Vecinas incontrolables | Supe...

De ChicadeOtroRollo

424K 44.8K 12.3K

Lena conoce a su nueva vecina, Kara. Desde el primer momento ambas chicas sabían que no se iban a llevar bien... Mais

Nota*
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Epílogo

Capítulo 52

9.8K 836 931
De ChicadeOtroRollo

La mañana fue ajetreada. Lex y Lillian aparecieron por su puerta para recoger a la novia e ir todos juntos a la iglesia, pero Lena todavía no estaba lista. Tardó en dormir porque no pudo evitar llorar casi toda la noche y quizá había dormido una hora o dos. Quien apareció después fue Sam porque estaba esperando demasiado y ayudó a la pelinegra sin rechistar. No le contó nada, pero la morena sabía que algo andaba mal por su cara larga y las contestaciones cortantes que hacía a su familia.

Alex y Eliza llegaron después preocupadas porque solo faltaba una hora para la ceremonia y tardarían quince minutos en llegar. Lena tragó saliva, pues supuso que Kara y Nia estaban abajo donde tenía que esperar con Sam ya que iban todas juntas como dama de honor, pero ninguna de las presentes tenía idea de donde estaban, suponiendo también que estarían abajo, pero Samantha negó ya que se encontró sola.

Finalmente, Nia dio señales de vida, llamando a la mayor de los Danvers para que la esperaran e ir todos juntos como habían planeado, que llegaría en pocos minutos. Eliza frunció el ceño porque lo había dicho todo en singular, pero asintió de todos modos. Así que solo tocaba esperar unos minutos, pero ya habían pasado diez y no había señales de vida.

—Eliza... ¿Por qué están tardando? —preguntó con desesperación al ver que Kara y Nia todavía no aparecieron y la mayor de los Danvers, con un rostro apenado, encogió de hombros—. Joder, impuntuales hasta el día de mi boda... —se quejó mientras agarraba el ramo con fuerza.

Supuestamente, como Kara le prometió, no volverían a hablar del tema; ellas iban a ser maduras, seguir su camino y actuar con normalidad en la boda. Anduvo de un lado a otro y después de cinco minutos, la puerta sonó. Lena iba a quejarse una vez más, a echarle la bronca a las dos, pero se quedó parada al ver a otra mujer en el otro lado de la puerta.

—¿Diana? ¿Qué haces tú aquí?

—Hola, familia... Hola, Lena —saludó con la mano cortésmente—. Sé que no me has invitado a la boda ni tampoco Clark. Pero anoche me llamó Kara y tuve la sensación de que hoy iba a ser todo lo contrario a lo que ella planeaba. Sabía que, sobre todo, te ibas a enfadar con ella porque no hizo realmente las cosas bien, pero si no te lo dijo antes, era porque tenía miedo... —se quedó en silencio viendo como Lena fruncía el ceño poco a poco—. Qué miedo —se corrigió ella misma mirando los ojos de Lena—. Ella tenía pavor. Así que decidí en hacer lo correcto y buscar a esa morena alta con nariz puntiaguda.

—¿Qué? ¿Morena? ¿De qué estás hablando?

—Lena... —se dirigió a la puerta e hizo una seña. Segundos después, apareció esa mujer con la descripción—. Ella es Lois Lane.

—Ah, sí... Es la prima de Clark. Me ha hablado algo de ti.

—Lena, ella no es... —Diana intentó, pero la mujer interrumpió primero.

—¿La prima? Increíble... —soltó Lois con una risa irónica—. Eso es lo que soy para Clark Kent. Lo siento mucho, Lena, pero soy su novia... De hace cuatro años.

—Esto no puede estar pasando... —agachó la cabeza y masajeó sus sientes—. Vale... —señaló a las dos no invitadas—. ¿Dónde demonios están Kara y Nia? —su pregunta hizo que todos los presentes estuvieran en alerta.

—¿Lena? —su madre le cogió del brazo, pero se apartó de inmediato.

—Estoy harta de sus juegos, mamá. ¡Hasta el día de mi boda! No me puede dejar tranquila —chilló cual niña pequeña ganándose las miradas fruncidas de las presentes.

—Espera... —Sam se quedó atónita mientras Alex calmaba a su novia y miró a su mejor amiga—. ¿Crees que esto es una broma pesada de Kara?

—¡Pues claro! ¡Solo para que admita que sí, que estoy enamorada de ella y que me iré con ella al final! ¡Un juego que se ha vuelto enfermizo! ¡Cuando pienso que no puede llegar más lejos, va y lo consigue!

—Lena... —intentó Lois esta vez tocando su brazo, pero le golpeó con fuerza.

—No sé quién coño te has creído que eres, pero no quiero que me toques y quiero que te vayas de mi boda.

Todos estaban sin poder creérselo. Tampoco la culpaban; Kara le había hecho la vida imposible desde pequeñas y después de todo lo que pasó anoche que no sabían... Era el colmo de los colmos. Contuvo unas cuantas lágrimas mientras caminaba de un lado a otro.

—¿Dónde están? —preguntó Lena de nuevo.

Justo cuando terminó su cuestión, Nia tocó la puerta y se adentró. Lena solo sacudió la cabeza cabreada, dirigiéndose a ella y preguntando nuevamente por su vecina para echarle la bronca, pero Nia la detuvo con las lágrimas saltadas. La pelinegra frunció el ceño de inmediato al ver que la mejor amiga de su vecina alzaba una carta rosa.

—¿Qué demonios es esto? —cogió el sobre de mala gana—. ¿Y Kara? —preguntó de nuevo—. ¿Dónde demonios está la estúpida de mi vecina y mi última dama de honor?

—Lena... —murmuró Nia sin poder controlar su llanto—. Kara se ha ido.

—¿Qué? —abrió los ojos de par en par al ver el rostro de dolor de la pequeña—. ¿Cómo que se ha ido? ¿De qué estás hablando?

—Ha vuelto a Midvale —le dijo más tranquila haciendo que Lena sacudiera la cabeza.

—¿Estás bromeando? ¿Le sigues el juego? ¿O es que lanza los cohetes y se va?

—Te ha dejado esto —ignoró sus preguntas para señalar la carta—. No sé lo que pasó, Lena, pero me dijo que anoche te prometió una cosa y lo iba a cumplir.

«Te dejaré en paz y me iré de tu lado. Te lo prometo...», las palabras de Kara chocaron por su mente mientras veía el sobre.

«Me prometerás que dejarás de torturarme, que harás tu vida y dejarás la mía en paz», sus propias palabras también.

—Me dijo que esta era su última oportunidad, pero no iba a esperar nada porque... tenía mucho miedo y yo realmente no sé qué está pasando, ni siquiera me dijo nada cuando arrancó el coche, pero se veía hecha a pedazos, Lena... —susurró Nia mientras miraba apenada a la pelinegra.

La pelinegra miró a todos expectantes y gruñó mientras abría la carta. Desdobló la hoja con furia y se quedó un poco conmocionada al ver aquel folio reconocible. Ella pensó en que era reciclada, pero era algo más que eso. En la parte superior, con letras pequeñas, ponía:

"Te dije que, si me obligo a cambiar o retocar las cartas, perdería todo mi encanto, pero por ti haré una excepción".

Supo la carta que era; aquella estúpida y primera carta de San Valentín. Lo había guardado después de tanto tiempo. No se lo podía creer. Ella pensó que lo había guardado en un cajón, que lo había perdido o que lo había tirado. Jamás había imaginado esto, pero ahora que lo pensaba... "Te lo pienso recordar hasta en tu boda", decía su vecina aquella tarde. Cogió el sobre y sintió que había algo más, pero sus ojos fueron directos a la carta porque no podía evitar saber que ponía.

"Como enamorar a Kara:

1: q̶u̶e̶ ̶s̶e̶a̶ ̶r̶u̶b̶i̶o.

Me da igual el color de pelo que tenga, pero preferiblemente pelinegra.

2: q̶u̶e̶ ̶s̶e̶a̶ ̶m̶á̶s̶ ̶a̶l̶t̶o̶ ̶q̶u̶e̶ ̶y̶o.

Cuanto más pequeña, mejor. Me encanta apodarla enana.

3: q̶u̶e̶ ̶m̶e̶ ̶h̶a̶g̶a̶ ̶u̶n̶a̶ ̶t̶a̶r̶t̶a̶ ̶d̶e̶ ̶l̶i̶m̶ó̶n̶ ̶y̶ ̶n̶o̶ ̶d̶e̶ ̶m̶a̶n̶z̶a̶n̶a.

El postre se come con la mejor compañía y se disfruta más si me lo hacen con cariño.

4: q̶u̶e̶ ̶n̶o̶ ̶s̶e̶a̶ ̶t̶a̶n̶ ̶e̶m̶p̶o̶l̶l̶ó̶n̶ ̶n̶i̶ ̶r̶e̶p̶e̶l̶e̶n̶t̶e.

Que lo sepa todo; así podrá enseñarme todo lo que yo no sé.

5: q̶u̶e̶ ̶n̶o̶ ̶s̶e̶a̶ ̶t̶a̶n̶ ̶g̶r̶i̶t̶ó̶n̶ ̶n̶i̶ ̶m̶e̶ ̶l̶a̶n̶c̶e̶ ̶c̶o̶s̶a̶s̶ ̶p̶o̶r̶ ̶l̶a̶ ̶v̶e̶n̶t̶a̶n̶a.

Que sea una gritona por sacarle de quicio y que tenga puntería para callarme la boca.

6: q̶u̶e̶ ̶s̶e̶p̶a̶ ̶b̶a̶i̶l̶a̶r̶ ̶a̶l̶ ̶m̶e̶n̶o̶s̶ ̶u̶n̶a̶ ̶c̶o̶r̶e̶o̶g̶r̶a̶f̶í̶a.

Da igual si no sabe bailar; yo siempre la guiaré.

7: q̶u̶e̶ ̶n̶o̶ ̶s̶e̶ ̶c̶r̶e̶a̶ ̶u̶n̶ ̶d̶o̶n̶ ̶p̶e̶r̶f̶e̶c̶t̶o̶ ̶n̶i̶ ̶t̶a̶n̶ ̶p̶e̶r̶f̶e̶c̶c̶i̶o̶n̶i̶s̶t̶a̶;̶ ̶q̶u̶e̶ ̶s̶e̶ ̶o̶l̶v̶i̶d̶e̶ ̶d̶e̶ ̶a̶l̶g̶u̶n̶a̶s̶ ̶p̶r̶e̶o̶c̶u̶p̶a̶c̶i̶o̶n̶e̶s̶ ̶(̶t̶o̶d̶a̶v̶í̶a̶ ̶s̶o̶m̶o̶s̶ ̶n̶i̶ñ̶o̶s̶ ̶y̶ ̶m̶i̶ ̶v̶e̶c̶i̶n̶a̶ ̶y̶a̶ ̶e̶s̶t̶á̶ ̶d̶e̶c̶i̶d̶i̶e̶n̶d̶o̶ ̶q̶u̶e̶ ̶a̶s̶i̶g̶n̶a̶t̶u̶r̶a̶s̶ ̶e̶s̶c̶o̶g̶e̶r̶ ̶y̶ ̶a̶ ̶q̶u̶é̶ ̶u̶n̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶d̶a̶d̶ ̶q̶u̶i̶e̶r̶e̶ ̶i̶r̶).

Me encantaría que se preocupara por su futuro, que sea cuidadosa y que esté atenta a todo porque así seré yo la perfecta distracción.

8: q̶u̶e̶ ̶n̶o̶ ̶m̶e̶ ̶l̶l̶a̶m̶e̶ ̶K̶á.

Que sea libre de llamarme Ká.

9: q̶u̶e̶ ̶p̶u̶e̶d̶a̶ ̶a̶l̶c̶a̶n̶z̶a̶r̶ ̶l̶a̶s̶ ̶c̶o̶s̶a̶s̶ ̶c̶u̶a̶n̶d̶o̶ ̶l̶a̶s̶ ̶e̶l̶e̶v̶o̶ ̶c̶o̶n̶ ̶m̶i̶s̶ ̶m̶a̶n̶o̶s.

Que pueda jugar con ella para que no pueda alcanzar las cosas que elevo con mis manos, aunque me lleve un codazo en el costado.

10: que me quiera como soy: salvaje y rebelde (̶s̶e̶g̶ú̶n̶ ̶l̶a̶ ̶e̶s̶t̶ú̶p̶i̶d̶a̶ ̶d̶e̶ ̶m̶i̶ ̶v̶e̶c̶i̶n̶a̶). (Mi vecina siempre tiene razón, así que nada que objetar aquí)

11: Q̶u̶e̶ ̶d̶e̶f̶i̶n̶i̶t̶i̶v̶a̶m̶e̶n̶t̶e̶ ̶n̶o̶ ̶s̶e̶a̶ ̶c̶o̶m̶o̶ ̶m̶i̶ ̶v̶e̶c̶i̶n̶a̶ ̶(̶p̶o̶r̶ ̶n̶o̶ ̶d̶e̶c̶i̶r̶ ̶q̶u̶e̶ ̶n̶o̶ ̶s̶e̶a̶ ̶e̶l̶l̶a̶).

Que definitivamente sea mi vecina porque estoy enamorada de ella.".

Lena comenzó a llorar porque no tenía sentido de que Kara estuviera jugando todavía si se había ido. No tenía sentido sus bromas en estos momentos delante de todos y a menos de una hora de su boda. No tenía sentido nada que no fuera que de verdad estuviese enamorada de ella. Sam se acercó al igual que los demás preocupados por su rostro porque sus lágrimas comenzaron desde el primer punto y no dejaron de brotar hasta el último.

Se limpió las lágrimas con las mangas del vestido de novia y no se arrepintió de mancharlo de maquillaje. Se dio cuenta de que no era un punto final. En el borde del pie de la página había una flecha que indicaba que le diese la vuelta y eso hizo. Un pequeño texto se encontraba en el reverso. Intentó apagar su llanto para leerlo, pero era difícil. Finalmente se dejó tocar por Sam que acariciaba su hombro y le susurró que no tuviera prisa hasta que se calmó y terminó de leer.

"Cuando tu madre me compró esto lo primero que pensé fue en ti. Lo segundo que pensé fue que siempre sería una suerte tenerte".

Ella no lo comprendió hasta que fue de vuelta al sobre. Había algo de más, por eso pesaba. Y ya fue cuando Lena tuvo que arrodillarse sin poder contener el llanto. Su madre se arrodilló al igual que su hermano y Sam. El corazón de Lena bombeaba sin poder controlarlo, pensando que sufriría un ataque o algo.

—Lena, cariño... —susurró su madre acariciando su espalda—. ¿Qué es lo que está pasando?

No habló. Simplemente alzó la carta junto a la cadena de plata; el trébol de Kara. Todos se quedaron en silencio mientras la mayor de los Luthors narraba cautelosamente lo que Kara redactó hasta el punto final; el llanto de la pelinegra cesó hasta un murmullo. Luego miró a todos con un rostro de culpabilidad y Lillian fue quien preguntó:

—¿Estás llorando por que estás enamorada de Kara? —Lena, al fin, asintió a su pregunta sin miedo—. ¿Por qué piensas que la has perdido definitivamente? —volvió a asentir con más tristeza.

—Porque pensé que ella solo decía que estaba enamorada de mí para que yo lo admitiera... y ahora con esta carta... Ahora me doy cuenta de que ella siempre tuvo razón... Siempre estuve enamorada de ella, mamá... —susurró con gran culpabilidad y Eliza se acercó junto a Lillian para cogerle la mano.

—Mi niña... —la mayor de las Danvers susurró llamando la atención de Lena—. No entiendo como fuiste tan ciega... —bromeó para quitarle hierro al asunto, pero Lena simplemente encogió de hombros sin ganas—. Lena... A ella nunca la vas a perder y menos demostrándote hasta el final que te ama más que ella misma después de siete años. Kara siempre estuvo y está enamorada de ti. Todos los de aquí lo sabían o intuían menos tú.

—Pero... ¿cómo estáis tan seguros? Si ella no paraba de burlarse de mi... —sus lágrimas amenazaban con salir de nuevo y Eliza se agachó y le dedicó una sonrisa tierna.

—Lena, cariño... ¿Cuántas veces te ha dicho Kara que estaba enamorada de ti?

La pelinegra sorbió su nariz pensando y tragó saliva al darse cuenta de que solo fue una vez. El día del accidente. El día que cambiaron sus vidas; como estaban sucediendo ahora mismo. En toda su relación, solo una; sin contar ahora mismo con la carta o las palabras cortadas de anoche. Kara siempre jugueteó con ella, pero ella nunca jugó con sus propios sentimientos.

—Y... lo siento por esto, pero para que la creas del todo... —Lois interrumpió alzando su móvil—. Realmente no tengo ni idea de sus planes, pero de Clark me lo espero todo.

La pantalla iluminaba una foto de Clark y Lois besándose apasionadamente. Deslizó con sus dedos para darse cuenta de que no era la única foto. Sus ojos cegados por la ira le habían pasado una mala jugada por no creer a Kara. Había confiado en un chico durante dos años cuando se comportó peor que cualquiera que sus ex's. Y por confiar en él, no confió en las palabras de la rubia.

Lo único que pensó en ese momento era en que tenía que verla para arreglar las cosas porque Kara ya había sufrido suficiente. Ella lo había hecho todo, había sido paciente, había ido detrás siempre y había cuidado de Lena a pesar de todo, pero antes tenía que hacer una cosa.

.

Se bajó del coche seguido de toda su familia. La música comenzó a sonar al notar la presencia de la novia, pero Lena no iba enganchada a su hermano. Ella daba tumbos a ton y son hasta ver al chico de sus pesadillas parado en el altar con el ceño fruncido.

—¿Lena? ¿Qué ocurre?

—No me voy a casar contigo.

—¿Qué? —el chico confuso miró sus ojos después de escuchar un "oh" por la parte de los invitados—. Cariño... —con una sonrisa intentó coger sus manos, pero Lena se echó hacia atrás.

—Oh, ni te atrevas —vaciló con una sonrisa.

—¿Se puede saber que está pasando? —preguntó la madre de Clark al ver a todos parados en la puerta de la iglesia, esperando a todo lo que Lena tenía que hacer.

—He pecado —le sonrió con gracia y Clark ladeó la cabeza mirando a sus padres que estaban con los brazos cruzados—. Y no me arrepiento de haberlo hecho. Nunca lo haría. Me follé a Kara. Dos veces desde que estoy contigo y una fue anoche. Y joder, que noche... Fue la mejor noche de mi vida sin dudarlo y pienso crear otros más. Ah, por no decir que estoy completamente enamorada de ella y me di cuenta de lo cerdo que eres —le hizo una reverencia señalando hacia atrás donde estaba Lois.

Ella se acercó mientras notaban como los huevos de Clark se les ponía de corbata. Por supuesto que ella avanzó ante todas las miradas. Se puso al lado de Lena y miró a Clark que tenía los ojos abiertos de par en par. Sin dudar, le guanteó la cara con fuerza ganándose otros "oh" de los invitados; sobre todo de los padres de Clark.

—Debería pegarte más fuerte por haber vivido engañada cuatro años. Por cierto —se dio la vuelta y miró a los invitados—. ¿Señor y señora Kent? —llamó y las dos personas que estaban en el primer asiento alzaron la mano—. Soy Lois Lane. Su hijo me dijo que habíais fallecido; por eso no sabéis quien soy. Y posdata: su hijo también es un pecador —alzó las dos manos extendiendo ambos índices, indicando el tamaño de su minúsculo pene.

—¡Clark! ¡Esto es un escándalo! ¡Se cancela la boda! —gritó su padre mientras todos se reían o miraban alucinados.

—No, papaito —Lena alzó la mano indicando a todos que salieran—. La cancelo yo. Y, por cierto, Clark... Deberías haberme preguntado: Kara siempre gana todas las apuestas menos las de tiro con arco —le guiñó un ojo antes de irse.

.

Kara se encontraba junto a Aslan al final del puente. Tocaba su guitarra o, al menos, lo intentaba mientras balanceaba sus pies desnudos sobre el agua. Hacía muchísimo que no le daba a las cuerdas —hablando de años— y su perro se quejaba con un ladrido con cada acordé mal tocado.

—¡No me presiones así! —se quejó Kara ganándose otro ladrido—. ¡Intento hacer lo mejor que puedo! —gruñó mientras afinaba nuevamente el instrumento. Esta vez Aslan se levantó de su lado meneando la cola con fervor, pero Kara no se dio cuenta porque estaba concentrada tocando cada cuerda.

—Sabía que eras un desastre con la guitarra y por eso nunca escuché mi canción de amor.

Esa voz... Kara detuvo los movimientos de sus manos tragando saliva y giró su rostro. Ahí estaba Lena de pie con una sonrisa ladina y la rubia exhaló casi ahogándose con su propia saliva. En realidad, no esperaba su aparición tan pronto, puede que nunca lo hubiera esperado en realidad porque tiró todas sus esperanzas al lago.

Ella pensó en muchas cosas en todo este rato sola: debería estar odiando a Lena por todo lo que pasó y olvidarla por todo lo que le hizo pasar, pero ella misma no podía culparla después de haber sido tan pesada con sus bromas. Por no decir que estaba enamorada hasta las trancas, puede que incluso más que en la adolescencia y sabiendo en que era recíproco a pesar de todo.

Si hubiera sido distinta de otra manera, seguro que habrían tenido menos dramas por el camino. Pero si el destino lo quiso así, por algo será. Además, Kara pensó en que la pelinegra tenía que quererla tal y como era al igual que lo hacía la rubia a pesar de que Lena era tan idiota.

Se quedaron mirando unos segundos. El atardecer anaranjado iluminaba a las dos. Kara se dio cuenta de que iba con "esas pintas". No con vestido de novia ni convite; iba con vaqueros rasgados, camiseta ancha con una sudadera fina y zapatillas. Como si hubiera levantado por la mañana y se puso lo primero para ir a clases. Lo único que se preguntó realmente:

—¿Qué haces aquí? —susurró Kara suavemente apartando la guitarra por encima de su perro mientras observaba a Lena como se sentaba junto a ella.

—Lo que debería haber hecho al principio —suspiró mirando al lago mientras se acomodaba quitaba los zapatos.

—¿Ya te has casado? —se burló con gracia, una pregunta que no quería saber respuesta, pero no pudo evitarlo porque su pecho estaba martilleando con una gran incertidumbre. Lena soltó una pequeña risa mientras sacudía la cabeza al decir:

—¿Cómo quieres que me case si mi mujer está aquí?

La rubia inmediatamente apartó la mirada porque le entró miedo. No sabía si esto era real, si esta vez Lena iba en serio o se había casado finalmente para restregárselo en su cara o cualquier cosa similar como venganza. Vaya par de idiotas.

—Quiero preguntarte algo antes que nada... —comenzó Lena nuevamente y Kara asintió mientras jugaba con sus uñas—. ¿Te acuerdas lo que pasó la noche en la boda de mi hermano?

—Hum... —frunció el ceño mirando a Aslan que estaba tumbado a su lado y abrió los ojos, recordando de que no había preguntado nada al final—. ¡Ahí va! ¡Se me olvidó totalmente de eso después de lo que pasó con Zero! ¿Por qué? —preguntó al ver a Lena más callada todavía—. ¿Pasó algo? —Kara miró hacia su vecina que dejó caer con fuerza y se tumbó en los tablones de madera.

—Joder, lo sabía. Todos tenían razón... Soy imbécil —susurró mientras se tapaba los ojos con los brazos, pero Kara solo arrugó la frente.

—¿Len...?

—Fue la primera vez que te confesé que estaba enamorada de ti, pero esa noche me echaste como si hubiese sido un polvo y nada más.

—Espera un momento... ¿Lo hicimos? O sea, ¿fuiste tú la que me llevaste? —preguntó asombrada, pues ella juró que se acordaría de cosas así y hasta dudó en si Lena decía la verdad, pero volvió Lena se irguió para asentir.

—Soy tu vecina y en ese momento no sabías que Alex estaba con Sam y se morían de ganas por estar juntas... Así que sí, te llevé y bueno... Pasó lo que pasó —exhaló y miró a una Kara más sorprendida.

—Luthor, pero... ¿Qué confianzas son esas? —bromeó haciendo que Lena le golpease con suavidad en el muslo, aunque ambas estaban un poco más aliviadas porque ya sabían que esto no era a malas, sino que realmente estaban hablando las cosas y menos cuando Lena dejó su mano encima de ella.

—La verdad es que ahora todas las piezas encajan las piezas —susurró sin mirar a Kara mientras acariciaba su muslo; esos movimientos como símbolo de perdón que la rubia conocía—. Al ver tu carta sentí que nuevamente estabas ahí dándome por saco como siempre habías hecho, pero conforme más leía... Todos me querían pegar por pensar eso —se echó a reír haciendo que Kara sonriera mirando al lago—. Realmente estuve ciega por no verlo y lo siento por ello —susurró observando el perfil de su vecina—. Lo siento por desconfiar de ti, por dudar de ti, pero, sobre todo, por haberte hecho daño y haber sido tan tóxica.

—La verdad es que sí que estabas cegata, pero yo también lo estuve porque también dudé de tus sentimientos... No sabía lo que querías porque me confundías un montón... Me dabas una de cal y otra de arena, pero seguí ahí porque había algo en mi interior que decía que tú estabas sintiendo lo mismo por mí y quería demostrarte que iba en serio y más cuando me enteré de lo de Clark. Y, aunque no fuera recíproco, por lo menos que te dieses cuenta del error que ibas a cometer... Y bueno, después de lo de anoche... Supongo que ya lo sabemos, así que... —Kara agachó la cabeza mirando a Aslan y Lena asintió e intentó no llorar.

—Cuando estaba yendo al apartamento en Kansas para recoger mis cosas —continuó Lena después de un largo silencio—, Diana me estuvo hablando sobre ti, que le contaste todo y lo que pasó en realidad entre vosotras dos. Además, ella te advirtió desde el principio... Fue justo después de aquella noche y entendí cómo sabías que Clark era un chico puritano, aunque bueno, ya no tanto. Por eso pensé al principio que habías jugado conmigo porque "ya lo habíamos hablado las cosas"—hizo las comillas al aire para mirar a la rubia— y supuse que sabías mis sentimientos y habías conseguido lo que querías, pero ya veo que no porque no te acuerdas y ya es cuando todo encaja.

—Joder, Len... —se irguió haciendo que Lena apartase la mano y ambas tragaron saliva—. Realmente te debería matar después de todo lo que he soportado. Ni siquiera debería estar hablando contigo; otra persona se habría ido sin dudar después de todo... Ni siquiera te estaría escuchando y yo sigo aquí.

—Lo sé, Ká, y realmente lo siento... —Lena comenzó a llorar mientras rebuscaba en su bolsillo—. Guardé esto porque supe que en algún momento sería yo la que debería pedirte perdón por tanto y no tú...

Kara cogió el trozo de papel que su vecina le había entregado. Era minúsculo, pero totalmente reconocible. Desdobló la nota; "lo siento". Era su trozo de papel que había guardado con cariño en su estuche. Había llegado a casa de su madre exclusivamente para cogerlo. Sabía que Kara, en su momento, se disculpó de verdad y Lena quería darle a entender que ella también iba en serio.

—Estoy enamorada de ti... —soltó al fin, pero Kara se quedó mirando el trozo de papel en silencio, pero no por dudar; ella ya sabía lo que había después de hablarlo y que Lena se lo confirmase, sino que también quería torturarla un poco—. Por favor, Kara... Di algo...

—Si quieres que te perdone solo tendrás que hacer una cosa —esta vez la miró y Lena respiró.

—Lo que sea —dijo sin dudar.

—Tendrás que quitarte los pantalones y camiseta; da igual el frío que haga, tendrás andar por ahí —señaló el lago.

Antes de que pudiera añadir algo más, Lena ya se estaba poniendo de pie después de asentir. Tomó una bocanada de aire e hizo el amago de saltar. Kara se echó a reír, pues supuso que no lo haría ni borracha y le diría finalmente que cambiara el reto porque ni siquiera se había desnudado. Pero Lena le cerró la boca cuando se zambulló con toda la ropa puesta.

—¡Lena! ¡Por el amor de Dios! ¡Era broma!

—¿Qué era broma? Es decir, que esto... —se abrazó a sí misma a punto de llorar, pero Kara rápidamente negó.

—No, no, cariño —la rubia no tardó en saltar en su búsqueda—. Qué no tenías que hacer nada porque te creo y confío en ti, solo me estaba metiendo contigo. Yo también lo estoy —nadó hasta abrazarla e indicó que Lena la abrazara como un koala para no pisar la tierra.

—¿Después de todo?

—Después de todo, Lena Kieran Luthor, sigo enamorada de ti —susurró abrazando a Lena con cariño y ya fue cuando su vecina comenzó a llorar sin poder controlarlo.

La rubia se separó un poco limpiando sus lágrimas con una sonrisa, aunque ella también lloraba. Lena, sin poder evitarlo, conectó sus labios con los suyos y Kara nuevamente la abrazó con fuerza; ahora sin temor a que se fuese de su lado.

—¡Guau! —ladró Aslan a los pies del puente haciendo que ambas se separasen.

—Lo siento, chico —se disculpó Kara andando y llevando a Lena consigo—, pero ella también quiere un poco de mi amor.

—Tranquilo, Aslan —interrumpió Lena viendo como el perro meneaba la cola de un lado a otro—. Cuando lleguemos a casa, seré yo quien te daré cariño.

—¡Oye! —protestó Kara con gracia—. ¡Me debes amor desde los trece años y él lo consigue en un minuto!

Lena se echó a reír haciendo que Kara la acompañara y Aslan ladrara con felicidad. Miró a la rubia con todo el amor del mundo y besó nuevamente sus labios. Ahora sí que nunca pararía de hacerlo y gritaría a voces que su vecina incontrolable siempre tuvo razón: Lena estaba muy enamorada de ella al igual que Kara lo estaba de la pelinegra.

Fin.









[Solo falta el epílogo]

Continue lendo

Você também vai gostar

468 74 10
Ava y Mel. Es necesario leer Littium y Littium:la alianza de Basilius.
108K 14.8K 19
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
155K 13.2K 34
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
8.9K 726 9
Mónica estaba enamorada de su mejor amiga quién una noche cuando salió de antro con su novio y riño con él, llamó a Mónica para que fuera por ella...