haciendo.

—Suponiendo que eso sea verdad, a ti sí que te gusta ella —me acusa. De verdad, prefería que estuviese calladito y solo insinuando. Porque sé que lo ha dicho para que desembuche de una vez lo que se viene oliendo, pero, de nuevo, no tengo cojones. Por eso saco mi iPhone del bolsillo delantero de mis vaqueros, lo desbloqueo, miro la hora (exagerando la cara de susto que pongo) y se lo enseño.

—Llego tarde, ¿ves? Y Rino se pone muy pesada si tiene que esperar. Además, que se supone que viene su compañero de piso.

«Jungkook, ¿de verdad tenías que pensar en eso ahora?».

Tampoco es como si hubiese pensado en otra cosa hoy, por mucho que me joda.

Por suerte, la mención de la nueva incorporación a la carrera de hoy parece que distrae a Jimin lo suficiente como para no darse cuenta de que no he dicho ni una palabra sobre lo que ha mencionado antes.

—Ah, el escritor, ¿no? Te escuché decírselo a Yoongi hyung ayer.

—Sí. Le verás luego. Si me dejas salir, claro. ¿Me vas a dejar?

—¿Vas a contestar a mi pregunta?

Vaya, no se olvida.

—No has preguntado nada.

—¿Te gusta Haerin?

—¿Quién es Haerin?

—Jungkookie...

Qué pesado es.

—Me pone; pregunta resuelta. Nos vemos luego, hyung.

Le aparto sin dificultad de la puerta antes de que vaya a preguntarme más o a decirme que me ha pillado mintiendo, como siempre. Hubiese preferido que se quitase él solito para no tener que usar mi fuerza. Mi hyung hace deporte, pero es más pequeño que yo y eso se nota, así que, aunque noto su resistencia, no es un problema pegarle a la pared del pasillo para poder salir de la casa.

Subirme a mi coche me tranquiliza un poco, como siempre. Supongo que es mi lugar de paz, el único sitio en el que todo va bien. Aunque tengo que admitir que, últimamente, cada vez que subo solo me falta algo.

Hoy lo he intentado arreglar, porque le he robado a Hobi hyung su gel de vainilla, pero no huele igual. No huele nada, eso es lo peor. ¿Debería comprar un ambientador?

«Es una tontería, tampoco va a oler igual».

Mientras voy hasta su casa, pongo la lista con las canciones de IU. Antes me relajaba mucho su voz, sus letras. Me relajaba cantarlas en bajito mientras movía mis manos por el volante y cambiaba rápidamente de marchas. Supongo que el contraste me gustaba. Bueno, me sigue gustando, pero... me acuerdo de su risa cuando escuchó qué música me gusta. De su cara el otro día, cuando intenté que se relajara haciendo el payaso.

Sí, me gusta un poco.

Cuando aparco donde siempre (en doble fila, enfrente de su portal), ni ella ni su compañero de piso están abajo. Esperaba que al menos ella sí que lo estuviera. Así podría meterme un poco con ella y ver cómo está hoy. El otro día no estaba bien. Y si la Rino normal es difícil de abordar, la Rino agobiada (o al borde de un ataque de ansiedad, que es lo que parece que tenía) es mil veces peor. Es como... un muro de hormigón. De diamante. De algo que no se puede romper. Y mira que intenté hacer que lo bajara al menos... Pero no sé si sirvió de mucho, por eso quiero ver si hoy...

Dos golpes en el cristal de la ventanilla del copiloto me distraen de mis pensamientos. La sonrisa se me pone sola cuando la veo, y se hace más grande cuando pone los ojos en blanco y señala al interior del coche. Supongo que es porque está cerrado. Pulso el botón para dejarla pasar y veo como, justo después de comprobar que la puerta está abierta (no se fía de mí), va a abrir la de la parte trasera.

Sí, he estado desde ayer pensando en el intruso, pero por unos segundos se me había olvidado. Hasta que ocupa su sitio. Hasta que el olor a una colonia de tío muy fuerte me llega a la nariz, tapando el que quería que llenara el coche.

«Cojonudo».

Le miro de reojo ponerse el cinturón, aunque ya le había visto antes. Trajeado, con el pelo engominado y una cantidad menos excesiva de perfume. Hoy ha debido de apostar todo por la fragancia que tiene toda la pinta de tener puesto en el bote que atrae a las tías, porque va más... Más como yo. Hostia, ¿me ha copiado el estilo? Bueno, no del todo. Lleva chaqueta de cuero, vaqueros negros y camiseta blanca. Menos mal que no se ha puesto la camiseta negra también, eso es marca de la casa.

Dejo de fijarme en él de reojo porque, si le presto atención a él, no la veo a ella. Por eso desvío la mirada al retrovisor, que coloco para poder mirarla. Se ha puesto detrás de su amigo y, por su cara, sigue sin estar del todo bien. Porque no tiene la expresión de cabreo que parece tener siempre que sube a mi coche. Tiene la preocupada, la que no me gusta ver en ella. No porque la haga fea, sino porque...

«Para ahí».

—Habéis llegado tarde —espeto mirándola a ella. Es nuestro modo de saludarnos, no voy a cambiarlo porque esté el intruso.

—Y tú también, que te he visto por la ventana.

Sonrío de nuevo. Porque aunque su mirada, clavada en la ventanilla, y su tono me dicen que, efectivamente, sigue sin estar del todo bien, es un poco más ella. Al menos ha respondido.

—¿Espiándome, Rino?

Arranco mientras lo pregunto y, cuando termino de formularlo, miro de nuevo al retrovisor. Si sigo así me estrello.

—Si no estabas, es imposible que estuviese espiándote, genio.

—Pero me buscabas...

El bufido que suelta me sabe a victoria. La mejor de todas. Mejor incluso que cuando conseguí que se corriera.

Bueno, no, eso es pasarse.

—Flipas.

Me río, claro que lo hago. Rino es graciosa. Para mí al menos lo es.

—Ejem... Soy Namjoon, nos conocimos el otro día.

Este tío no es nada gracioso. Le miro de reojo cuando lo dice, y parece que me tiende la mano. ¿De verdad espera que nos demos un apretón mientras conduzco? Creo que se da cuenta, porque enseguida carraspea y se lleva la mano al pelo, como si ese hubiese sido su objetivo desde siempre.

A Jin seguro que le hubiese hecho más gracia esto que el hecho de que Rino siempre diga «flipas» cuando no quiere decirme la verdad. Pero a mí me da un poco de pena.

—Ya, me acuerdo. Yo Jungkook. Me ha dicho Rino que necesitabas documentarte para una novela, ¿eres escritor?

Él asiente. Que le he preguntado por cortesía, porque me apetecía más seguir picando a Rino. Preguntándole. Haciendo que deje de tener esa expresión ida. Pero él parece que estaba esperando eso mismo.

—Sí, tengo varios libros entre los más vendidos del país.

—Guau, seguro que eres una celebridad.

No lo digo con cachondeo, porque creo de verdad que será famosete, pero él abre la boca y la cierra (según veo de reojo, entre mirada y mirada a Rino a través del retrovisor) y, la siguiente vez que habla, me parece que está cabreado. Aunque lo mismo me lo imagino.

—Pues sí. ¿No me conocías?

—Lo siento, tío, pero no leo —respondo. No es que quiera ganarme la simpatía del compañero de piso de Rino, pero tampoco quiero tratarle mal precisamente porque a ella parece importarle. Aunque a mí me genere un poco de rechazo que no sé de dónde viene—. Sin embargo, conduzco bien, así que puedes preguntar lo que necesites.

—Eso de que conduces bien...

Joder, es que es automático. Mis ojos se van solos al retrovisor, y yo estoy seguro de que no les he dado permiso, porque delante el tráfico se está volviendo denso y soy capaz de darme con algún coche. Pero cuando lo hago, no me arrepiento, porque ella también está mirándome a través del retrovisor. Sí, con su cara de «he ganado esta vez, ¿eh? Dame mi premio».

Y mi puto subconsciente me traiciona mirando a sus labios. Porque de repente me apetece parar el coche y besarla. Y darle todos los premios que quiera. Y me importa una mierda que su amigo esté aquí.

—¿Qué dices, Rino? No te he oído.

Se puede mentir más, pero no tan bien como yo al decir eso. Bueno, en realidad se nota bastante que estoy de cachondeo, pero consigo lo que quiero, que ponga los ojos en blanco.

«Deja de mirar por el puto retrovisor, Jungkook, que nos estrellamos».

—Que conduces de culo.

—Pues creo que no te lo ha parecido otras veces, ¿no?

Espera... ¿se acaba de poner roja? Esto es nuevo. ¿En qué está pensando? ¿No estará pensando en...?

Freno de golpe cuando otro coche pega un pitido de lo más estridente. Y menos mal que lo hago, porque si no llego a dar el pisotón al freno a tiempo, me hubiese comido el coche que está aparcado en doble fila justo enfrente, con el morro en mi dirección. ¿Acaso no ve que está aparcado en sentido contrario?

Y como la culpa es mía por ir distraído, escucho a través de los cristales como el gilipollas que está dentro empieza a soltar una ristra de insultos que van dirigidos hacia mí.

—¿Ves? Kamikaze.

Bueno, si me estrello de verdad por mirar esa cara de victoria absoluta (no de victoria a medias, no. Absoluta), habrá merecido la pena.

—Emmm... no tengo carnet, pero... ¿hay que mirar tanto por el retrovisor?

El cabrón es observador. Y yo pensaba que estaba siendo discreto.

«Ya, claro. Seguro».

—No, porque si te dan por detrás es culpa del conductor que da de morro, pero es bueno mirar cuando frenas y eso, por si acaso tienes que echarte un poco hacia delante y eso...

—¿Me puedes explicar cómo se conduce el coche? Puedes ir explicándomelo mientras lo haces, así me haré mejor a la idea.

Me fuerzo a despegar del todo la mirada de Rino —que está sonriendo—, para asentir y hacerle caso a su amigo. Aunque no sé en qué momento me ha parecido buena idea, porque después del pique con Rino, no para de hablar (y de hacerme hablar) en todo el camino hasta el recinto. Menos mal que no tardamos mucho más, porque llego con la boca seca y ganas de librarme del intruso al menos lo que dure la carrera. Por eso bajo del coche volando para reunirme con mis compañeros. Veo la miradita de Jimin desde lejos. Lo que me faltaba.

—Vaya, vaya... ¿ese es el famoso escritor? —pregunta en bajito. Miro sin querer hacia atrás, y veo que ya se han bajado del coche y sigue a Rino hasta donde estamos nosotros. Va hablando con ella, y me pone nervioso no saber de qué.

—Ese es —afirmo—. Hoy Rino se viene conmigo, ¿verdad? —pregunto a Yoongi. He hecho los cálculos y, si completó la vuelta el otro día, le tiene que tocar conmigo. Y salgo ganando, porque viene en el coche ella sola y porque me libro de su amigo.

—Pues en realidad había pensado en una cosa, pero si quieres ir con ella lo podemos dejar para otro día.

Sé que las ideas de mi hyung tienen que ver con la web y qué es mejor para las estadísticas, aunque claro que puedo ver (más bien oír, en las risitas que esconden los demás) que también lo hacen para que confiese que quiero que venga conmigo.

—¿Qué habías pensado? —acabo cediendo. No es que sea un cobarde o que tenga algún problema en admitir que Rino me gusta un poco. No es eso. Es que mis hyungs pueden llegar a ser un poco pesados y no quiero que lo sean con esto. Con ella.

—Mira, ya está aquí Haerin. Tú debes de ser Namjoon, ¿no? Encantado, soy Suga.

Me veo obligado a echarme a un lado para abrir el círculo improvisado que hemos formado. Pero lo hago bien, porque me echo a la derecha, para que sea Rino quien se quede a mi lado mientras mi hyung sí que le tiende la mano al intruso. Ella está pendiente de la interacción entre su amigo y el mío, pero, además, parece que está tensa.

—¿Estás bien? —le pregunto muy bajito. Porque no quería preguntarlo delante de los demás (de Jimin), pero no puedo evitarlo. Ella me mira un segundo y luego vuelve a ver como su amigo separa la mano de la de mi hyung.

—Viva después de casi haber muerto por segunda vez. Por tu culpa.

—Rino...

No me hace gracia porque era una pregunta bastante seria, pero ella aprovecha que su compañero de piso vuelve a su lado para no decir ni una palabra.

—Bueno, Namjoon, creo que no hace falta confirmar que esto es clandestino y que todo lo que veas aquí es secreto.

Se lo dice por puro formalismo, porque, después de que Rino me preguntara si podía venir, tuve que preguntarle por qué quería hacerlo (aunque sé que me lo dijo más o menos en su primer mensaje) para decírselo a Yoongi. Y tuve que darle la chapa un poco con el rollo que ahora le está soltando mi hyung. La verdad es que esperaba que Rino fuese un poco más sarcástica en ese momento, o que me dijese algo de que le pone nerviosa como escribo, pero solo me puso «ok». No me gusta que esté así.

—No es necesario, estoy al tanto. —Al menos el mensaje le llegó.

—Bien, pues... chicos, hoy daremos quince vueltas si todo va bien. Haerin, ya nos has sacado las fotos a todos, así que hoy te tocaría repetir la vuelta e ir con Jungkook.

—Yo también quiero ir con él —espeta el escritor. Me muerdo el carrillo interno porque no me gusta que lo haya dicho. Porque si voy con Rino, se va a acoplar, y no quiero eso.

Quiero oler a vainilla, no al perfume que tiene que estar por todo mi coche todavía.

—Lo suponía. ¿Necesitas ir en el asiento de copiloto?

—Sí, claro. No se ve igual que atrás. Además, ya me ha estado enseñando algunas cosas de camino. No es bueno para la inspiración que ahora cambiase de conductor.

«Ya, será eso».

—Tenía un plan B por si acaso. Como estamos en el circuito cerrado, he pensado que puede ser buena idea si sacas fotos desde fuera. Hoy no hace mucho frío y tampoco tardaremos mucho. ¿Crees que podrías?

—Claro —responde Rino—. Puedo ponerme en medio. He traído el teleobjetivo, así que puede quedar algo decente.

—Bien, pues entonces... Namjoon, con Jungkook. Haerin en la pista y el resto a sus coches. Como siempre, cualquier cosa al móvil.

Todos asentimos solemnemente, como siempre, y vamos hacia los coches. Se me hace raro que Rino vaya en la dirección contraria, pero se me hace más raro que tenga al intruso pegado a mi culo, como mi sombra, pero con la camiseta blanca.

Así dicho, parece que su sombra soy yo.

Intento no prestarle mucha atención al notar su mirada clavada en mi nuca mientras cambio las matrículas. Ni cuando estoy en mi asiento y empiezo a colocar el móvil en su sitio.

—¿Os comunicáis mediante el móvil?

No me quedan más cojones que prestarle atención cuando pregunta, así que asiento. Al menos está preguntándome por lo que venía. La verdad es que dudaba bastante de sus intenciones cuando Rino me preguntó si podía venir. Sobre todo, sabiendo que está colado por ella y que me conoció antes de preguntarlo. Más todavía después de ver que antes preguntaba solo para que no siguiésemos hablando.

—Sí, ahora mismo estoy conectándome a la llamada grupal —le indico mientras lo hago—. Y la dejamos correr con el micrófono silenciado. Si alguien tiene algo que decir, le da al botón y habla. Así no nos distraemos.

—¿Y cómo sabéis cuándo tenéis que salir?

—Con esto —respondo, señalando el reloj cronómetro que tengo en la muñeca. No me gusta llevarlo de normal, así que solo lo uso para las carreras—. Tenemos un horario por semanas y están todos perfectamente sincronizados. Salimos al tercer pitido de la alarma.

Es raro, porque siempre había tenido a los escritores por tíos que iban a todas partes con su libreta para poder apuntar las cosas que ven o algo de eso. Y pensaba que él iba a traerla, pero o tiene una memoria privilegiada, o todo lo que le estoy diciendo no sirve de nada.

—¿Y no tenéis ninguna ventaja en el coche para correr más?

—La marca y los caballos de cada coche ya condicionan bastante, pero sí, tenemos el nitro también.

—¿El nitro?

Va a ser verdad que no tiene ni puta idea de coches.

—Óxido nitroso —le explico, y miro al reloj para ver si me va a dar tiempo. Voy justo, así que le doy la explicación rápida—. Puedes buscar en Naver, pero lo inyectamos al motor y cuando accionamos... este botón de aquí, aumentamos la potencia. No lo hacemos mucho, pero a veces nos viene bien.

—Ah, claro —responde, subiéndose las gafas. Y justo cuando va a volver a preguntar algo, suena la alarma, así que me evito tener que hablar más. Menos mal.

Él está sorprendentemente callado cuando salgo hacia delante. Creo que está cagado de miedo, porque se agarra al asidero de la puerta como si fuese a salir despedido. Cambio de marchas todo lo rápido que puedo para posicionarme en buen lugar al arrancar, pero hoy parece que Jimin lleva un cohete metido en el tubo de escape, porque se coloca el primero antes de que acabe la primera vuelta. Y con bastante ventaja. No veo a los coches que tengo detrás, pero por lo que veo delante... estaré cuarto.

Encima tengo a Yoongi delante, así que va a ser complicado. Mi hyung es uno de los que más me complica los adelantamientos. Y quizá si fuese más tranquilo, oliendo a vainilla y no al perfume este que me está poniendo dolor de cabeza, estaría en plenas facultades para adelantarle en breves, pero hoy no me veo muy capacitado.

«Venga, Jungkook, sí que lo estás. A ganar».

Estoy unas cuantas vueltas sin decir nada (ni oír nada, menos mal) a mi acompañante de hoy, que son las que tardo en adelantar a Yoongi con mucho esfuerzo. Luego tengo que estar unas cuantas más intentando que no se me cuele, así que me olvido de adelantar a Hobi.

—Voy a usar el nitro —le aviso, por si le sirve para algo. Y veo de reojo que asiente cuando aprieto el botón y salimos aún más despedidos hacia delante. Eso hace que Yoongi quede más atrás y que pueda dedicarme a acelerar a tope hasta que Hobi no pueda aguantarlo más y le adelante. Debería ser fácil, pero se me resiste. Y para la vuelta doce, sigo a la retaguardia, apretando los dientes como si eso me hiciese más fácil pasarle.

—Haerin dice que ganas la mayoría de las carreras, ¿se te está complicando por el tipo de circuito?

Que hable me despista más. Primero, porque significa que Rino le ha hablado (bien) de mí. Segundo, porque lleva razón en que se me está complicando el circuito. Y no me gusta, porque lo he hecho mil veces y porque he ganado aquí más que cualquiera.

—Depende del día —respondo con los dientes apretados. Al fin, lo pilla y no dice nada hasta que aparco con un decepcionante tercer puesto.

«¿Qué te pasa hoy?».

—¿Ya habéis terminado?

—Sí —afirmo, y dejo caer mi cabeza un poco sobre el volante—. ¿Necesitas alguna indicación más? —Me levanto finalmente para mirarle. He perdido más veces, no pasa nada.

Bueno, sí que pasa. Pero no voy a hacérselo saber.

—No, está bien así. Creo que tengo lo que necesito.

—Estupendo. Pues cuando venga Rino os llevo a casa, voy a salir a...

—Espera, ¿puedo hacerte una pregunta?

Me paro antes de abrir la puerta para cambiar de nuevo las matrículas. El escritor vuelve a subirse la montura de las gafas y se mira a los muslos. Casi tengo envidia de ellos.

—Claro —respondo, por si acaso no habla porque necesita un permiso especial o algo.

—¿Qué tienes con Haerin?

—¿Qué?

Ni siquiera me ha mirado cuando lo ha preguntado, pero ahora sí que lo hace. Para ver mi cara de susto o algo.

—Sé que tenéis algo. Qué es.

Me quedo un rato callado porque no sé qué decirle. Sabía que iba a pasar. Creo que por eso me incomodaba su presencia (aparte de porque su colonia tapa la de Rino y sus palabras las suyas, y porque hizo que ella no se sentase a mi lado), porque sabía que quería indagar. Y aunque Rino no me haya dicho nada, empieza a tener sentido su tensión de antes.

¿Y si miento le va a ser más ligero?

¿Y si digo la verdad?

El escritor me traspasa con la mirada porque quiere una respuesta rápida, y si le miento...

No quiero mentir.

—Nos hemos besado. Y hemos follado —le admito. Asiente como si se lo esperase. Pues vaya, yo creo que estaría un poco más afectado si me dijese que él también folla con Rino. A lo mejor lo lleva por dentro.

—¿Eso es todo?

—Hombre, pues también la he llevado a conducir y eso, pero creo que eso no es lo que quieres saber.

—Entonces no sois... novios... ni nada de eso, ¿no?

—No —admito. Y me jode decirlo—. ¿Es lo que buscas? ¿Ser su novio? Con todo este numerito del coche y eso.

—Es verdad que voy a escribir una novela y voy a meter coches.

—Pero querías hablar conmigo —le acuso, y él asiente—. ¿Por qué?

—Porque estoy enamorado de ella, y quería saber qué le gusta de ti.

Abro la boca por un momento para decir que no le gusta nada de mí. Pero no lo hago. Porque claro que le tiene que gustar algo de mí, y eso me hace estar más orgulloso.

—¿Para qué? ¿Quieres conquistarla o algo?

—Sí —me admite con una sonrisa. Es un poco rara, porque las sonrisas siempre las he asociado a la felicidad, y él no parece feliz—. ¿Y tú?

—Que va —digo. Aunque según lo digo, me doy cuenta de que me he metido a mí mismo. Y si me doy cuenta yo, cómo no lo va a hacer él—. Estoy bien con lo que tenemos. —Lo intento arreglar con una verdad, pero tampoco suena muy cierta—. Pero si me dices esto es porque pretendes que paremos o algo...

—No es lo que pretendo, no te preocupes. Ya sé lo que tengo que saber.

Me resulta rara esa última confesión, porque parece que le he dado pistas que no sé ni cuáles son. Pero tampoco me da tiempo a preguntarle, porque, en ese momento, Rino se sube al coche y tira la bolsa con la cámara al asiento de al lado.

—¿Tercero y tan lento que ni siquiera has cambiado la matrícula? Qué decepción, kamikaze...

Parece de mejor humor. Quizá es porque ha estado sacando fotos y ha estado fuera de este coche. O porque no tiene ni idea de la conversación que acabo de tener con su amigo, pero me alegra que así sea.

—Estaba esperándote para que me cronometres. Voy a superar mi marca —respondo con una sonrisa antes de salir del coche con mis matrículas normales para cambiarlas. Y mientras las quito lo más rápido posible, miro de reojo por la luna para verla a ella, que me enseña el tiempo a través del cronómetro de su móvil.

¿La miraré como lo hace su amigo? Porque creo que Rino me está empezando a gustar demasiado.

---

¡Hola!

Estoy dejando preparado esto el viernes y seguramente lo suba desde el móvil, así que si veis algún error de palabras juntas y esas cosas (que no se pongan los guiones cortos, por favor), avisadme, que seguramente Wattpad me la haya liado.

Bueno, dejando a un lado que Wattpad me odia... Aquí tenéis el esperado reencuentro entre Namjoon y Jungkook. Sé que quizá esperábais que lo contase Rino pero... sorpresa. La verdad es que llevaba un par de capítulos intentando meter el punto de vista de Jungkook, para que vieseis un poco lo que piensa y eso, pero no me ha cuadrado hasta ahora. ¿Qué os ha parecido la mente de Jungkook? ¿Y qué pensáis sobre la escena entre Namjoon y él? ¿Qué pasará a continuación? Estoy deseando saber lo que opináis.

Tengo una relación amor/odio con este capítulo y los siguientes, así que espero que al menos a vosotras os gusten 💜. Este capítulo en concreto tiene una extensión normalita de unas 4.400 palabras, pero os aviso: el siguiente son 11.000 palabras, para que os vayáis mentalizando.

Y no me enrollo más. ¡Hasta el lunes que viene!

Os leo <3

PD: me vi como todos los gifs existentes de este momento de In The Soop para el multimedia y dudé entre dos. He escogido ese peeeeero hay otro que voy a compartir con vosotras.

Er Jungkú mirando por el retrovisor a la Rino mientras el Namjoon le interrumpe.

Continue Reading

You'll Also Like

690K 101K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
5.7K 397 6
Patricia: A la orden -repitió un tanto molesta- X: ¿¡Eh!? -movió ligeramente la cabeza- estoy buscando a Armando Patricia: ¿de parte de quién? -preg...
169K 9.5K 41
Tn phantomhive hija de Ciel phantomhive y Lizzy Moddfory Tn hace 200 años era una condesa muy hermosa hasta que murio su madre quedando con su padre...
4.3K 407 13
➪Hɪsᴛᴏʀɪᴀ ɴᴏ ᴍᴜʏ ʟᴀʀɢᴀ Iɴᴛᴇɴᴛᴀʀᴇ ʀᴇᴅᴀᴄᴛᴀʀ ᴛᴏᴅᴏ ʙɪᴇɴ, ʏᴀ ǫᴜᴇ ᴇs ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠᴇᴢ ǫᴜᴇ ᴠᴏʏ ᴀ ᴇsᴄʀɪʙɪʀ sɪɴ ʟᴏs ɴᴏᴍʙʀᴇs ᴅᴇ ʟᴏs ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇs ᴀ ᴜɴ ᴄᴏsᴛᴀᴅᴏ ᴄᴜᴀ...